Batasuna tiene previsto dar a conocer su nuevo partido entre el 12 y el 13 de febrero

Los batasunos van cumpliendo su calendario, ya que han esperado para presentar el futuro partido a que ETA hiciera público su anuncio de «alto el fuego permanente, general y verificable». Pero trabajan contrarreloj debido a que se les agotan los plazos para poder presentarse a los comicios municipales, un objetivo crucial para su supervivencia. Los medios consultados subrayan que Otegi y compañía aspiran, en su «plan A», a concurrir a los comicios con una formación legal propia. De ser así, no descartarían ir en coalición con EA y Alternatiba —escisión de Ezker Batua—, aunque también podrían ir solos. Por el contrario, en el supuesto de que la Justicia echara para atrás el nuevo partido, los batasunos, en principio, no irían en listas junto a esas dos formaciones, por temor a que las candidaturas conjuntas que llegaran a formar fueran también ilegalizadas. En ese caso, Batasuna optaría por constituir agrupaciones en cada pueblo, con la esperanza de colar el mayor número posible.

La «izquierda abertzale» ha trabajado a fondo en los últimos meses por la elaboración de unos estatutos «prístinos», como los tachó Otegi, para poder cumplir la Ley de Partidos. De su redacción se ha encargado un equipo encabezado por el abogado Íñigo Iruín, quien se habría inspirado en los del PSOE y PP, como coartada que hiciera imposible su rechazo de antemano, así como en la sentencia del Tribunal de Estrasburgo que avaló la ilegalización.

Las fuentes consultadas están convencidas de que la intención del Ministerio del Interior es mirar con «microscopio» todos los movimientos de la «izquierda abertzale» con la intención de que no se cuele en las instituciones, ya que ni ha condenado a ETA, ni la ha convencido para que abandone el terror, ni se ha desmarcado de ella. Interior cuenta con informes periódicos de las Fuerzas de Seguridad en los que se advierte de que una vez que la nueva Batasuna se colara en las instituciones, la banda volvería a atentar.

En el caso de que el Ministerio del Interior rechazara esos estatutos, los representantes de la nueva formación abertzale lo recurrirían ante la Justicia, que sería la que tendría la última palabra.