Sánchez trocea la herencia de Calviño y deja abierta la puerta para un tecnócrata en Economía

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Las alternativas que se barajan en el entorno del Gobierno son, básicamente, dos. Una de ellas apunta al recién nombrado ministro de Transformación Digital, José Luis Escrivá, cuya designación para gestionar parte de las atribuciones que tuvo Calviño en la última legislatura ha sido interpretado por algunos como un paso previo a la reconstrucción del Ministerio de Asuntos Económicos con su anterior perímetro en el momento en que la vicepresidenta primera saliera en dirección a Europa, fuera ahora con el BEI o más adelante a un eventual puesto en Bruselas.

Sin embargo, la opinión mayoritaria en las altas esferas del área económica del Gobierno es que Sánchez ha situado a Escrivá en Transformación Digital con vocación de permanencia, para dar lustre a una prioridad política del Gobierno del mismo modo que lo fue la reforma de las pensiones en la anterior legislatura. El presidente se guardaría así, además, especulan varias de las fuentes del área económica consultadas por ABC, una baza para cuando toque abordar la sustitución del actual gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, un puesto al que Escrivá nunca ha vuelto la mirada y al que parece más fácil aplicar desde Transición Digital que desde la dirección de la política económica del Gobierno.

Desde ese ámbito se apuesta de forma decidida por un fichaje externo, ajeno a la actual estructura del Gobierno y con un elevado grado de reconocimiento en las instituciones internacionales y particularmente en Bruselas. Dos son los nombres que más se mencionan en todas las quinielas. El de David Vegara, el que fuera secretario de Estado de Economía con Solbes en la era Zapatero, próximo al PSC, actual alto ejecutivo del Sabadell y con experiencia en instituciones como el FMI o el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (el Fondo de Rescate de la crisis financiera); y José Manuel Campa, también ex secretario de Estado de Economía, en esta ocasión bajo la Vicepresidencia de Elena Salgado, economista de prestigio internacional y presidente de la Autoridad Bancaria Europea (EBA), cuyo mandato está previsto que venza en abril de 2024, si bien en la EBA aspiran a que continúe.

Fuentes del mundo empresarial apuntan a una posible tercera vía, la promoción del más estrecho asesor económico del presidente, Manuel de la Rocha, al Ministerio de Economía. A De la Rocha, sin embargo, Pedro Sánchez acaba de ampliarle sus responsabilidades en la estructura de La Moncloa, no solo resucitando para ponerla bajo su cargo la Oficina de Asuntos Económicos, con rango de Secretaría de Estado, sino dejando en sus manos el diseño de las grandes líneas estratégicas de la política económica del Gobierno, una responsabilidad que entre 2018 y 2023 asumió el Ministerio de Asuntos Económicos, alumbrando en 2019 la 'Agenda del Cambio' que sirvió de base para las prioridades de política económica desplegadas en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

La nueva y reforzada Oficina Económica de Manuel de la Rocha heredará la responsabilidad sobre la definición estratégica de la política económica del Gobierno que hasta la fecha venía desempeñando el equipo de Calviño, a José Luis Escrivá el presidente le ha reservado el área de transformación digital, con una millonaria dotación de fondos europeos y en la que el Gobierno confía para sostener su relato sobre la modernización del modelo de crecimiento, mientras que María Jesús Montero tendrá plenos poderes sobre la política presupuestaria en un momento en que tocará apretarse el cinturón. Troceado el superministerio que llegó a gestionar Calviño, la sucesión en el Ministerio de Economía parece reservada para un perfil tecnócrata, un gestor bien considerado fuera y que no genere más inquietudes de las necesarias en casa.