El ministro alemán que se enamoró de Mallorca

Westerwelle volvió a demostrar ayer su gran cariño hacia este rincón de España al afirmar que «Mallorca es una de las islas más bonitas del mundo». El ministro respondía, de este modo, a una cuestión planteada por un periodista isleño, que le preguntó su opinión acerca de unos recientes reportajes publicados en la prensa alemana que ofrecían una imagen no muy favorable de la isla como actual destino turístico.

El titular de Exteriores dijo que nunca opina sobre los artículos que pueda publicar cualquier medio de comunicación, entre otras razones, ironizó, porque de ser así «tendría mucho trabajo», más allá del que en la actualidad ya desempeña. En el mismo tono amable, pidió disculpas al presidente del Gobierno balear, José Ramón Bauzá, por mostrar ayer su admiración únicamente por Mallorca y no por el resto de islas del Archipiélago.

La pasión personal de Westerwelle por Mallorca se demuestra no sólo en declaraciones públicas como las de ayer, sino también en el hecho de que hace dos años compró, junto con su pareja, un chalet en Son Vida, que es una de las barriadas más hermosas y tranquilas de la capital balear.

En dicha finca, Westerwelle ofreció el pasado viernes una cena a sus homólogos europeos que este fin de semana han participado en una cumbre europea para debatir sobre el futuro de Europa . En el transcurso de la cena, el ministro recibió una llamada inesperada. Era del secretario de Estado norteamericano, John Kerry , para confirmarle que en breve volverán a empezar los contactos de paz en Oriente Medio . Las buenas noticias también las recibe Westerwelle en Mallorca.