El PP vasco exige «legitimidad total» ante las críticas «injustas»
Las críticas enturbian el congreso de Quiroga que exhibe el apoyo de Rajoy a su discurso
i. reyero
Golpetazo en la mesa del PP vasco para defender su «legitimidad total» de discurso frente a quienes dudan de su compromiso y contundencia ante el final de ETA . «Se acabó. No vamos a tolerar más insultos. Aceptamos la crítica y la discrepancia política, pero ... es una barbaridad y una enorme injusticia el que nos acusen de transigir con quienes defendieron y alentaron nuestro asesinato. Se ha demostrado que la apuesta por contemporizar de Basagoiti no ha servido de nada. Seremos implacables con quienes nos quieren mal».
Esta frase de un alto dirigente del PP vasco resume la consternación en el seno del partido que se dice «incomprendido» y maltratado por algunos de sus ex compañeros. Como por su otrora líder María San Gil, quien acusó el martes a la actual dirección vasca de Arantza Quiroga de «consentir» la «pesadilla» del «entramado etarra» en el País Vasco . Fue el último comentario en su ya conocida oposición a la política antiterrorista de Rajoy.
Pero los populares vascos están decididos a cortar por lo sano con aquellos que -aseguran- buscan dividir la hasta ahora gran familia del centro-derecha, acusando al PP de «traición» en el ocaso de ETA. Y lo harán, insisten las voces consultadas, con el apoyo expreso de Génova y del Gobierno de Rajoy, renovado este en la reunión del pasado 15 con Quiroga en La Moncloa. La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría estará hoy en Bilbao para arropar a sus compañeros y sembrar unidad de discursos.
De ahí que tanto la presidenta Quiroga, como su portavoz, Borja Sémper, se sintieran ayer con fuerzas para combatir a quienes les responsabilizan de complicidad por omisión con Bildu. Críticas que la dirección vasca siempre ha situado en Madrid.
«Estamos donde siempre»
En los Desayunos de TVE, Quiroga contraatacó a esas voces críticas haciendo uso de una máxima del presidente Rajoy: «El PP está donde siempre ha estado». También quitó hierro a la renuncia de Jaime Mayor Oreja , «padre político» de la actual generación de dirigentes vascos, a liderar las listas europeas: «A ver si en política empezamos a ver con más naturalidad que hay personas que están en un momento» determinado y «luego salen», o que «están en primera línea y luego pasan a una segunda».
Tras expresar su respeto a la figura clave de Mayor en la historia reciente del PP, insistió en defender la autoridad de su actual directiva para guiar al partido hoy. «El que una persona salga no quiere decir que al PP se le caigan los principios», remachó. Más cuando quienes recogen el testigo de Mayor compartieron con él los «años del plomo» de ETA, recuerdan en su entorno.
Contra el derrotismo
Quiroga añadió que su dirección está preparada para responder «mejor» a los tiempos actuales, con una banda que ya no dispara aunque no haya entregado las armas. «La situación no es la misma en 2001 que en 2014», concluyó en un último esfuerzo por hacer entender que si bien la exigencia al mundo de ETA no cambia, los demócratas deben proclamar su «victoria» sobre la banda, sin derrotismos.
Lo cierto es que la vieja herida abierta tras la traumática salida de San Gil en los previos del Congreso de Valencia (2008) no ha dejado de supurar. Los primeros casos de gangrena se han dado en sectores de alcance limitado pero enorme peso simbólico, como el grupo de víctimas vascas de Covite próximo a Consuelo Ordóñez, que pide el voto para UPyD y el jueves protagonizó un doloro choque dialéctico sobre la tumba de su hermano Gregorio en el cementerio de Polloe. Un «espectáculo» que ha motivado la baja de un centenar de socios de Covite que no soportan la pelea política con el PP.
También «contagió» al político alavés Santiago Abascal, quien, tras años de amagos, acaba de dar el salto final para fundar «Vox» de la mano de otro «símbolo», José Antonio Ortega Lara.
En este escenario enrarecido, Quiroga se someterá a la confianza de sus bases en un congreso extraordinario y abierto los próximos 7, 8 y 9 de marzo, al que acudirá el presidente Rajoy.
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