Ajuste de cuentas
La caducidad de Milei
La derrota evidencia la impotencia política para llevar adelante un programa de reformas estructurales
Crecer sin prosperar (8/9/25)
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Iniciar sesiónEl varapalo sufrido por La Libertad Avanza en las elecciones de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires no es un simple traspié local, es un síntoma elocuente de que el proyecto refundacional de Javier Milei y el apoyo cuasi plebiscitario que recibió en 2023 han ... entrado en una fase terminal. El presidente no sólo fue elegido para estabilizar la economía en medio de una hiperinflación (que no es poca tarea), sino que su promesa era mucho más ambiciosa: darle la vuelta a un sistema económico anquilosado por el corporativismo, el estatismo y la captura clientelar del Estado. Lo que ha quedado claro es que para cambiar de paradigma no basta con vociferar e insultar desde la Casa Rosada. Se requiere poder político.
Y Milei no lo tiene. El déficit estructural de su gobierno no es económico, sino institucional. No cuenta con una base parlamentaria leal ni con una red territorial. Lo ocurrido es un presagio de que en las legislativas nacionales de octubre no mejorará sustancialmente su posición en el Congreso, donde sus iniciativas naufragan o deben diluirse, dependiendo de la habilidad de un aliado inesperado que ha sido Martín Menem, el presidente de la Cámara de Diputados. Así, el sueño libertario ha quedado reducido a un programa de ajustes impulsado por Federico Sturzenegger, eficaces para recortar burocracia, pero incapaces de transformar el Estado.
Las reformas de fondo siguen sin aparecer. No se ha tocado la legislación laboral que perpetúa el poder de los sindicatos mafiosos. No se ha propuesto una reforma previsional que revierta el despojo institucionalizado por Amado Boudou en 2008, cuando el kirchnerismo confiscó los ahorros de 9,5 millones de argentinos en las Fondos de Pensiones para financiar su maquinaria populista. La llamada «solución» se tradujo en una transferencia directa de recursos a millones de personas que nunca cotizaron, sellando lo que entonces describimos como «el robo del siglo».
Tampoco hay avances en una reforma educativa que ponga fin al adoctrinamiento y recupere el valor del mérito. Y la anunciada reforma cambiaria ha caído en las mismas trampas que hicieron naufragar la de Domingo Cavallo en tiempos de Carlos Menem. Y Cavallo no era un incompetente, sino uno de los mejores economistas de Argentina en el siglo XX.
La energía refundacional que llevó a Milei al poder se desvanece entre casos de corrupción, réplicas histéricas, errores de comunicación y la presencia casi patológica de su hermana controlándolo todo. El electorado urbano, que fue epicentro de su impulso original, ha empezado a darle la espalda. Que Kicillof, un intervencionista que dilapidó la pólvora del Rey situado en el extremo opuesto de Milei, lo haya derrotado es significativo. Una economía necesita reglas estables, y las carencias de Milei en las urnas no las garantizan. El 'león' ha dejado de ser la esperanza de un cambio para convertirse en el gestor impotente de un sistema que prometió destruir. jmuller@abc.es
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