España monetiza las dos últimas crisis y dispara sus exportaciones de medicinas y energía
Las ventas de medicamentos al exterior crecieron cerca de un 41% el año pasado y ya suponen el 10% de la cesta española de exportaciones
El miedo a un desabastecimiento energético apuntala el rol de España como proveedor de gas de los principales países europeos
Las empresas españolas recuperan músculo: las exportaciones crecen un 23% y ya suponen la mitad de las ventas
Madrid
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Iniciar sesiónEl dinamismo de las exportaciones está detrás del mejor comportamiento comparado que la economía española ha tenido respecto a sus pares europeos desde que se inició la guerra de Ucrania, según coinciden la práctica totalidad de los analistas que observan su evolución. Con el ... consumo doméstico deprimido por la inflación y la inversión empresarial inhibida por la incertidumbre global, el pulso de las exportaciones, que en el primer trimestre del año crecieron un 5,8%, ha sostenido la actividad de la economía en los últimos trimestres.
El servicio de estudios del Banco de España ha intentado determinar los motivos de este auge y se ha encontrado con dos protagonistas poco habituales en la cesta exportadora nacional: la energía y los medicamentos.
Rusia es el mayor exportador de gas a España por los trabajos de mantenimiento en el gasoducto de Argelia
Javier González NavarroRusia representó en junio el 26,8% del total, seguido de Argelia (21%) y Estados Unidos (18,5%)
Según la información recabada por el supervisor, las exportaciones de productos energéticos se dispararon a lo largo de 2022 un 28,9%, en tanto que las de medicamentos lo hicieron un 40,8%. En ambos casos, el sector exportador español se ha beneficiado de dos situaciones críticas: la pandemia y los problemas de suministro de energía causados por la guerra en Ucrania.
Crisis y oportunidad
«La crisis sanitaria, aparte de provocar un incremento de la demanda de este tipo de productos, ha impulsado estrategias encaminadas a asegurar su abastecimiento, debido a los problemas de suministro ocurridos en las primeras fases de la crisis sanitaria», explica el Banco de España en un informe publicado ayer en el que aborda los factores que explican el reciente auge de las exportaciones.
Y resulta que entre 2019 y 2022 lo que dice la información disponible es que las exportaciones de medicamentos han crecido más en España que en nuestros principales competidores de la unión monetaria, Alemania, Francia e Italia; que el peso de este tipo de productos en la cesta exportadora nacional ha pasado del 5,4% al 10% en un periodo extraordinariamente corto de tiempo; y que su peso en el PIB nominal español se ha disparado hasta el 1,1%,cuando en la media de los países del euro es de apenas el 0,5%.
El inopinado crecimiento de las exportaciones de medicamentos ha permitido compensar el desplome de la exportación de productos manufactureros intensivos en consumo energético y, sobre todo, de automóviles y componentes, condicionadas por las restricciones en las cadenas de suministro, las transformaciones tecnológicas y también las restricciones regulatorias impuestas en Europa.
El sector del automóvil, que supone el 11% de las exportaciones españolas de bienes y servicios, ha experimentado caídas del 20% y aunque han mostrado mejor cara a inicios de año no han terminado de recuperarse y todavía se sitúan un 9,5% por debajo de los niveles anteriores a la pandemia.
El encarecimiento del precio de la energía ha perjudicado las exportaciones de la industria intensiva en consumo de energía, pero también está detrás de uno de los fenómenos que han contribuido al reciente auge de la exportación española: la reexportación de productos energéticos a países de la UE que eran especialmente dependientes del gas ruso.
El negocio de la energía
«La crisis energética ha acarreado algunos efectos indirectos positivos sobre las exportaciones, que han amortiguado los efectos negativos asociados a la pérdida de competitividad exterior de las manufacturas», subraya el informe del Banco de España.
Se refiere a la situación creada por el riesgo de desabastecimiento asociado a las amenazas de corte de suministro del gas ruso. Los países activaron estrategias de abastecimiento y en esa búsqueda de fuentes alternativas de aprovisionamiento España ha aprovechado sus ventajas comparativas para erigirse como proveedor para los países europeos más dependientes de los hidrocarburos rusos.
Aprovechó para ello, según el Banco de España, dos elementos clave: «su ubicación geográfica entre el Atlántico y el Mediterráneo, que facilita el abastecimiento de gas natural a través de los flujos marítimos» y el hecho de que «España cuenta con grandes infraestructuras para el refino de crudo suministrado por vía marítima», las célebres regasificadoras.
También influyó la excepción ibérica, que aceleró el abaratamiento del gas en España respecto al resto de Europa, y las restricciones de la oferta de energía nuclear en Francia.
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