el quinto en discordia
El dólar, tocado
La fuerte caída de la moneda tras el patinazo de las políticas arancelarias de Trump tiene pinta de tener recorrido
Trump contra el 'señor Mercado'
El presidente de Estados Unidos, Donald Trumpo
El mercado aplica siempre la máxima de lo difícil que es hacer predicciones y más si son sobre el futuro. En el caso de las divisas, esta precaución es mayor. Como decía un viejo rockero como Greenspan -presidente de la Reserva Federal, muy conocido, a ... quien se le atribuye la respuesta a un periodista que le define: «Si usted cree que me ha entendido es que no me he explicado bien»- las divisas son el mercado más profundo y, consecuentemente, perfecto del mundo, tratar de anticipar algo es ilusorio. De hecho, resulta mucho más fácil predecir el comportamiento de los tipos, el crecimiento de la economía o la evolución de los precios.
Sin embargo, la fuerte caída del dólar tras el patinazo de las políticas arancelarias de Trump tiene pinta de tener recorrido. Mucho. Las razones detrás de este vaticinio son varias. Primero, el punto de partida: la sobrevaloracón de la divisa americana tras lo que hemos vivido desde 2008 es extraordinaria. En términos relativos, desde lo setenta, solo se habían registrado dos periodos en el que ha estado tan sobrevalorado: mediados de los ochenta y principio de los 2000. Las caídas tras estos máximos fueron de entorno a un 30%. Y las circunstancias actuales puede que sean incluso peores.
Trump ha liberado al genio de la lámpara y no parece que vaya a ser fácil volverlo a embridar. Por primera vez en mucho tiempo estamos asistiendo a salida de capitales de Estados Unidos. El menor crecimiento esperado por la zozobra que han provocado los planteamientos comerciales americanos -aunque no solo-, las dudas sobre la independencia de la Reserva Federal, sumadas a las valoraciones de muchos de los activos allí y al posicionamiento de partida -el FMI calcula que inversores de fuera de Estados Unidos tienen 22 billones de dólares en activos americanos- hacen que podamos asistir a una debacle sin precedentes en la moneda que es y va a seguir siendo reserva mundial.
Además, la venta de dólares por parte de los inversores internacionales va a poner al descubierto las vergüenzas de la economía americana lo que probablemente acelere las salidas. Los déficits descomunales tanto fiscal como de la balanza de pagos con los que Estados Unidos ha convivido tradicionalmente van a pesar más si se incrementan las dudas sobre el sentido de los flujos de capital. Es una espiral diabólica que probablemente no se desate lo que sería la mejor lección para los que tienen dudas sobre cómo se ha beneficiado Estados Unidos de la globalización.
El descabellado e irresponsable planteamiento que ha hecho el presidente americano ha abierto la caja de los truenos. Y no parece que hubiera un plan. Por mucho que ahora esté tratando de dar marcha atrás el follón que ha montado es colosal, a ver quién convence ahora al genio de que vuelva a la lampara. Hay que tener cuidado con lo que se desea señor presidente…