accidente de tren
Ana Pastor : «Quiero que se sepa toda la verdad»
La ministra sigue en Madrid para preparar su comparecencia del viernes
curri valenzuela
Se ha quedado de momento sin vacaciones, pero la ministra de Fomento, Ana Pastor , no quiere ni una broma sobre el hecho de permanecer en Madrid una semana más, mientras el resto del Gobierno disfruta ya de ese privilegio. Lo que le preocupa ahora, ... cuando en la cabeza siguen rondándole las imágenes del terrible accidente del Alvia, son el respeto a las víctimas, la prudencia que pide a los comentaristas para no especular sobre lo que aún no se conoce y sobre todo, repite una y otra vez, «conseguir que se sepa toda la verdad».
Para lograrlo Ana Pastor permanecerá toda esta semana en la capital preparando con la plana mayor de su ministerio, Renfe y Adif la comparecencia ante el Congreso del próximo viernes, a petición propia, donde espera aportar suficientes datos para despejar de una vez las grandes dudas que medios de comunicación, ciudadanos y sobre todo víctimas -su gran obsesión- se están haciendo.
Cuando el Alvia descarriló a última hora de la tarde del miércoles 24 de julio en la curva de A Grandeira , la ministra estaba precisamente reunida en su despacho con su secretario de Estado y los presidentes de Adif y Renfe haciendo balance de fin de curso de estas dos empresas, una reunión que quedó suspendida precipitadamente por una llamada del centro de control ferroviario de Renfe al presidente de esta compañía, informando de la alerta recibida por una comunicación del maquinista del tren a ese centro. Todos ellos salieron disparados hacia un Falcon que les transportó en menos de una hora a Santiago. Si algo ha tenido claro esa ministra desde que tomó posesión de un cargo en el que tiene competencias sobre el tráfico aéreo y el ferroviario, es que en el caso de que se produjera un accidente grave ella tendría que intervenir con rapidez, hacerse cargo del timón, permanecer al pie del cañón y no abandonar el lugar hasta dejar todas las cosas resueltas. En otras palabras, aceptar la responsabilidad sin preocuparse de salir o no en la foto.
Una pesadilla
La peor de sus pesadillas esperaba a Ana Pastor en las vías de A Grandería aquella noche: los cadáveres cubiertos con mantas en el suelo, los bomberos rescatando a muertos y heridos, el sonido de docenas de sirenas de ambulancias… A la ministra aún se le quiebra la voz cuando recuerda esa escena y las llamadas de angustia que recibía en el móvil de conocidos –esa es su tierra–preguntando por un hijo, una prima, una hermana que viajaban en el tren, entre las que ella intercaló una llamada a Mariano Rajoy –presidente y además amigo– para contarle lo que ocurría a pie de vía.
Después de hacerse cargo junto al presidente gallego Alberto Nuñez Feijóo de la dirección de todas las operaciones, la ministra pasó las siguientes tres noches sin dormir, algo de lo que ella no quiere hablar por mucho que se le note aún en la cara demacrada y los kilos de menos con los que reapareció en Madrid el pasado jueves para asistir al pleno del Congreso . A falta de que ella misma facilite el próximo viernes una información técnica completa, lo que ha quedado claro es que ninguna de las polémicas surgidas sobre las medidas de seguridad, el papel del maquinista y otros aspectos de la catástrofe ha incluido una sola crítica a la máxima responsable en última instancia de Renfe, lo que ya dice bastante de la gestión de esta crisis que ha llevado a cabo Ana Pastor.
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