Asesinados, «una fundada hipótesis»

Desde el 15 de septiembre planeó la desaparición de los niños; lo advirtió y quiso que estuvieran con él el fin de semana de los hechos. Hubo una mezcla de plan (acudió 11 veces a la finca, dejó pistas falsas, experimentó con sus propios sobrinos, preguntó a un policía amigo suyo por la seguridad del parque, eligió el escenario, cálculo de tiempos...) e improvisación.

Trató de desviar la investigación con pistas falsas. Preparó una hoguera en la finca, dejó una sábana junto al río; abrió otro frente al tirar basura en contenedores alejados; consiguió recetas de somníferos y ocultó una dirección de una agencia de viajes en la funda de su Iphone.

El juez refuta con los datos de cámaras, tráfico de llamadas, posicionamientos telefónicos, testigos, periciales y contradicciones en sus versiones la información de que perdió a sus hijos en el parque. Es falso. «No controló los tiempos para darle forma a la fase más compleja y arriesgada de su trama».

«No da espacio a la improvisación o desorden»; destaca su frialdad, capacidad de manipulación, inteligencia y venganza. «Es capaz —dice el juez— de llegar hasta donde haga falta para dar rienda suelta a sus deseos de castigo o venganza frente a quienes considera que le han hecho un grave daño».

Al inicio su familia tenía un alto recelo sobre la versión de Bretón, tal como figura en las declaraciones policiales, hasta llegar al Juzgado «donde todos acudieron con la consigna de que todo lo que perjudicaba al encartado no reflejaba la verdad y había sido un invento de la Policía o una tergiversación». Callan o les falta memoria concreta cuando no mienten abiertamente, tanto en el día previo como en la mañana y tarde de la desaparición de los niños.

El juez abunda en que el entorno familiar hace piña para protegerlo. Afirma que utilizó el coche de su hermana con o sin su consentimiento y todos niegan una llamada que le hizo su madre a las 18.08, justo antes de que él avise de que ha perdido a los hijos. Madre e hijo niegan la llamada de 137 segundos. «Tuvieron que decirse cosas muy graves que le hicieron decir a la madre en su primera declaración que pensaba que su hijo había hecho desaparecer a los niños».

La presencia de un tercero explicaría cómo Bretón ha podido borrar del mapa a sus hijos, pero no ha podido darse con alguien dispuesto a hacerle un favor tan grande. Según el juez podría haber contactado con un tercero que por amistad, o más bien por dinero, esperara en la parcela y realizara el trasvase a otro coche en el que se habría llevado a los niños a un lugar ignoto. La verdad, una incógnita.