el quinto en discordia
Telefónica y las contradicciones
La bolsa española cotiza al precio del picón y este movimiento puede ser el primero de muchos
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La política bonita a la que muchos se han aficionado en los últimos años se topa de tanto en tanto con momentos de la verdad que la retratan como un quiero y no puedo, algo a medio camino entre lo 'naif' y lo patético. La entrada de los árabes en el capital de Telefónica ... es un buen reflejo de esas contradicciones en las que algunos se han acostumbrado a bandearse sin amago de rubor. La política del tuit y de la declaración grandilocuente tiene las patas cortas.
Hoy todavía no sabemos si los que están al frente son unos ineptos o simplemente aficionados como su jefe a cambiar de opinión. Resulta difícil creer que no supieran nada de la entrada en el capital de Telefónica y peor aún está resultando la respuesta que están dando. Desde el victimismo de la vicepresidenta de todas las salsas que no desaprovecha la ocasión de dejar pasar ninguna ocasión, al no sabe ni contesta de los que hoy son esclavos de sus palabras y declaraciones grandilocuentes que no tienen cabida en la vida real.
La toma de participación de un cinco o un diez por ciento por parte del fondo soberano árabe no es ningún riesgo. Además también saben -a Yolanda la apeamos del análisis porque sino se hace muy farragoso- que no pueden despachar a uno de los mayores fondos soberanos del mundo con alguno de los lugares comunes a los que tanto se han aficionado últimamente. Así que de momento prefieren quedar como idiotas y esperar que las aguas mediáticas se calmen. Es lo que tiene jugar en el patio de los mayores, no todo se arregla con la habitual dosis de buenísimo.
Las razones que hay detrás del movimiento de los árabes son esencialmente financieras. Es una oportunidad de tomar una participación a un precio muy atractivo en una de las principales operadoras del mundo que probablemente juegue un papel importante en el proceso de consolidación europeo en el momento que las autoridades europeas abran los ojos y den pie a operaciones trasnfronterizas. Y es una buena noticia que se fijen en España. Es una llamada de atención al resto de inversores internacionales que con el cambio de marea que se está produciendo en los mercados deberían fijarse más en los activos españoles que están llamados a recuperar el sitio perdido estos últimos años de tipos de interés por los suelos.
La bolsa española cotiza al precio del picón y este movimiento puede ser el primero de muchos. Que por cierto deberían ser bienvenidos, cuando no directamente incentivados con esquemas fiscales y normativos que los hagan más atractivos. Pero para eso tendremos que esperar a que cambie la cosa política, algo para lo que a lo mejor queda menos de lo que parece.
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