Don Juan Carlos: una nueva vida sin el peso de la Jefatura del Estado

Entre otras cosas, ya no tiene la obligación de estar localizable las 24 horas de los 365 días del año por si el presidente del Gobierno, alguno de los ministros o un mandatario internacional le requieren de forma inmediata. Tampoco tiene que recibir a diario al jefe de su Casa para que despache con él los infinitos asuntos que llegan a La Zarzuela. A Don Juan Carlos le basta ahora con una Secretaría compartida con Doña Sofía para que le preste apoyo en la actividad institucional, mucho más reducida que la que había venido desarrollando en los últimos 39 años.

Estos dos últimos meses, desde que anunció su deseo de abdicar, han sido los más atípicos de las cuatro últimas décadas de su vida . La única disciplina que Don Juan Carlos ha seguido de sus tiempos de Rey reinante es la rutina del mantenimiento físico, algo que ya ha asumido que tendrá que hacer el resto de su vida para encontrarse en las mejores condiciones posibles. Además, ello le ayuda a no aumentar de peso, uno de los principales riesgos que afronta al pasar de una vida ocupada a otra mucho más tranquila, pero cargada de invitaciones sociales que ahora sí tiene tiempo de atender. Aumentar de peso es especialmente contraproducente para sus articulaciones, que han sufrido mucho después de tantas intervenciones quirúrgicas a las que ha tenido que someterse en los últimos años.

Nunca, hasta ahora, Don Juan Carlos había permanecido tanto tiempo alejado de la esfera pública. En realidad, su desaparición ha sido intencionada, pues tanto él como Doña Sofía han querido dejar todo el protagonismo a los nuevos Reyes. Su viaje a Colombia, donde representará a España en la toma de posesión del reelegido presidente —en este tipo de viajes toma el relevo de su hijo Don Felipe—, será el primer acto oficial al que asista desde el pasado 19 de junio, cuando impuso el fajín de capitán general de los Ejércitos a su hijo en una ceremonia celebrada en el Palacio de la Zarzuela y, horas después, se acercó al Palacio Real para saludar desde el balcón a la multitud que aguardaba en la plaza de Oriente. Aquella fue la primera y, hasta ahora, única foto de la nueva Familia Real al completo.

Desde entonces, Don Juan Carlos lleva una vida similar a la de muchos hombres que se retiran de golpe de la actividad laboral pero que mantienen una intensa vida social. Ahora sí tiene tiempo de atender las numerosas invitaciones a las que en su vida anterior tuvo que renunciar.

Con cierta frecuencia, el Rey retirado sale a almorzar y a cenar, ya sea en casas de amigos o en distintos restaurantes de la capital, pero también puede aceptar invitaciones a pasar unos días fuera de Madrid e incluso de España. Y, sobre todo, recibe a amigos y antiguos colaboradores, que le visitan con bastante frecuencia y a los que le unen estrechos lazos. Poco a poco, Don Juan Carlos va aprendiendo a vivir sin el peso de la responsabilidad de la Jefatura del Estado.