Steve Bannon vs. Elon Musk: la guerra entre las dos almas del trumpismo

Así se ganan elecciones presidenciales en EE.UU.: con una coalición que absorbe prioridades diferentes. Los problemas surgen con la llegada al poder y cuando aparecen facciones dispares, con intereses enfrentados que ahora hay que defender. La guerra desatada por Steve Bannon contra Elon Musk –y animada ahora, a pocos días de la jura de Trump como presidente– es el mejor ejemplo de ello.

En la última salva de ataques, Bannon ha dicho que Musk, convertido en el ojo derecho de Trump, es un «tipo verdaderamente malvado», que solo piensa en «hacerse billonario» y que hará todo lo posible para expulsarle del círculo del próximo presidente de Estados Unidos.

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Bannon, agitador nacionalista y populista de extrema derecha, es el MAGA original. Musk, que votó y financió a candidatos demócratas hasta la última campaña electoral, es el MAGA de moda. El primero ha tenido idas y venidas con Trump, pero siempre ha buscado mantener su relevancia y tratar de que el éxito de Trump no se desmarcara de la línea de 'América primero' que cala en sus bases populares: proteccionismo económico, combate a las elites políticas empresariales y mediáticas, y aislacionismo internacional.

Bannon fue el ideólogo del ascenso al poder de Trump, su jefe de campaña en la elección histórica de 2016, su asesor sénior en la Casa Blanca. Como tantos otros, no sobrevivió a las turbulencias de la primera presidencia de Trump. Desde entonces, su ascendencia sobre Trump es muy limitada, pero ha conseguido mantenerse como una voz influyente en las bases más leales. Y ha hecho sacrificios: cuatro meses de cárcel por oponerse a cooperar con el Congreso en la investigación del asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.

La relación de Musk es mucho más corta e intensa, como un amor de verano. Se desató con el atentado a Trump de julio, tras el que el hombre más rico del mundo declaró el apoyo a su candidatura. Desde entonces, ha llenado a Trump de dinero –más de 250 millones de dólares donados a su campaña– y de ideas, como la creación de una agencia para recortar el gasto federal desbocado. Tras la victoria electoral, han sido inseparables. Y eso ha creado irritación en el sector MAGA original.

Esto se evidenció el mes pasado, cuando hubo ataques cruzados sobre los visados H1B, un permiso de trabajo muy utilizado en el sector tecnológico. Incluido por el propio Musk, nacido y criado en Sudáfrica, para emigrar a EE.UU. en su juventud. Para la línea dura antiinmigración que representa Bannon –ha llegado a defender una «moratoria del 100% de la inmigración»–, esos visados quitan empleos bien pagados a estadounidenses para dárselos a extranjeros a cambio de salarios más bajos. Es decir, una traición al 'América primero'.

Musk y los tecnólogos que él apadrina para que tengan protagonismo en el nuevo Gobierno de Trump los ven como una manera de atraer a EE.UU. talento, sin el cual el país no podría competir a nivel global. «Iré a la guerra sobre esto», advirtió Musk, que calificó a algunos opinadores de «racistas contumaces y llenos de odio».

Musk ha ganado esa batalla. Trump cerró la pelea diciendo que «siempre he estado a favor de esos visados» (aunque en 2016 se comprometió a eliminarlos). Pero queda mucha guerra. Otros elementos de la extrema derecha MAGA, que son o han sido cercanos a Trump, han criticado a Musk. Lo ha hecho de forma velada Charlie Kirk, un activista MAGA muy presente en la campaña y con impacto en el voto joven. Y de forma feroz Laura Loomer, una agitadora de conspiraciones con voz en las bases de Trump y a la que el presidente llegó a invitar a viajar en su avión en la campaña.

«Musk no es MAGA y nunca lo ha sido, es un jodido lastre en la transición de Trump», ha dicho en redes sociales. Loomer y otros opinadores extremistas vieron sus cuentas en X –la red social propiedad de Musk– suspendidas temporalmente y con pérdida de privilegios. Tanto ella como Bannon han criticado los lazos de Musk con China, donde el multimillonario tiene muchos intereses de negocio por Tesla, su fabricante de coches eléctricos.

En plena cuenta atrás para que Trump llegue a la Casa Blanca, Bannon está agitando el avispero MAGA al máximo contra Musk. En una entrevista en 'Il Corriere Della Sera', defendió esos esfuerzos para expulsar al hombre más rico del mundo del entorno del presidente y le atacó con acidez: «Debería volver a Sudáfrica», «¿por qué tenemos a sudafricanos, la gente más racista del mundo, comentando sobre lo que ocurre en EE.UU.?», «tiene la madurez de un niño». Poco después, en un evento de 'Politico', Bannon aseguró que su facción está ganado esa batalla y que en cuanto pueda «transformar a Musk en un nacionalista populista, habremos hecho progresos».

Bannon ha defendido en su podcast que Musk es un «converso» del trumpismo y que «los conversos deben sentarse atrás y estudiar durante años y años hasta entender la fe», «y no subirse al púlpito en la primera semana». No parece que estarse callado y quieto vaya a ser el camino que tome Musk. Y eso va a crear problemas.

«Esta es sola la primera de muchas erupciones y fracturas entre las bases MAGA y la llamada 'Derecha Tecnológica'», ha defendido Loomer, que negó que tipos como Musk sean «de derechas». No está clara qué ideología tiene Musk (algo que también se podría decir del propio Trump). Pero no hay duda de que, por el momento, tiene el favor del próximo presidente de Estados Unidos.