Feijóo gana tiempo hasta las generales

Feijóo es lo suficientemente veterano (acaba de cumplir 54 años), para no ser alistado en las filas de la insustancial política imberbe que tan de moda está, pero a la vez cuenta con la imagen de un político joven que ha evitado que su retrato de prócer del centro derecha sea arrumbado en el desván de Génova. Hubo un tiempo en que competía con otro Alberto (Ruiz-Gallardón) por ser el relevo de los jefes, primero Aznar y luego Rajoy. A ambos la ambición les sobraba. Sin embargo, el madrileño la exhibió en la villa y corte sin recato con las consecuencias conocidas mientras su tocayo optó por vestirse de noviembre para no infundir sospecha , como cantó Lorca, y volverse discretamente a su tierra, primero con Fraga, y luego como presidente de la Xunta.

Desde entonces ha cosechado éxitos mayores, el más destacable el recuelo del triunfo de Rajoy en 2011: de los 75 diputados del Parlamento gallego pintó de azul 41 en 2012, convirtiéndose en el único presidente autonómico que arrasaba en plena crisis y en una tierra cultivada en demagogias y mareas , como luego se vio. Sus enemigos dicen que solo el particular calendario gallego, que no vota como Comunidad histórica en las autonómicas, le evitó ser arrollado por la ola populista, que sí se llevó a María Dolores de Cospedal. Pero perdió mucho: las Alcaldías de La Coruña, Santiago y Ferrol y las Diputaciones de La Coruña y Pontevedra. El domingo volvió a ganar tiempo.