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Barbacoa de narcos tras disparar y arrojar viva a un pozo a una niña

El Pollino y su clan se enfrentan a prisión permanente por el triple crimen de Sevilla

El Pollino, con capucha, junto a otro de los siete acusados de este caso VÍDEO: AT
Cruz Morcillo

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«Cogieron a la menor aún con vida y la arrojaron a una fosa que habían preparado en el cuarto de baño, entre la bañera y el váter, donde hacía tiempo que mantenían abierto un agujero procedente de una antigua fosa séptica (...) Lucía llegó a respirar dentro de la fosa y falleció a consecuencia de la lesión encefálica provocada por el disparo de proyectil de arma de fuego y por la asfixia provocada al respirar el material que arrojaron para sepultarla». La crueldad que relata la Fiscalía la sufrió la pequeña Lucía Begines, que tenía seis años cuando el clan de los Cabo decidió vengarse del novio de su madre , un turco dedicado al negocio de la heroína, y de paso llevarse por delante la vida de todos ellos. Su madre Sandra Capitán, de 26 años, estaba embarazada de tres meses.

La Fiscalía pedirá prisión permanente revisable a los investigados por este triple crimen, ocurrido el 16 de septiembre de 2017 en Dos Hermanas (Sevilla). De los siete imputados, cinco están en prisión: Ricardo García Hernández, el Pollino; su padre Ricardo García Gutiérrez, el Cabo; la mujer del Pollino, Elisa Fernández; un monitor de artes marciales, David H., el Tapita, y su amigo José Antonio M. La madre del Pollino y Manuela M. O., que regentaba una sala de fiestas, están en libertad.

Aquel sábado de septiembre, El Pollino y su padre, miembros del clan de los Cabo, investigado en numerosas ocasiones por tráfico de drogas, esperaron a Yilmaz Giraz, de 54 años, en su casa de Sevilla. La excusa era que lo llevarían al cumpleaños de Ricardo en la vivienda de este en Cerro Blanco. Habían contactado con el monitor de artes marciales y su amigo unos días antes para que «redujeran a un hombre que les debía dinero», para darle un «sustillo», a cambio de 3.000 euros. Encañonado llevaron al «Turco» hasta la casa de Dos Hermanas, que sería su tumba y la de su recién creada familia.

Torturas y disparos

Lo golpearon y patearon por todo el cuerpo, en presencia de Elisa, la mujer del Pollino, pero no lograron su objetivo. El matrimonio decidió entonces ir a buscar a Sandra y a su hija Lucía a su piso de Sevilla; con una pistola en la cabeza, las obligaron a subir al coche. La madre de Sandra en la denuncia por desaparición que interpuso al día siguiente contó a la Policía que su hija se había dejado la comida a medio preparar.

Cuando las metieron en el número 168 de la calle Cerro Blanco, una vivienda «búnker» de narcos, se desató el infierno para ellas. Lucía tenía el brazo escayolado porque el día anterior se había caído del patinete. Las golpearon y torturaron . A la niña, Ricardo y Elisa le pusieron el revólver en la sien y le dispararon «pero sin causar la muerte inmediata». La autopsia reveló que respiró gases de cal viva en la fosa. Su madre y el Turco vivían aún. Sandra Capitán recibió cinco disparos en la cabeza. A ambos los arrojaron sobre el cuerpo de Lucía en el pozo.

El día de antes, el Pollino y su padre acudieron a una empresa de hormigón para saber el precio de un hormigonado con bomba para 20 metros cúbicos. El sábado, minutos después de rematar a las víctimas llamaron para contratarlo. A las cinco de la tarde los trabajadores de la cementera se presentaron con el camión en la puerta de la casa. Los Cabo estaban de barbacoa en la puerta, con la música muy alta, según contaron los empleados. La excusa era el cumpleaños del Pollino, según la Fiscalía. Los empleados no supieron hasta muchos días después que iban a rellenar con cemento la tumba de una familia.

El Pollino fue quien metió la manguera hacia dentro de la vivienda. Su padre les ofreció algo para beber «con mucha normalidad». Tras echar ocho metros cúbicos de cemento, les dijeron que se podían ir. Dos días después llamaron a unos albañiles para que taparan «un agujero que tenían en el baño». Al cabo de quince días, tras un chivatazo que costó comprobar, la Policía con ayuda de la UME tardó casi 40 horas en rescatar los tres cadáveres. Los Cabo pasaron el fin de semana anterior alojados en un hotel de Elche mientras sus víctimas se descomponían en el pozo de su casa.

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