AJUSTE DE CUENTAS
El verdadero impacto de la IA es su universalidad
El efecto de las aplicaciones de Inteligencia Artificial puede ser variable dependiendo de las actividades, pero lo que no está en duda es que es generalizado. La IA acabará estando en todos los lados de la ecuación que plantean las actividades humanas
La España de Cuerpo (26/06/2024)
El comisariado científico (23/06/2024)
El primer libro que compré por Amazon llegó desde Estados Unidos en 1997 y era uno de los más curiosos que he leído hasta hoy. Se titula 'Leaders Under Stress: A Psychophysiological Analysis of International Crises', publicado por Duke University Press en 1985 y su ... autor era Thomas C. Wiegele, uno de los padres de la biopolítica que había fallecido en 1991. El libro pretendía ilustrar la utilidad de analizar el estrés que se refleja en la voz humana para calibrar el estado emocional de un líder político y usarlo como baza para interactuar con él. Para ello se habían sometido a estudio las grabaciones de las conversaciones telefónicas de tres presidentes estadounidenses: John F. Kennedy durante la crisis de Berlín de 1961, Lyndon Johnson durante la invasión de la República Dominicana en 1965 y Richard Nixon durante la crisis de Camboya de 1970.
Todo este trabajo de investigación científica se había originado durante los años más duros de la Guerra Fría. En la película Trece Días, que resume la crisis de los misiles de 1962, se ve cómo uno de los problemas críticos no era tanto contar con una línea abierta de comunicación con Moscú, como saber a ciencia cierta quién era el que estaba al otro lado del teléfono y si hablaba con total libertad o alguien le estaba apuntando a la cabeza con un arma.
He recordado la lectura de este libro al leer que el grupo Softbank del empresario japonés Masayoshi Son ha comenzado a desarrollar una aplicación de Inteligencia Artificial (IA) que es capaz de depurar las emociones en una conversación en tiempo real. El 'EmotionCancelling Voice Conversion Engine' (motor de conversión de voz cancelador de emociones) que están investigando Softbank y la Universidad de Tokio todavía está en fase experimental, pero cuando esté terminado podrá cambiar la voz de un cliente airado por una versión neutra e inocua. El vocabulario permanece inalterado, pero en el tono la huella de la ira se elimina. Softbank espera comercializarlo e instalarlo en los call center a partir de marzo de 2026, informaba el Financial Times. La idea nació debido a que una de las experiencias más 'quemantes' para los trabajadores de los call centers es tener que oír las quejas de usuarios airados. Por lo visto, el número de clientes enrabietados en Japón ha llegado a ser inquietante.
Hace ya muchos años que existen dispositivos y aplicaciones que distorsionan la voz y permiten enmascarar las emociones, función que en el pasado cumplieron los traductores. Por eso había líderes que incluso dominando el idioma del interlocutor, preferían que hubiera un traductor de confianza presente. Pero, sin duda, que el hecho de que la IA pueda privar de emociones nuestras palabras tiene un punto distópico, digno de Orwell.
Por lo visto la IA también puede hacer realidad la existencia de C3PO, el dorado robot de protocolo de la Guerra de las Galaxias que era capaz de dominar con fluidez «más de seis millones de formas de comunicación» de la galaxia. La propia OpenAI ha difundido vídeos donde las personas pueden usar ChatGPT para traducir cómoda, rápida y fielmente de un idioma otro.
¿Tendrá sentido entonces aprender idiomas si nuestro smartphone puede traducirlos en tiempo real? Hace un tiempo escribí sobre lo rápido que estaba empeorando mi inglés y mi francés debido a la facilidad con que los distintos 'browsers' como Edge o Chrome traducen instantáneamente los sitios webs de los periódicos escritos en esos idiomas y que ya no necesito leer en su lengua original. Claro, se trata de un 'trade off' aceptable si consideramos la posibilidad de acceder a prensa rusa, china o noruega, lenguas con las que no estoy nada familiarizado y que no me atrevería a visitar por la barrera lingüística. Ahora mismo, las escuelas oficiales de idiomas son una especie amenazada, no sólo porque el aprendizaje informal de lenguas está de moda, sino porque la integración de IA en los dispositivos va a reducir su papel al entrenamiento de traductores profesionales.
El impacto real de la IA puede ser variable, pero lo que está claro es que será generalizado en todas las actividades humanas. La tecnología está facilitando los fraudes informáticos y al mismo tiempo ayudando a los bancos a combatirlos. La IA ha permitido que los anzuelos de las estafas ya no sean unos correos mal escritos de un ministro del Petróleo nigeriano que ofrece recuperar un depósito multimillonario a cambio de una pequeña transferencia. Por lo mismo, es posible que la IA no sólo esté depurando las emociones de nuestras conversaciones para convertir nuestros diálogos en meras cadenas de palabras sin valor emocional y al mismo tiempo esté usándolas para definir la estrategia adecuada para interactuar con nosotros mismos según nuestro estado emocional.
Todo esto va a generar un auge de los mundos virtuales y una demanda de autenticidad donde probablemente terminaremos rizando el rizo: no descartemos que una aplicación de Inteligencia Artificial nos permita en el futuro aplicar el Test de Turing para determinar si estamos ante una máquina o un humano porque sencillamente los hombres perderemos la capacidad de hacerlo. Ese día el test pasará a ser la Paradoja de Turing y las máquinas serán las que certificarán nuestras cualidades humanas.
Con la IA como cómplice, los estafadores online están sacando más dinero que nunca. Según la Comisión Federal de Comercio (FTC) de Estados Unidos, en 2023 se informó de pérdidas récord de 10.000 millones de dólares a causa de estafas, frente a los 9.000 millones de dólares del año anterior. Dado que la FTC estima que solo el 5% de las víctimas de fraude informan de sus pérdidas, la cifra real podría estar más cerca de los 200.000 millones de dólares. «Si alguien le dice que pague rápidamente con criptomonedas, efectivo, oro, transferencia bancaria o una aplicación de pago, probablemente sea una estafa», advierte Lois Greisman, directora de la FTC.