Grifols cede todo el poder ejecutivo a un miembro externo a la familia
Thomas Glanzmann asume las funciones de consejero delegado
Los cambios se producen en paralelo al plan de mejoras operativas para recuperar el valor de la acción
Grifols lanza un plan de ahorro de 400 millones y despedirá a 2.300 trabajadores
Sede central de Grifols, en Sant Cugat (Barcelona)
Paso atrás de la familia Grifols en el control de la multinacional de los hemoderivados del mismo nombre. Según ha hecho público hoy la firma con sede en Barcelona, su actual presidente ejecutivo, Thomas Glanzmann, ha sido nombrado consejero delegado con efecto inmediato.
En paralelo, Víctor Grifols y Raimon Grifols Deu, que hasta ahora actuaban como consejeros delegados solidarios ven rebajadas sus atribuciones, en lo que es, junto al mayor poder otorgado a Glanzmann, una profunda reorganización que implica que, por primera vez, la familia Grifols cede las máximas responsabilidades de gestión a un miembro externo de la saga.
Glanzmann será el «responsable de las decisiones empresariales de Grifols», al tiempo que creará e implementará las estrategias de la compañía a corto y largo plazo con el equipo directivo. Por su parte, Víctor Grifols Deu se convertirá en el director de operaciones, »centrándose en la gestión del día a día de la empresa». A su vez, Raimon Grifols asumirá el cargo de director general corporativo, «centrándose en optimizar el valor de las filiales y asociaciones corporativas de Grifols, así como en liderar las principales iniciativas corporativas».
Thomas Glanzmann
La reorganización de la cúpula, y el paso atrás de los Grifols, de hecho, comenzaron ya el pasado octubre cuando Steven Mayer asumió, por delante de la familia, el cargo de presidente ejecutivo, una responsabilidad de la que dimitió en febrero. En ese momento se decidió que Thomas Glanzmann -alguien con larga experiencia en el sector del plasma y gran conocedor de la casa, en tanto que consejero desde 2006 y vicepresidente del consejo de la compañía desde enero de 2017-, asumiese la máxima responsabilidad. Esa decisión se ve reforzada ahora con la salida de los dos representantes de la familia Grifols de la primera línea de la gestión.
Todos estos movimientos se producen en medio del severo plan de mejoras operativas emprendido por la firma, con el que prevé un ahorro de costes de 400 millones de euros al año a partir de 2024 y que incluye una reducción del 8% de la plantilla, con despidos de 2.300 trabajadores, mayoritariamente en Estados Unidos. El objetivo, recuperar el valor de la cotizada, que en los tres últimos años, coincidiendo con la caída drástica de las donaciones de plasma con motivo de la Covid-19 se ha dejado buena parte de su valoración bursatil.
En 2022, y pese a los ingresos récord de 6.604 millones, el beneficio fue de 208 millones, una progresión del 10,4%, per aún muy lejos de las cifras anteriores a la pandemia.
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