Casi 5.000 presos cumplen condena en prisión por violencia de género

El abogado de María pidió que se anulara ese permiso al considerar que se habían cometido irregularidades administrativas y judiciales y que no había tenido opción de recurrirlo. María pudo respirar, pero no sabe por cuánto tiempo.

Su expareja es uno de los 4.868 condenados por algún delito de violencia de género que cumple la pena en cárceles españolas, según datos de Instituciones Penitenciarias a fecha 30 de noviembre, la última estadística disponible. Esa cifra supone que quienes pagan por esta tipología delictiva se han convertido en el tercer mayor grupo, por detrás solo de los condenados por delitos contra el patrimonio y el orden socioeconómico, los robos (17.461 penados) y los que pagan por delitos contra la salud pública, el tráfico de drogas (7.472).

La cárcel es un reflejo de la sociedad. Ahí está el aumento de la violencia machista y también de las condenas que, sin embargo, siguen sin frenar la sangría de asesinatos. En esos datos están incluidos los penados que tienen medidas preventivas en todas las tipologías delictivas.

Además de constituir el tercer gran grupo de condenados (les siguen los delitos contra la libertad sexual, con 4.024 internos), la cifra no ha dejado de crecer. En los dos últimos años, según los mismos datos, han aumentado en más de 600 presos. La estadística no especifica si cumplen solo por ese delito o también por otros, que es lo habitual, pero sí refleja que han sido condenados por alguno de los que engloban la tipología de la violencia de género (delitos y faltas, según la tipología).

Los de violencia familiar aparecen en otro epígrafe distinto y los números están muy alejados: 160 hombres y seis mujeres. Los homicidas y asesinos son 3.329 (3.024 hombres y 305 mujeres).

Para individuos como el agresor de María existen programas terapéuticos desde hace años, tanto para aquellos que cumplen su pena en prisión (fueron los pioneros) como para quienes han sido condenados a medidas alternativas a la cárcel. El programa PRIA-MA está diseñado para estos últimos, maltratadores sin antecedentes a los que se ha impuesto una pena privativa de libertad de hasta dos años. Una de las condiciones impuestas por los jueces para que eviten su paso por prisión es, entre otras, la asistencia a estos programas, con terapia grupal e individual, de unos diez meses de duración.

El programa PRIA (Programa de Intervención para Agresores) está destinado a internos y es de carácter voluntario. Esta característica, la voluntariedad de los penados con privación de libertad, marca la diferencia.

«Los internos de los centros penitenciarios normalmente no solicitan de motu propio la participación en el tratamiento. Una vez que se les ofrece y explican las características y obligaciones que conlleva aceptarán o no participar y una vez iniciado podrán abandonarlo en el momento que deseen. En el caso de las penas y medidas alternativas, la participación y el mantenimiento en el programa es obligada formando parte de la propia condena», explica la filosofía del propio programa.

En 2021, unos 670 internos condenados por violencia de género pasaron por el programa PRIA en distintas cárceles durante los seis primeros meses del año, según datos publicados por ABC. Muy lejos del total de penados que no ha dejado de aumentar.