Abascal abraza el auge de Musk frente a los temores de Bruselas

Durante las últimas semanas, las referencias a cuestiones europeas del hombre más rico del mundo han sido constantes y las alarmas ha ido creciendo en Europa, que lleva años intentando blindarse contra injerencias extranjeras pero que no pensaba que estas fueran a llegar sin pseudónimos y desde un país aliado como Estados Unidos.

En España, la voz oficial va en la misma dirección y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, entró de forma directa al choque acusando a Musk de liderar una «internacional reaccionaria y ultraderechista». «Ataca a las instituciones, azuza el odio y llama a apoyar a los herederos del nazismo en Alemania en las próximas elecciones», denunció Sánchez sobre el dueño, entre otros muchos imperios, de la red social X. Lo hizo durante la presentación de los actos de conmemoración del 50 aniversario de la muerte de Franco, donde también avisó de que las «mentiras y la desinformación son la principal arma de los enemigos de la democracia».

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El Partido Popular no ha sido tan directo y su portavoz nacional, Borja Sémper, abogó en una rueda de prensa por una defensa de la «libertad para informarse por cualquier vía» y por «favorecer los ámbitos de libertad». Sin embargo, insistido sobre el papel de Musk, defendió que «nadie» puede influir en las elecciones «libres y democráticas», independientemente de si es una empresa o un individuo.

En Vox sí que son claros, pero en dirección contraria a la del Palacio de la Moncloa. Tanto Santiago Abascal como varios de los dirigentes del partido han aplaudido abiertamente las ambiciones del empresario estadounidense y también el cambio de postura anunciado por Mark Zuckerberg, presidente de Meta. Solo un año después de pedir perdón ante el Senado de Estados Unidos por los daños causados por las redes sociales a los menores, el creador de Facebook dio un giro a su discurso para subirse al carro de Donald Trump en contra de la «censura» y anunciar la eliminación de los mecanismos de verificación.

Esta postura fue vista como una victoria desde Vox, que cree que sus postulados van abriéndose camino en todo el mundo. «Lo indignante es que hayamos vivido casi una década de censura woke en las redes sociales», denunció el propio Abascal. «Lo positivo es que no han podido acallar el grito de libertad de los pueblos. Lo esperanzador es que vamos a abrir de nuevo los debates que se han hurtado a los españoles», subrayó ahondando en el mensaje de su partido contra el «globalismo woke» y el «totalitarismo».

«Vemos muy nerviosos a los progres con las redes sociales que no controlan y donde no pueden imponer esa censura a lo que no les gusta», ahondó el portavoz nacional de Vox, José Antonio Fúster, haciendo alusión a algunos dirigentes europeos que han confrontado directamente con Elon Musk, como el primer ministro de Reino Unido, Keir Starmer, y el francés Emmanuel Macron. «Callaron como muertos ante la expulsión de Donald Trump de las redes sociales. Y ahora ponen el grito en el cielo porque gracias a Elon Musk la libertad de expresión se abre camino para todos por igual. Están perdiendo y lo saben. Su tiempo ha pasado», denunció Abascal tras las advertencias de Macron.

Desde el partido aseguran que no han tenido sin embargo ningún contacto con el magnate y su relación actual se centra en el propio Trump y todo su entorno. En un hecho de gran simbolismo, Abascal será mañana uno de los invitados a la toma de posesión del presidente de Estados Unidos en el Capitolio, rodeado de mandatarios internacionales afines a Trump.

Sin embargo, Musk sí que está manteniendo contacto con algunos partidos europeos cercanos a la órbita de Vox. Por ejemplo, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, se ha visto envuelta en la polémica por abrir negociaciones con la empresa de telecomunicaciones de Musk, Space X.

En cualquier caso, el estadounidense, que próximamente ocupará un cargo en la Administración de Trump, a quien ha apoyado de forma más clara ha sido a la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD), a cuya líder, Alice Weidel, entrevistó en su red social burlando la polémica.