Luisa F. Rudi: «El PSOE no ha podido hacerlo peor»
«Nuestros grandes bancos y empresas están pagando el pato de ser españoles»
Luisa Fernanda Rudi muestra las dependencias de la presidencia de Aragón como quien enseña ilusionada su nueva casa. Ciertamente, en cuatro meses ha redecorado el histórico Palacio Pignatelli. Con gusto y a la moda. Ha cambiado de ubicación el despacho para que le ... quepa una mesa de reunión, ha colgado cuadros de las catedrales de La Seo y El Pilar, también un mapa de la región... «Y todo —presume la anfitriona— sin gastar un euro»: justo como manda el último grito, de auxilio pero grito, en las administraciones.
Apretarse el cinturón es, en verdad, la tendencia que está arrasando y haciendo tabla rasa con los gobiernos autonómicos anteriores al 22 de mayo. También en el de las tierras mañas: menos consejerías, de doce a nueve; un 25% menos de altos cargos; un 40% menos de puestos de confianza; un 30% menos en protocolo; un 60% menos de empresas públicas... Ahora bien, a la vez que se dedica al corte y confección de presupuestos con poca tela, la primera presidenta de Aragón se propone exportar el tejido empresarial local a todo el mundo. Trabaja para hacer de su comunidad otro Silicon Valley, una suerte de capital de la tecnología. Asegura que tiene «potencial humano suficiente» en casa. Solo le falta tener a Rajoy en La Moncloa.
—Las encuestas dan al PP una victoria holgada el 20-N. ¿Lo ve tan claro?
—Las encuestas indican la tendencia y coinciden todas en dar una mayoría bastante alta y consolidada al PP; pero hasta las doce de la noche y con los votos recontados no se puede decir que se han ganado unas elecciones.
—¿Se ganarán porque el PSOE no lo ha podido hacer peor o porque la sociedad cree que el PP lo hará mejor?
—Sí es cierto que el PSOE no lo podía haber hecho peor. No encontramos un Gobierno de la democracia que haya deshecho tantas cosas. No solo en materia económica, sino también en lo social e institucional. Nunca se habían vivido enfrentamientos entre instituciones y en la sociedad como con Zapatero. Se ha forzado hasta el límite al Tribunal Constitucional, que se ha dejado jirones de prestigio estos años. Hay suficientes motivos para que el PSOE pierda, aunque también es verdad que el PP ha lanzado alternativas que los españoles han aceptado muy bien.
—¿Temen que el PSOE guarde algún as en la manga para la campaña?
—Lo intentará, pero no sé qué as le puede quedar; ha agotado muchas barajas. Indudablemente, el PSOE estaba esperando la declaración de ETA porque tenía elementos de juicio que le permitían saber que se iba a producir.
—¿Solo elementos de juicio?
—Cuando el Tribunal Supremo ilegalizó Bildu y le prohibió ir a las municipales, Zapatero dijo al PNV que no se preocupara, que lo iba a arreglar el Constitucional. Tampoco habría que obviar su definición de Otegi como hombre de paz o la excarcelación de Díez Usabiaga. Hay una serie de acontecimientos que, puestos en orden, te llevan a pensar que el PSOE tenía elementos de juicio suficientes para esperar el comunicado de ETA.
—¿El fin justifica los medios?
—Nunca. Menos aún cuando estamos hablando de terrorismo.
—¿Esta vez se fía de ETA?
—No, no, en absoluto. Yo no me fío. Me alegro de que diga que abandona la lucha armada, pero me preocupa que, a renglón seguido, reclame negociación y no se refiera a que inician la disolución y entrega de armas. La declaración es incompleta y sobra plantear negociación.
—¿Rajoy ha sido poco contundente en la valoración del comunicado?
—Rajoy tiene muy claro lo que ha sido la lucha antiterrorista y la defensa de la Constitución.
—¿Qué sensaciones le transmite el candidato a veinte días del 20-N?
—Está en un momento muy bueno, pero de gran responsabilidad y preocupación. La situación de España es muy complicada y el próximo Gobierno tendrá que corregir muchos desaguisados de Zapatero, con una crisis autonómica y un desprestigio en el exterior.
—Usted ha terminado con doce años de gobierno de Marcelino Iglesias y reordenado su partido.
—No ha sido fácil. El PP ha pasado por situaciones muy complicadas en Aragón. En 2001 ETA asesinó a quien era su presidente, Manuel Giménez Abad, con el trauma que eso supuso. Además, el mapa político es muy plural, con cinco fuerzas en el Parlamento regional. Hemos conseguido un acuerdo con el PAR que funciona razonablemente bien. Pero queda lo más importante: que Aragón salga de la crisis.
—La oposición le acusa de no haber hecho nada en estos cuatro primeros meses como presidenta.
—En mi investidura anuncié un plan de choque de diez medidas. Seis están cumplidas y otras cuatro, presupuestos y estabilidad presupuestaria, lo estarán en un mes. Como no puede criticar lo que esperaba, pues no ha habido recortes brutales y buscamos hablar con los sindicatos, a la oposición no le quedan más argumentos que decir que no se ha hecho nada.
—También le reprocha estar retrasando los presupuestos para que los recortes no resten votos a Rajoy...
—No, no. Para hacer unos presupuestos realistas necesitábamos el diagnóstico de 2011, y este ha venido por una auditoría que acabamos de recibir. Ahora tenemos una base y vamos a aprobar unos presupuestos sabiendo que habrá que modificarlos porque Zapatero no nos ha dicho cuál será nuestra participación en tributos del Estado, las previsiones de crecimiento macroeconómico o qué pasará con los salarios de los funcionarios.
—Entonces, ¿los presupuestos estarán aprobados antes del 20-N?
—Pues estamos en ello…
—¿Entregará cestas en Navidad?
—Nunca he hecho regalos, ni cuando fui alcaldesa o presidenta del Congreso. Gestos se han hecho muchos. Cuando llegamos, había 77 coches de alta gama para doce consejeros y vamos a enajenar buena parte. También había un cocinero y un ayudante al servicio exclusivo de Presidencia, lo que suponía 6.000 euros mensuales más otro tanto en productos alimenticios.
—Aragón tiene 731 municipios, la mitad de ellos de menos de 500 habitantes. ¿Eso no es un derroche?
—No veo posible la fusión entre municipios, pero sí haremos una reordenación de competencias. Hay servicios básicos —abastecimiento, saneamiento, basura— que se pueden agrupar entre municipios con economías de escala.
—La semana pasada anunció el recorte del 60% de las empresas públicas. ¿Afectará a Aragón Televisión?
—Continuará con menos presupuesto. No es comparable la televisión aragonesa con la andaluza o la valenciana. Tiene muchos servicios externalizados y por tanto su coste es bastante ajustado.
—El aeropuerto de Huesca recibió solo quince pasajeros en julio.
—Está hecho y hay que buscarle solución. Seguramente yo no habría invertido en eso, pero es verdad que las circunstancias eran otras y que se pensó como el aeropuerto de los Pirineos para el desarrollo de la nieve. Eso es lo que no ha terminado de cuajar. Estamos en contacto con empresas de formación de pilotos, pues hay que encontrar un modelo de explotación combinado, no solo de pasajeros regulares.
—La UE ha preferido el Corredor del Mediterráneo a la Travesía de los Pirineos, que pasaba por Aragón.
—Ha sido decisión del Gobierno de España, clarísimamente. He sido parlamentaria europea y algo aprendí. La Comisión Europea jamás toma una decisión así sin consensuarla con el Gobierno de la nación. La prueba son las manifestaciones de Blanco. No diré que nos ha estado engañando, pero sí mareando la perdiz.
—¿Es otro regalo a Cataluña?
—Sí tengo la sensación de que el Gobierno lo pactó con Montilla en 2009.
—¿Pretende racionalizar la ley de protección, uso y promoción de las lenguas de Aragón?
—Vamos a modificarla en la parte que normaliza las modalidades lingüísticas propias de Aragón, como el catalán o el aragonés. Si alguien quisiera usarlas en las Cortes, podría, y yo no me imagino allí con auriculares. Y obliga a los ayuntamientos a contestar en la lengua en la que se dirija el ciudadano. Lo que nos faltaba: que tuvieran que pagar servicio de traducción. Esta ley fue un empeño personal de Iglesias porque es catalanohablante.
—Aragón parece una región de perfil un tanto bajo. Sobresale poco.
—Quizá porque los aragoneses no hacemos mucho ruido. Y, con el Gobierno de Iglesias, nos hemos mirado al ombligo demasiado. Aragón debe salir más fuera de sus límites.
—Se ha comprometido a situar Aragón a la cabeza de España. ¿No es mucho prometer?
—No, porque Aragón tiene potencial cuando quiere. No somos los seis millones de Cataluña, pero se puede ser una sociedad avanzada en nuevas tecnologías sin mucha gente. Fíjate en Silicon Valley.
—¿Se propone convertir Aragón en un Silicon Valley español?
—Sí. En un entorno de 300 kilómetros de Zaragoza viven más de veinte millones de habitantes y se concentra el 80 por ciento del mercado de las nuevas tecnologías. Aspiro a poner las bases para que Aragón genere un premio Nobel, como tuvo a Ramón y Cajal. Esa es la prueba tangible de una sociedad líder.
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