Las gotas de innovación que plantan cara a la sequía en el campo español
Las dinámicas startups 'agrotech' tratan de escalar y simplificar soluciones que permitan optimizar el uso del agua en explotaciones de todos los tamaños
La tecnología escarba una solución para el estrés hídrico
Madrid
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Iniciar sesiónLos periodos de sequía que azotan a nuestro país con una periodicidad cada vez mayor a causa del cambio climático y el previsible aumento de la población, que traerá consigo un incremento de la demanda de alimentos, obligan a la agricultura a ser más ... eficiente en la utilización de los recursos hídricos. La incorporación de soluciones tecnológicas que monitorizan una serie de variables del suelo y que, a partir del procesamiento de los datos, permiten una toma de decisiones informadas se ha abierto paso, aunque la innovación también comprende la apuesta por las aguas no convencionales (regeneradas y desaladas).
La punta de lanza de todo el desarrollo que está llevando a cabo el sector es el regadío. Con más de 3,7 millones de hectáreas, somos el primer país en superficie de la Unión Europea y lideramos a nivel mundial la adopción del sistema de riego localizado o por goteo, con un 55,75% del total, cifra muy por encima de la del tradicional riego por gravedad, que conlleva un mayor consumo de agua, cuya cuota es del 21,04%, según datos del Ministerio correspondientes a 2022.
José Manuel Delgado, técnico de Recursos Hídricos de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), subraya que un modelo de regadío sostenible y eficiente es clave para mantener actividad económica en el medio rural, fijar población y ahorrar recursos a las explotaciones agrarias en un contexto de cambio climático. «Una hectárea de regadío equivale en producción a seis de secano y esta agricultura genera cuatro veces más de empleo», precisa. Echando la vista atrás, recuerda que la superficie de regadío ha crecido en los últimos diez años, mientras que el consumo de agua ha caído, algo que ha sido posible por «la aplicación de nuevas tecnologías». La transición hacia una agricultura adaptada a la escasez hídrica avanza a pasos agigantados, pero para que todos se beneficien por igual, Delgado pide ayudas diferenciadas en función del tamaño y la ubicación de las explotaciones porque la agricultura familiar, por ejemplo, no tiene la oportunidad de lograr economías de escala.
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Para que las gotas de innovación empapen hasta el último rincón del campo español, el experto reivindica una formación que rompa las brechas digitales, así como un asesoramiento que tenga en cuenta la realidad del sector. «Hay tecnologías novedosas –señala– que requieren una inversión inicial muy elevada, solo al alcance de las grandes explotaciones, por lo que consideramos que se deben apoyar soluciones sencillas pero escalables, para que los agricultores se puedan tecnificar».
Ese es precisamente el objetivo de startups como Prismab. Antonio Pastor, su fundador y CEO, había trabajado en el Parque Científico de la Universidad Miguel Hernández de Elche en el ámbito del internet de las cosas y fue su abuelo, al preguntarle si «esos cacharros» que hacía le permitirían saber si tenía que regar, el que le encendió la bombilla. «En cualquier fábrica se miden los factores que disparan la productividad, la calidad y el coste del producto, pero eso no estaba pasando en el campo, así que creamos un sistema para que el agricultor conociese de forma fácil los elementos que disparan la productividad de un cultivo», dice.
Sensórica
Su solución se concreta en un equipo que el agricultor instala en pocos minutos y que, en esencia, está formado por sensores de suelo que miden el agua disponible en la tierra, la salinidad y la cantidad de nutrientes, la temperatura, la fuerza de succión que tiene que hacer la planta, etc. A esa información se accede a través de una app que permite visualizar los parámetros con el objetivo de mantener el cultivo en un estado de confort hídrico y reducir el consumo de agua en hasta un 30%. Más de 1.400 agricultores españoles cuentan con estos dispositivos que, según la compañía, ahorraron 466.357 metros cúbicos de agua en 2023. Desde su puesta en marcha en 2017 han sido 1.715.861 metros cúbicos, el equivalente a 687 piscinas olímpicas.
El CEO de la firma percibe que el colectivo en España está muy dispuesto a adaptarse a las novedades que surgen, pero piensa que el mercado de este tipo de tecnologías está dando la espalda al pequeño agricultor, que compone el grueso del sector en nuestro país, porque normalmente son equipos muy tecnificados y costosos. «Nosotros hemos minimizado la complejidad para democratizar la tecnología», asegura.
María Martínez, proveniente de una familia de agricultores, se animó a emprender para ayudar a personas como su abuelo a ahorrar costes y recursos. Junto con Fernando Carrasco, un compañero de universidad, investigó durante años hasta dar con unos sensores que brindasen datos confiables que ayudasen a estos profesionales a minimizar el desperdicio de agua, proporcionando la cantidad adecuada en el momento oportuno. Así fue como crearon Agrodit, Premio del Jurado al mejor proyecto en la SpinUOC 2023. «El reto era desarrollar algo que tuviese un impacto real. Entrevistamos a agricultores y nos dimos cuenta de que muchos no usaban sensores por su difícil manejo o porque los datos no eran veraces», cuenta. El dispositivo de Agrodit se instala bajo tierra y se completa con una app que «aporta una vista rápida de qué tienen que hacer ese día», además de información histórica para planificar a futuro.
Superada la fase de pruebas, el año pasado empezaron a proveer del sistema a los agricultores y en la actualidad ya suman más de un centenar en su cartera de clientes, incluida una colaboración con una gran empresa agrícola internacional. La firma se ubica en Suecia, donde residen sus impulsores, por lo que operan en ese país y en España, con la previsión de ampliar mercados el próximo curso. En 2023 cerraron su primera ronda de inversión, de 110.00 euros, y ahora tienen abierta una en la que esperan captar 400.000 euros.
Encontrar soluciones que contribuyan a calmar la sed del campo ante la escasez de precipitaciones es un desafío ineludible ante las proyecciones que se manejan para los años venideros. Así lo pone de manifiesto Estanislao Arana, director académico del Foro de la Economía del Agua y catedrático de Derecho administrativo de la Universidad de Granada. «Si para el 2050, la producción mundial de alimentos tiene que incrementarse en un 50% en comparación con el año 2012, a fin de satisfacer la creciente demanda, si se mantienen las condiciones actuales, la FAO estima que exigiría al menos un 35% más de agua dulce, es decir, un tercio más. Como todo apunta a que no sólo no dispondremos de más recursos hídricos sino de menos, la única solución pasa por evolucionar hacia una agricultura de precisión donde cada gota cuenta, es decir, a producir más con menos: menos suelo, menos agua, menos fertilizantes, menos fitosanitarios…», subraya.
Al igual que apuntaban desde UPA, Arana asegura que el regadío es clave para garantizar la alimentación, ya que su rendimiento es seis veces superior al del secano. «Si apostamos por un regadío inteligente, digitalizado y modernizado, por nuevas técnicas genómicas que nos permitan apostar por variedades de cultivo más resilientes a la sequía, a la salinidad y al nuevo clima, podremos acercarnos a ese objetivo, que es el que garantizará el fin del hambre en el mundo», indica. Algunos ejemplos de esta modernización del riego, según el experto, son los sistemas personalizados de prescripción de riego para cada parcela basados en imágenes por satélite; el riego con ondas electromagnéticas; los sensores de humedad del suelo y los sistemas de teledetección y satélites.
Preguntado por el posicionamiento de nuestro país en lo que a adopción se refiere, afirma que junto con Israel, está a la cabeza mundial en modernización de regadíos: «El ahorro en el consumo de agua de riego en España se ha evidenciado en las últimas décadas. Si antes del año 2000 el sector agrario utilizaba más del 80% de los recursos, ahora concentra el 63%. Sólo nos quedan poco menos de un millón de hectáreas sin modernizar».
Todo este avance ha exigido inversión y colaboración público-privada, en la que han participado las diferentes administraciones y comunidades de regantes en calidad de usuarios, con un notable impulso de los Fondos Next Generation. «La inversión realizada en los últimos 20 años en modernización de regadíos ha permitido un ahorro medio de un 25% en extracciones de agua, unos 3.000 m3 por hectárea y año desde 1996. A partir de los fondos de recuperación y los PERTE de Regadío, se prevé una inversión pública y privada superior a los 2.000 millones adicionales hasta 2026», comenta.
Moléculas resistentes
El campo de juego es enorme y muchos logros parten del laboratorio. Un ejemplo es PLANeT Biotech, spin-off surgida de la investigación de Ana I. Caño-Delgado, investigadora del CSIC en el Centro de Investigación en Agrigenòmica (CRAG), con una larga trayectoria en el área de la biotecnología de plantas. Una de las tecnologías que utilizará la firma consiste en una plataforma que permite la identificación de nuevas moléculas activas que «ayudarán a superar episodios de sequía y golpes de calor en procesos tan importantes como la floración, el cuajado y el engorde de los frutos, mejorando el rendimiento de las cosechas en estas circunstancias tan adversas», expone la socia fundadora. La empresa se enfocará en plantas hortícolas y leñosas como olivos, la vid y los almendros, que sufren grandes pérdidas a causa de este problema. «En hortícolas vamos más avanzados gracias al soporte de la Fundación Cajamar en Almería», dice.
La spin-off espera salir a mercado en 2026, con un modelo de negocio B2B, «donde desarrollaremos, produciremos y comercializaremos bioestimulantes que en última instancia beneficiarán al agricultor».
Para garantizar que la agricultura dispone de los recursos hídricos que necesita, los expertos consultados añaden una pieza clave: las fuentes no convencionales de agua. «España es pionera en el contexto europeo a la hora de incorporar al mix hídrico aguas regeneradas y procedentes de la desalinización, si bien el porcentaje está lejos de lo óptimo. Si logramos inversiones que permitan mejorar nuestro sistema de saneamiento y trasponemos de manera realista la Directiva europea de Reutilización, que quiere multiplicar por seis las aguas regeneradas reutilizadas para regar, habremos dado un gran paso», dice Estanislao Arana.
Desde Asaja, la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores, su presidente en Alicante, José Vicente Andreu, sostiene que es crucial asegurar los recursos hídricos y en esa ecuación entran en juego variables como las aguas regeneradas. Advierte, eso sí, de las diferencias entre unas regiones españolas y otras. «Alicante y Murcia reciclan casi el 100% de sus aguas regeneradas. La Comunidad Valenciana está en el 62%, pero España en conjunto se sitúa en el 7% (Europa en el 3%). El reto es incrementar la cifra porque al final le estamos dando una nueva vida al agua después de pasar por los hogares».
A eso se dedica la empresa española Geodesic. Su consejero delegado, Luis Botija, cree que España se ha focalizado en asegurar la calidad del recurso en la depuradora, pero hasta que llega al agricultor o la comunidad de regantes, hay una distribución en la que pasa por tuberías que pueden recontaminarla, por balsas de acumulación, canales, etc., «lo cual nos impide garantizar que en el punto de uso el agua esté en condiciones». Ahí es donde entran en juego los equipos de electroporación y oxidación avanzada de la firma. «Con nuestras celdas electrolíticas aplicamos una técnica que hemos desarrollado y patentado, la electroporación, esto es, la muerte de las bacterias a través de potenciales eléctricos. Además, en las mismas celdas electrolíticas generamos procesos de oxidación avanzada que permiten eliminar los posibles virus que hay en el agua y mejorar la calidad en cuanto a materia orgánica y otros componentes que pueda tener el agua y afectar no solamente a la planta, sino a la acumulación de esos componentes cuando se está regando sistemáticamente un campo», detalla.
Los equipos se controlan en remoto, por lo que desde el inicio la digitalización ha sido un pilar del modelo de negocio. «Esos equipos van conectados a una plataforma de control y de análisis sistemático, de interpretación de que está ocurriendo en cada momento. A través de patrones de reconocimiento de situaciones problemáticas, operamos los equipos en remoto para ajustar parámetros y modificar las condiciones para garantizar siempre los objetivos de calidad del agua», añade.
También habrá que tirar de la tecnología de desalación. «En España se ha hecho una inversión brutal, pero queda mucho por mejorar. Están a pleno rendimiento las desaladoras ubicadas al sur de Alicante y en Murcia, pero muchas no están siendo funcionales», lamenta Andreu, de Asaja. El principal problema que enfrenta esta opción es su coste: el metro cúbico de agua desalada se mueve en torno a los 90 céntimos. «España fue pionera en las islas Canarias y tenemos un gran potencial si somos capaces de abaratar el coste energético del proceso», comenta Arana.
Prevención en los acuíferos
José Vicente Andreu, presidente de Asaja Alicante, asegura que el sector ya está muy familiarizado con las sondas de humedad y anticipa que la siguiente evolución será la prevención de la contaminación de los acuíferos mediante equipos que indican si los fertilizantes los están dañando: «Así, aparte de no desperdiciar abono, se irá restaurando el buen estado de muchos de estos espacios naturales que, debido a un mal uso de la fertilización o de los purines procedentes de granjas, desde la última mitad del siglo pasado han sufrido un proceso de contaminación». Las nuevas sondas de nitratos jugarán un papel fundamental porque, como señala el experto, miden de forma continua la concentración de estos compuestos en el suelo. «Son tecnologías de menos de un año y suponen un avance importantísimo. Se están aplicando en Doñana y en el entorno del Mar Menor», ejemplifica.
Gota a gota, la tecnología se pone al servicio de la agricultura para regar de eficiencia el campo.
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