El hundimiento de Guido

El ministro de Asuntos Exteriores anunciaba el domingo su próxima renuncia a la presidencia del partido de los Demócratas Libres; pero según adelanta la radio, hoy lunes ha manifestado en Berlín ante la cúpula de los liberales que está dispuesto a abandonar también el propio puesto de vicecanciller en el gobierno si su sucesor al frente del partido fuese un miembro del propio gabinete.

Pero abundando en la herida, el ex ministro de Interior de su partido Gerhart Baum ha manifestado que "un nuevo comienzo para el FDP es impensable con Westerwelle" en sus puestos, sugiriendo que tendría que abandonar también la jefatura de la diplomacia alemana. Según Baum, es difícil de tragar que Westerwelle tenga que abandonar la presidencia porque su partido no lo quiere, pero vaya a seguir representando fuera a su país como ministro".

Numerosos analistas se han manifestado perplejos ante el desmarque unilateral de Alemania ante la crisis Libia, y han calificado como "grave error gratuito" las declaraciones de Westerwelle ante la ONU para excusar la ausencia de su país en la coalición aliada. Según Baum, el político que renovó al FDP "no ha convencido con su trabajo como ministro y carece de todo privilegio" para seguir al frente.

El favorito a sucederlo, según los principales analistas, parece el actual ministro de Sanidad . Del joven y ambicioso Philipp Rösler , un adoptado de la guera de Vietnam, que hoy cuenta 38 años, se especula que pudiese suceder a Reiner Brüderle en la cartera de Economía, de asumir las riendas del partido y asimismo la vicecancillería junto a Merkel. El nuevo ministro de Sanidad podría ser el actual secretario de Estado, Daniel Bahr (FDP).

Desde el retorno del FDP al gobierno, tras 12 años en la oposición, los comentaristas han cuestionado la capacidad política y técnica de los ministros del partido bisagra por excelencia. Pero en los últimos meses los liberales han ido perdiendo popularidad con serias derrotas en elecciones regionales de Sajonia-Anhalt, Renania-Palatinado y Baden-Württemberg .

Westerwelle ha sucumbido, tras año y medio en el gobierno, a la presión de las bases y ha decidido no presentarse a la reelección a la presidencia. El secretario general del partido, Christian Lindner, ha dicho que la ejecutiva del partido abordará el martes el debate interno sobre la sucesión de su presidente.

Bajo el mando de este inusual político de 49 años, el FDP alcanzó el récord de casi un 15% en las elecciones generales de 2009 , siendo reclamado como socio menor de la coalición por la Unión Democristiana (CDU), de Angela Merkel, quien hizo campaña confiando en ellos como sus socios naturales.

La canciller podría verse ahora obligada a aceptar cambios en su gabinete, que hoy mismo ha vuelto a descartar, aunque Merkel es vista en los últimos meses desdiciéndose con contumacia de sus proclamas y afirmaciones anteriores. Los nuevos cargos en el FDP no serán elegidos hasta el congreso de mediados de mayo.

Los cambios previstos pueden afectar al propio ministro de Economía , Rainer Brüderle, quien se ha puesto en ángulo de tiro tras manifestar en privado ante un grupo de empresarios que, la decisión inopinada de suspender la prórroga sobre las centrales nucleares alemanas, obedecía méramente a motivos electorales. Algunos han visto en el planchazo, del que ha querido desdecirse, nuevas razones para la desconfianza en el FDP y la consiguiente derrota regional.