La «estabilidad» de Díaz: gobierno en minoría o alianzas que condicionen a Sánchez

La opción del gobierno en minoría, que se configura como la más probable, permitiría a la socialista seguir adelante con cierta tranquilidad hasta que llegue el momento de confeccionar los presupuestos de 2016, en torno al mes de octubre. El resto de fuerzas podrán rechazarlos sin problemas en función de sus programas y de sus prioridades, pero si se dedican sistemáticamente a frenar las leyes de Susana Díaz con el objetivo de tumbar su Ejecutivo podrían pagar un alto coste político. Las «pinzas» siempre pasan factura.

A favor:

Diálogo y flexibilidad. Lejos de mayorías absolutas, el PSOE deberá tener en cuenta a las otras fuerzas

En contra:

Inestabilidad. El Ejecutivo tendrá que pagar contraprestaciones políticas a cambio de obtener apoyos.

Susana Díaz se ha cuidado mucho de no atacar en campaña a Ciudadanos, señal de que siempre ha valorado esta alianza, que ahora además suma mayoría absoluta. C’s y PSOE ya gobiernan juntos en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), de donde es concejal el propio candidato de la formación naranja, Juan Marín, que ha calificado la experiencia de «positiva» y, en cierto modo, extrapolable a toda Andalucía. Pero no es tan fácil. Pactar, al menos públicamente, con el PSOE acabaría con buena parte de las opciones de Ciudadanos en las elecciones municipales y generales . Otra cosa sería alcanzar acuerdos después. Además, uno y otro partido difieren en políticas clave y fundamentalmente en una de ellas: Sanidad universal sí o no.

Albert Rivera adelantó en campaña que C’s no estará en ningún gobierno que no presida y que, para empezar a hablar hoy, exigiría primero la salida de Chaves del Congreso y de Griñán del Senado.

A favor:

Mano dura con la corrupción. C’s exige la salida de Chaves y Griñán de las Cortes para empezar a hablar

En contra:

Las grandes expectativas de C’s están puestas en las generales, por lo que cualquier pacto con ellos será precario

Ni con el PP ni con Podemos. Es la frontera que ha trazado la candidata socialista en relación a posibles pactos, deseosa -en el caso de la formación de Pablo Iglesias- de que se desinfle y pierda fuerza cuanto antes. Díaz ha marcado distancias con el partido morado recordando que su gobierno «cumple la ley, paga las deudas» y quiere a España en el euro.

Por contra, Teresa Rodríguez ha evitado la imagen de atrincheramiento. «Vamos a llegar a acuerdos, porque es nuestra obligación» es una de sus frases de campaña, aunque también aquella en la que fijó como linea roja que solo pactará con el PSOE si da un giro «de 180 grados». No ha dado detalles, pero entre sus máximas está que no se pueda desahuciar o cortar la luz a ciudadanos sin recursos.

Si no lo hace el PP, es casi seguro que Podemos se abstenga para posibilitar la investidura de Susana Díaz con el único fin de «impedir gobernar a la derecha».

A favor:

Sumarían 62 escaños. Al frente de las respectivas fuerzas estarían, por primera vez, dos mujeres

En contra:

Radicalización del gobierno y adquisición de compromisos imposibles de llevar a la práctica.

No habrá versión andaluza de un «gobierno de concentración». Pero lo que sí se está imponiendo es la creencia de que el PP se abstendrá en la segunda vuelta para hacer posible la investidura de Susana Díaz, de modo que ni Podemos ni ciudadanos ni IU tengan la llave de la gobernabilidad. El ganador sería el bipartidismo.

Mariano Rajoy dejó entrever estas intenciones la pasada semana al expresarse abiertamente partidario de que gobierne la lista más votada. Esta estrategia tendría una segunda parte no escrita , que consistiría en que el PSOE echara a su vez una mano en la investidura del candidato del PP, -a priori, el propio Rajoy-, en el caso de que cosechara un triunfo insuficiente en las generales. Es un intercambio de favores arriesgado y temido por Ferraz. La operación beneficiaría de nuevo al bipartidismo que representan PP y PSOE y rebajaría las expectativas del enemigo común: Podemos.

A favor:

Refuerzo de la opción del bipartidismo clásico por encima de propuestas oportunistas

En contra:

La pérdida de crédito de PP y PSOE entre sus respectivos votantes. El refuerzo de la idea de que los dos son lo mismo

Sólo la aritmética más ramplona avala la posibilidad de un frente de izquierdas en el Ejecutivo andaluz en el que confluyeran PSOE, Podemos e IU, entre otras cosas en vista de que la coalición de Antonio Maíllo sería totalmente innecesaria en este encaje.

La propia Susana Díaz reniega de la formación de Pablo Iglesias, de la que ha dicho que «lo que representa no es lo que queremos en esta tierra». Pero no hay que olvidar que dentro de su partido hay voces cualificadas -incluidas las de algunos de los llamados «barones»- que ven en el acercamiento a las posiciones de Podemos casi el único salvavidas del PSOE, que se sigue desangrando por la izquierda en favor del partido morado.

La candidata socialista en Andalucía ha reclamado, en todo caso, autonomía para decidir con quién acuerda y con quién no y ha proclamado que se siente al margen de cualquier estrategia que pretenda marcar desde Ferraz Pedro Sánchez.

A favor:

La acumulación de fuerza convertiría a la oposición en marginal. El contrapeso sería muy débil

En contra:

Colmaría las aspiraciones de quienes quieren ver Andalucía gobernada por un frente de izquierdas