Iberdrola coloca la primera turbina en su megaparque eólico marino en EE.UU.

Cuando comience la operación comercial de este megaparque eólico marino, Avangrid asumirá la explotación del mismo, así como su gestión. Situado a unos 24 kilómetros al sur de Martha's Vineyard y a unos 55 kilómetros al sur de la península de Cape Cod, contará con una potencia de 800 megavatios (MW), que producirán energía limpia suficiente para cubrir las necesidades energéticas de más de 400.000 hogares y empresas de toda la mancomunidad de Massachusetts.

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El proyecto, además, evitará la emisión de más de 1,6 millones de toneladas anuales de CO2, el equivalente a retirar 325.000 vehículos de las carreteras. Además, la venta de la energía producida está garantizada mediante contratos con las tres principales empresas eléctricas del Estado.

Cada una de las 62 turbinas permite proporcionar energía a más de 6.000 hogares y empresas. Formadas por una torre, tres palas (con una longitud de un campo de fútbol) y una góndola, cuentan con una capacidad nominal de 13 MW, lo que la convierte en la turbina más grande del mundo. Tienen 248 metros de altura, lo mismo que la Torre de Cristal, el rascacielos más alto de España y el cuarto de la UE (la torre Eiffel mide 330 metros). De hecho, cada rotación o vuelta completa que dan las tres palas de un solo aerogenerador (38.000 m2) genera la electricidad que necesita una vivienda durante casi tres días.

Además, una parte de esos 'molinos', concretamente las piezas de transición de las turbinas, han sido fabricadas en Avilés por la asturiana Windar Renovables. Son los monopiles, estructuras cilíndricas que van clavadas en la superficie marina y en las que se encaja, en su parte superior, el aerogenerador. El pedido, valorado en 100 millones de euros, ha generado 400 empleos en las instalaciones de Windar. Periódicamente salen del puerto asturiano unas barcazas especiales cargadas con varios monopiles que tardan unos diez días en cruzar el Atlántico.

Vineyard Wind 1 cuenta con una subestación marina con un peso superior a las 5.000 toneladas que es la más grande de las seis que ha instalado Iberdrola en distintos mares, sobre todo en Europa. Otra compañía italiana, Prysmian Group, es la que fabrica e instala el cable submarino que conectará el parque eólico con la red eléctrica continental de Massachusetts. Son 134 kilómetros de corriente alterna de alto voltaje. El consejero delegado de Avangrid, Pedro Azagra, calificó el hito de la colocación de la primera turbina como un «logro monumental y un día de orgullo para la energía eólica marina en Estados Unidos, que demuestra que esta industria es real y el firme compromiso de Iberdrola por ayudar a la región noreste a cumplir sus objetivos climáticos y de energía limpia».

El grupo que preside Ignacio Galán tiene en construcción 3.500 MW de eólica marina, lo que supone una inversión de 10.000 millones de euros. Hay que destacar la relevancia que tiene el mercado estadounidense para Iberdrola. En los primeros nueve meses de este año, la compañía ha destinado a aquel país el 25,7% del total de las inversiones (20,6% a España). En concreto, 1.337,6 millones de euros en redes y 613,2 millones en renovables.

Esa relevancia ha sido correspondida por el propio presidente Joe Biden, que el año pasado recibió a Ignacio Galán y visitó las instalaciones de Iberdrola en Massachusetts. En concreto, estuvo en una fábrica de cables para la eólica marina levantada en los terrenos de una antigua planta de carbón.

Iberdrola destaca que cuenta con proveedores de casi todas las comunidades autónomas, «contribuyendo así a la vertebración del territorio y a la creación de oportunidades industriales y de innovación en un mercado en crecimiento, con un alto componente exportador. Estas colaboraciones suponen una oportunidad para desarrollar cadena de valor en el país y situar a la industria española como referente internacional». Navantia, Windar, Ingeteam y Haizea Wind, por ejemplo, son algunas de las firmas españolas en las que Iberdrola confía para la construcción de componentes críticos de sus parques eólicos marinos Wikinger (Alemania) e East Anglia ONE (Reino Unido) y los que mantiene en desarrollo, como es el caso de Saint Brieuc (Francia).

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