La logística española se instala en Marruecos por el filón exportador agrícola y textil

España es un socio clave para la economía marroquí ocupando el primer lugar en el ranking de mercados extranjeros, por delante de China y Francia, tanto a nivel surtidor como importador de sus artículos. Por su parte, Marruecos es ya un duro competidor para España en exportación de productos agroalimentarios a otros países de la UE, pero también destaca en otros sectores como el textil o el de suministros para la automoción.

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Blanca Martínez Mingo

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Nuestros vecinos norteafricanos también aspiran a ser un gran comprador de bienes para los países de la Unión Europea. El país magrebí está a la cabeza del continente africano en el desarrollo de infraestructuras y tiene una clase media en auge. Esto último genera un aumento de las necesidades de consumo en la población que les obliga a comprar en el exterior.

Son algunos de los motivos por los que las empresas españolas de transporte de mercancías por carretera han decidido expandir su horizonte hasta allí. Igor Beguiristain, CEO de la compañía logística navarra Lodisna, señala a este periódico que han apostado por llevar su negocio a Marruecos tras notar cómo sus clientes se abrían hacia ese mercado en los últimos tiempos. Actualmente hay 669 empresas españolas con al menos un 10% del capital de sociedades de derecho marroquí y 524 empresas que son filiales de empresas españolas en el país, según el ICEX.

«Hay muchas compañías españolas y europeas que se han instalado en Marruecos y creemos que es importante adaptarnos a las necesidades de nuestros clientes y ayudarlos en su crecimiento internacional», explica el directivo, a la vez que remarca las necesidades de Marruecos de importar materias primas, ya que «es un país que está creciendo mucho y hay un flujo mayor de necesidades en ambas direcciones». En consecuencia, asegura que los camiones cruzan de vuelta el Estrecho de Gibraltar con los remolques llenos.

Lodisna comenzará a operar en Marruecos este mes y operarán con flota propia y conductores del lugar. Beriguistain cree que las oportunidades que ofrece el país también se presentan por la antigüedad de las flotas de los competidores locales. «Hay flotas en el país, pero no están al nivel de tecnología, renovación de equipos, digitalización o trazabilidad que tenemos nosotros», asevera. La compañía trabaja con clientes de sectores como el agrícola, la automoción o el textil, los más pujantes en ese mercado.

El año pasado, las relaciones comerciales entre España y Marruecos fueron bastante fructíferas tras sufrir un rejonazo en los años anteriores por la pandemia. En concreto, las importaciones españolas desde Marruecos alcanzaron los 8.692 millones de euros, un 19,1% más que en 2021. Por categorías, los bienes de equipo (28%), manufacturas de consumo (26%) y alimentación y bebidas (24%) fueron los productos que en mayor cuantía económica compramos al otro lado del Estrecho. En esta última categoría, donde se incluyen frutas, hortalizas (tomates), legumbres como las judías verdes o moluscos y crustáceos, las importaciones superaron los 2.000 millones de euros.

Pero también las exportaciones españolas a Marruecos marcaron máximo histórico el año pasado al alcanzar los 11.748 millones de euros. Algo que puede justificarse en parte por el gran incremento de venta de combustibles (+36,7%) por un valor superior a los 2.000 millones; de equipos, componentes y accesorios de automoción (+26,4%) por un montante superior a los 1.500 millones y de incrementos muy llamativos como el de la exportación de electricidad que de un año para otro se disparó por encima del 1.000% desde los 30 hasta los 350 millones de euros.

El presidente de la Cámara de Comercio de España en Marruecos, José Estévez, sitúa a Marruecos como el país mejor posicionado de África en materia de desarrollo industrial y asegura que el Gobierno marroquí se ha comprometido a promover un entorno favorable a la inversión y a apoyar a los sectores industriales que juegan un papel central en la creación de empleo y en las exportaciones.

Estévez también descarta que el país sea un entorno inseguro para invertir, así como que otro posible foco de tensión entre nuestro país y Marruecos pueda entorpecer las relaciones comerciales. «Prueba de ello es que en periodos recientes, cuando las relaciones bilaterales no eran tan favorables, los intercambios no se vieron afectados y no se plantearon problemas en la operativa de las firmas españolas», apunta.

El presidente de la entidad asentada en Tánger sí reconoce algunas trabas para la actividad de las empresas como la frecuencia en los atrasos en los pagos, la omnipresente burocracia o la lentitud de las agencias públicas para cerrar los contratos o exigir a última hora aportaciones extracontractuales.