Madrid, espacio de libertad
Esperanza Aguirre -que ha recibido la Medalla de Oro de la Comunidad- analiza la profunda transformación madrileña
esperanza aguirre
Cuando, hace ya diez años, me presenté como candidata a la presidencia de la Comunidad de Madrid encabezando la lista del Partido Popular, llevábamos en nuestro programa, como uno de sus ejes esenciales, el objetivo de ampliar todo lo posible el marco para el ejercicio ... de las libertades de todos los madrileños.
El margen de las libertades es un objetivo que hacen suyo todos los partidos
Ampliar el margen de las libertades de los ciudadanos es un objetivo que hacen suyo, al menos de palabra, todos los políticos y todos los partidos políticos. Otra cosa es que, a la hora de la verdad, los políticos y los partidos políticos sean capaces de resistir las tentaciones de legislar y regular de manera exhaustiva sobre todas las actividades humanas y de intervenir constantemente en la vida de los ciudadanos.
Porque la Historia nos enseña que, con mucha frecuencia, esas tentaciones son irresistibles para los políticos, que, con las mejores intenciones, eso sí, no cejan en sus intentos de regularlo todo y de planificarlo casi todo.
Esas ansias intervencionistas son especialmente evidentes en los partidos de raigambre socialista, que, en algunos casos, quieren legislar y regular hasta la manera de pensar de los ciudadanos. Un ejemplo muy claro de estas ansias lo tuvimos con los gobiernos de Zapatero y su educación para la ciudadanía.
Pero no son sólo los socialistas los que creen que basta con dictar normas o aprobar leyes para solucionar problemas y aumentar la prosperidad de los ciudadanos. Esa fe en el Estado está muy extendida, a pesar de las enseñanzas que nos transmite la experiencia y que nos demuestran que nunca el Estado hace mejor algo que pueden hacer los ciudadanos por sí solos.
Por eso, al ganar las elecciones en 2003, nuestro objetivo de aumentar los márgenes de libertad de los ciudadanos no era un objetivo fácil. Porque, además, hay muchos de estos ciudadanos que tienen miedo a la libertad y que prefieren que se lo den todo hecho, aunque lo que les den sea poco e insatisfactorio.
Tampoco era un objetivo fácil porque el marco legislativo y normativo nacional es un marco muy estrecho y el margen de maniobra de una Comunidad Autónoma como Madrid es bastante limitado. Y es un marco muy estrecho porque en España han gobernado los socialistas dos tercios del tiempo desde que tenemos democracia y su huella intervencionista nos la encontramos en casi todas las leyes y en sus desarrollos normativos.
Aunque los gobiernos del Partido Popular han logrado limitar algo esos afanes de controlarlo todo, la forma de regular la sanidad, la educación, las pensiones, los subsidios de desempleo, etc, etc sigue teniendo la impronta socialista. Lo que significa que se confía más en los burócratas y en los funcionarios que en los propios ciudadanos, que son los auténticos protagonistas de todos esos servicios y prestaciones.
Pues bien, a pesar de las dificultades que nos oponía el marco legal y a pesar de las resistencias que oponen los que aún tienen miedo a la libertad, desde los gobiernos del Partido Popular en Madrid hemos dado bastantes pasos en la buena dirección, que no es otra que la de devolver el protagonismo a los ciudadanos y limitárselo al Estado.
Para dar más libertad a los ciudadanos hemos logrado que la elección de médico, enfermera y hospital sea libre. Ya no te adjudican un médico por razones burocráticas, sino que cada madrileño puede elegir al que quiera.
De la misma forma hemos procurado, dentro de la Ley, que los padres puedan elegir el colegio que quieren para sus hijos, además de permitir que la oferta educativa se haya hecho más plural y variada. Queremos que cada alumno pueda cultivar sus aptitudes y no que tenga que amoldarse a una educación uniformadora, que, por cierto, es la que le gusta a la izquierda.
Para dar más libertad a los ciudadanos hemos liberalizado los horarios comerciales. Así cada comerciante puede amoldarse mejor a las necesidades de sus clientes y éstos están mejor atendidos.
Hemos conseguido, también, reducir al mínimo toda la burocracia que se exige para abrir un negocio. Ahora basta con una declaración responsable, el informe de un técnico y el pago de las tasas municipales.
Estos son algunos buenos ejemplos de lo que hemos avanzado en Madrid en materia de libertad: de la libertad de los ciudadanos para elegir servicios tan esenciales como la educación y la sanidad, y de libertad de los empresarios para gestionar como quieran sus negocios.
Pero donde nuestro afán por dar más protagonismo a los ciudadanos se ha demostrado más claramente es en nuestra política de bajar todos los impuestos siempre que se pudiera. Hoy Madrid tiene 5 puntos menos de presión fiscal que otras comunidades como Cataluña. En Madrid fuimos los primeros en suprimir impuestos como el de Patrimonio, el de Sucesiones o el de Donaciones. Redujimos un punto el tramo autonómico del IRPF.
Y el resultado, para que se enteren los que todavía creen que al subir los impuestos van a subir los ingresos, fue que, al bajar los impuestos, la recaudación creció, y eso nos ha permitido acometer una serie de iniciativas en materia de Sanidad (12 nuevos Hospitales Públicos y una lista de espera quirúrgica de menos de 30 días), Educación (ya hay 420 Colegios y 81 Institutos Bilingües Públicos) o Transportes (200 kilómetros nuevos de Metro) que han mejorado sustancialmente los servicios que la Comunidad presta a sus ciudadanos.
Pero, sobre todo, bajar los impuestos ha permitido que más dinero del que ganan con su trabajo los ciudadanos esté en su bolsillo en vez de en las arcas de las administraciones.
Por todo esto, a pesar de la crisis y a pesar de que la crisis también golpea a Madrid, podemos comprobar cómo las cifras y los indicadores económicos señalan que Madrid es la Comunidad que mejor resiste. Y ahí está el significativo dato de que la cifra del paro en Madrid es verdad que es terrible, el 20%, pero es 7 puntos menos que el paro de la media española, que está en el 27%.
Y es que, si estamos convencidos de que las políticas liberales son las más eficaces para impulsar el desarrollo y la prosperidad, no es por cabezonería o por dogmatismo, sino porque la práctica nos enseña cada día que el mejor motor del progreso es la libertad. Y que, cuanto más abierta y libre sea una sociedad en todos los sentidos, mejor preparada estará para afrontar todas las dificultades y para ofrecer mejores oportunidades para todos sus ciudadanos. Y Madrid, con sus problemas y sus dificultades, al hacerse cada vez más libre y más abierta en estos últimos años es un buen ejemplo de lo que afirmo.
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