Heribert Barrera: «Si para que Cataluña vaya bien España tiene que ir mal, que vaya mal»

INDEPENDENCIA

Nacionalista de toda la vida, reconoce que la independencia es un objetivo «muy difícil de alcanzar» pero considera «inadmisible el dogma» según el cual «lo que tenga que hacer Cataluña dependa de lo que decidan los murcianos, extremeños, etc», tal como establece la Constitución. Y como la principal seña de identidad catalana es la lengua, se lanza en su defensa advirtiendo que «en una colectividad, la lengua minoritaria está condenada a desaparecer si no es que los hablantes forman una comunidad cerrada que evita todo intercambio». Sin embargo, más amenazante que la legislación española le parece la inmigración.

«Si continúan las corrientes migratorias actuales, Cataluña desaparecerá», asegura el octogenario dirigente político, que reconoce que «si supiera que los negros y magrebíes hablarían todos catalán, la inmigración me parecería menos problemática, pero tampoco pensaría que nos beneficiara en nada. No pretendo que un país deba tener una raza pura, pero hay una distribución genética en la población catalana que estadísticamente es diferente a la de la población subsahariana. Hay muchas características de la persona que vienen determinadas genéticamente y la inteligencia es una...»

Barrera se remite a su experiencia ya que, a su juicio, culturalmente, la inmigración de los años 60 no hizo ninguna aportación. «Que me expliquen qué ganamos con que se bailen tantas sevillanas. Ni que tengamos mezquitas». Además, añade que «ahora tenemos escasez de agua, si en vez de seis millones fuéramos tres como antes de la guerra, no tendríamos este problema». Niega que con una actitud abierta se pueda integrar a los inmigrantes, actitud que considera «una ilusión sin fundamento» y advierte que «creer que se puede fomentar la cultura catalana con la llegada de magrebíes que hablan castellano no tiene sentido. Es evidente que cualquiera que quiera españolizar Cataluña tiene interés en que migración venga aquí».

Barrera advierte que hoy en día todo se tacha de racista, y racismo sólo es considerar una raza superior a otra. «Cuando Haider dice que en Austria hay demasiados extranjeros no hace ninguna proclama racista. Quiere decir que quiere preservar la sociedad austríaca tal como a él le gusta». Sin embargo, considera a los negros menos inteligentes: «el coeficiente intelectual de los negros de EE.UU es inferior al de los blancos» y no le hace ascos a la esterilización de «un débil mental a causa de un factor genético».

Así las cosas, parece lógico que reconsidere su oposición a la pena de muerte, porque «no veo por qué los asesinos pueden matar a la gente a conciencia y ellos tienen que estar protegidos de este castigo extremo». De hecho, asegura que durante la Guerra Civil «no estuve en ningún combate directo, pero si se hubiera dado el caso habría hecho lo necesario. Era la guerra, ¿no? No tenía ningún perjuicio humanista absurdo».

Respecto al terrorismo, Barrera cree que «ETA hace la guerra, y en las guerras se matan civiles, ya se sabe, pero moralmente sus acciones tienen la misma justificación que los bombardeos ingleses sobre Montpelier».