AJUSTE DE CUENTAS
Los saudíes y España: 50 años de relación
El gobierno deberá dar luz verde a una operación que consolida una relación histórica e intensa a nivel de la jefatura de Estado
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Iniciar sesiónLa relación de Arabia Saudí, una de las pocas monarquías absolutas que sobreviven en el mundo moderno, con la democracia española se remonta a los inicios de ésta. Hay bastantes evidencias de que, en 1977, el rey Juan Carlos I envió misivas a varios ... países de Oriente Medio pidiéndoles ayuda económica para «el fortalecimiento de la monarquía española». El príncipe Fahd de Arabia Saudí respondió generosamente con un préstamo de 100 millones de dólares sin intereses a «su hermano» Juan Carlos I. Años más tarde, Fahd regalaría el yate 'Fortuna' al exrey.
En realidad, la conexión había comenzado antes, en la crisis del petróleo de 1973. El entonces ministro de Hacienda, Antonio Barrera de Irimo, le sugirió al príncipe Juan Carlos que contactara con los saudíes para asegurar que a España no le faltara petróleo a buen precio en medio de una crisis donde había una guerra de embargos y el precio se había cuadruplicado. «Decid a mi hermano que le enviaremos todo el petróleo que España necesite», cuentan que respondió el saudí.
Recuerdo haber leído un testimonio en el que el entonces príncipe le preguntaba a Barrera de Irimo si no sería mejor seguir un cauce institucional para hacer la solicitud y éste, consciente de los intereses enfrentados de la burocracia franquista, le animaba a una gestión personal porque sería más rápida y eficaz. Es interesante descubrir como un hombre tan inteligente como Barrera propició lo que después sería una norma de conducta del jefe de Estado.
A partir de ahí se estableció una relación que ya ha cumplido 50 años.
Estos antecedentes, que parecen anecdóticos, son importantes a la hora de entender el paso dado por el grupo de telecomunicaciones saudí STC Group en la toma de un 9,9 por ciento de Telefónica y las condicionantes que existen en torno a la parte política de la operación.
Arabia Saudí es un país que, de la mano del príncipe heredero y primer ministro Mohamed bin Salman (MBS), muestra un gran activismo y una renovada independencia en los últimos años. Se han hecho reformas y han invertido mucho dinero en desarrollar el llamado 'poder blando' (deportes, turismo, cultura). Pero eso no la ha convertido ni siquiera en una democracia de baja calidad. De hecho, el país más parece una teocracia que otra cosa. Se han alejado de EE.UU., pero no roto con ellos, y se han abierto a China, aunque mantienen su intervención en la guerra de Yemen. Y sobre MBS pesa la grave acusación de la muerte del periodista Jamal Khashoggi. Pese a todo, sus capitales son normalmente aceptados en Occidente, salvo en algunas empresas donde hay núcleos de accionistas activistas a los que les importa la extensión de las democracias.
De hecho, los saudíes han tenido fama de ser unos accionistas pacíficos, que dan estabilidad a las empresas en las que invierten. Sin embargo, el último episodio que han protagonizado, en marzo de este año, con la crisis del Credit Suisse, ha puesto en entredicho su competencia al respecto. Unas inoportunas declaraciones de Ammar Abdul Wahed Al Khudairy, el ya cesado presidente del Banco Nacional Saudí, que entonces era el principal accionista del Credit Suisse, fueron las que desataron la crisis que acabó con la entidad en manos de UBS, su principal competidor.
Por cierto, también fue la presencia saudí en el accionariado del Credit Suisse, la que influyó en la decisión de las autoridades suizas de cambiar el orden de prelación y anteponer los intereses de los accionistas a los de los tenedores de bonos.
Ahora el gobierno en funciones, cuya parte más izquierdista no quiere oír hablar de Arabia Saudí, tiene que resolver la papeleta de la autorización que Defensa debe dar a Saudi Telecomm por la adquisición del 5 por ciento de Telefónica, una empresa considerada estratégica, entre otras cosas, por su control de infraestructuras críticas. Los saudíes, aunque avisaron muy tarde, han sido escrupulosos con la ley: sólo han tomado un 4,9 por ciento hasta obtener la autorización del ministerio que dirige Margarita Robles. Tienen aparcada la compra de otro 5 por ciento. Una inversión superior al 10 por ciento les obligaría a solicitar permiso al Ministerio de Economía que tiene vigente su decreto 'antiopas'.
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