Ajuste de cuentas
La derecha y la vivienda
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Un anuncio de venta en una vivienda
La vivienda se sitúa en el duodécimo lugar entre los problemas más graves de España, según el avance del Barómetro del CIS de enero. Pero entre los problemas personales es el séptimo. El problema individual es más acuciante entre las mujeres e ... inquieta especialmente a los jóvenes de 25 a 34 años. La correlación política es fuerte: su importancia es mayor entre las personas de izquierda, los que votaron al BNG y ERC, seguidos de Sumar y Bildu. Para el PP, Junts y el PNV el problema es menor y para Vox, irrelevante. En una franja intermedia se sitúa el votante del PSOE y (esto es llamativo) el de UPN. Por supuesto que el asunto es muy importante entre los que no votaron, que suelen ser jóvenes en transición a la mayoría de edad.
Es curioso pero los católicos, tanto practicantes como no, consideran la vivienda un asunto menos importante frente a los creyentes de otras religiones, los agnósticos y los ateos.
Esta es la percepción social del asunto hoy. Aunque la angustia sea la misma, los problemas de la vivienda no se parecen a los de hace dos décadas. Primero, el marco normativo ha cambiado, partiendo por la legislación hipotecaria que fue reformada a golpe de sentencia por los tribunales europeos. Se puede juzgar como un éxito, desde el punto de vista de la equidad, que se consagrara la dación en pago o se eliminaran las 'cláusulas suelo', pero eso se llevó por delante otras facilidades que existían precisamente porque no había dación o cláusulas. Teníamos un sistema probado y sabíamos de sus perversiones. Las del actual apenas las estamos empezando a conocer.
En segundo lugar, han cambiado las condiciones financieras. Las instituciones crediticias son menos numerosas y están más concentradas y los tipos negativos han estado durante mucho tiempo distorsionando el mercado, así que realmente no sabemos cómo es comprar una casa con tipos altos como sucedía en las décadas de 1980-90. También desaparecieron las subvenciones o ayudas fiscales a la compra. En tercer lugar, la actitud de los jóvenes de hoy hacia la vivienda no es la misma que la de los de hace 20 años. Hay más movilidad y pocas ganas de atarse a una hipoteca. Por último, y quizá este sea el factor clave, el Gobierno y los partidos que lo apoyan han ideologizado el diagnóstico y han dictado una normativa que ha empeorado la situación, distorsionando aún más la oferta con sus controles y amenazas.
España no está desalineada con el mundo. Los jóvenes particularmente se quejan de que no pueden acceder a una vivienda. Sam Freedman, analista británico, escribía hace poco sobre cómo la vivienda es un punto ciego para el gobierno conservador que los laboristas van a aprovechar en la próxima elección. En España, el PP, que gobierna en once comunidades autónomas con atribuciones sobre este asunto, no debería limitarse a señalar las leyes del sanchismo como responsables del desaguisado y debería ofrecer soluciones claras, eficaces y alineadas con la economía de mercado.
jmuller@abc.es