Un tercio de los contratos destruidos en España son fijos discontinuos, un 115% más que hace un año

En este punto, no sólo los primeros análisis de algunos institutos de estudios económicos que han ahondado en el efecto de la nueva regulación como el realizado recientemente por Fedea que advierte de algunos efectos contraproducentes comienzan a cuestionar el éxito inequívoco de la reforma, sino que el propio desempeño de la contratación asociada a esos fijos discontinuos que han acunado a los antiguos temporales ya dan cuenta de un agotamiento precoz.

Hasta el pasado octubre -últimas cifras disponibles de ceses contractuales registrados en Seguridad Social- en España se habían producido un total de 731.330 destrucciones de contratos involuntarias, es decir, despidos. De todos ellos, 221.316 trabajadores contaban con un contrato fijo discontinuo (30,2%).

La cifra de por sí podría parecer normal a tenor del estallido de firmas de contratos fijos discontinuos tras la reforma laboral, llegando a copar un tercio de todos los indefinidos que se dan de alta en el mes -que ya son el 40% de los cerca de un millón de contratos firmados cada mes-. Lo que da cuenta de la rotación y la mortalidad de este tipo de contrato a pesa de su carácter de indefinido.

De hecho, los 221.316 trabajadores con esta modalidad de contrato que han pasado a la inactividad son ya más del doble (115% más) que hace un año y son ocho veces más que los que teniendo este tipo de relación laboral fueron objeto de una resolución en el periodo justamente previo a la reforma laboral, en 2021.

Y la prueba definitiva de la falta de resiliencia y estabilidad de estos contratos que según las últimas cifras Seguridad Social disponibles de contratos en vigor -mes de noviembre- ocupan a 915.863 trabajadores está en cómo con el paso de los meses va engordando la singular bolsa de demandantes de empleo con relación laboral de la que da cuenta el SEPE cada mes como única pista de cuántos empleados fijos discontinuos se encuentran en situación de inactivación.

A cierre del mes de noviembre, última cifra de la serie, el volumen de demandantes de empleo con relación laboral se situaba en los 700.501, lo que supone un incremento sustancial del 21% respecto al pasado año, el primero de reforma laboral. Cabe recordar que en esta bolsa de demandantes de empleo con relación laboral están también los trabajadores afectados por ERTE, por lo que para observar el primer periodo comparable previo a la reforma laboral hay que descartar los registros de 2021 y 2020 donde los expedientes de regulación de empleo tuvieron un protagonismo principal. Así, respecto al mismo mes de 2019, el volumen de demandantes de empleo con relación laboral se han incrementado en nuestro país en un 152%.