Cuando el espíritu emprendedor está por encima del currículum académico
Crear una startup sin estudios superiores no parece la vía más fácil hacia el éxito, pero sobran ejemplos en los que la pasión autodidacta supera cualquier barrera
Hay vida para las startups más allá de los puntos neurálgicos de las grandes urbes

«No sé ni cómo ni cuándo, pero sí que lo voy a hacer». Germán Agulló tiene grabada a fuego esta premisa cuando se le pregunta por la clave para emprender con éxito sin estudios universitarios y con dos décadas de vida. En ... el instituto era de los repetidores y, por este motivo, creció poco convencido de sus capacidades. La necesidad de llevar dinero a casa le empujó a trabajar desde muy joven y ya a los 19 años, en plena pandemia, creó su primera compañía, aunque incurrió en toda clase de errores que arruinaron el proyecto.
No agachó la cabeza. Como conocía el modelo de distribución gracias al negocio de su padre, al año siguiente, tras pasar por un taller de bicicletas, puso en marcha junto con Héctor Arana y Óscar Bárcenas GDV Mobility, una plataforma de distribución inteligente de recambios para vehículos eléctricos que ha construido en Alicante la mayor fábrica de reacondicionamiento de baterías de Europa. «Nuestro principal mercado es el de las motos. Hemos encontrado un método que nos permite reparar con calidad y que baterías pensadas para reciclar y triturarse tengan uso, quedando prácticamente como nuevas», comenta este veinteañero, orgulloso del impacto positivo de su actividad en el medioambiente y de haber sido elegido por 'Forbes' como uno de los menores de 30 años más talentosos.
Ahora, ha abierto un programa de becas con el que prepara a perfiles junior durante seis meses para que puedan ser los directivos del futuro de la firma. «El no tener estudios universitarios –Agulló cuenta con el título de Bachillerato– es una excusa que nos ponemos para no hacer las cosas. Lo fundamental es creer que es posible», sentencia.
«El no tener estudios universitarios es una excusa que nos ponemos para no hacer las cosas»
Germán Agulló
GDV Mobility
A pesar de la idea generalizada de que para triunfar en el sector tecnológico se requiere birrete, son muchos los casos que demuestran que no tiene por qué ser así. Steve Jobs, Mark Zuckerberg o Bill Gates son solo algunas figuras que han levantado imperios empresariales sin haberse graduado.
«Me he visto en la posición de ser quien contrata y a mí no me suma que una persona tenga carrera, sino su experiencia y su espíritu inquieto. Me gusta un programador que tenga un blog o alguien de marketing que me enseñe su portfolio», cuenta Juan Antonio Tejada, que no concluyó Ingeniería Informática y hoy está al frente de Kaikoo, startup malagueña de entrenamiento para jugadores de League of Legends basada en inteligencia artificial, respaldada por SportBoost, la aceleradora fundada por Iker Casillas, y Wayra, la iniciativa de innovación abierta de Telefónica.
En su opinión, el ingrediente imprescindible es la pasión. «Si estás súper convencido de tu idea, pierdes el miedo a todo. Es verdad que los procesos, cuando no conoces ni la teoría ni la práctica, abruman, pero lo sacas adelante», asegura. En el momento en que constituyó la sociedad, por ejemplo, tuvo dificultades burocráticas, que solventó gracias al apoyo de gente que había pasado por ello: «Por cada concepto que desconozco, busco a tres personas con experiencia. Así, genero una opinión crítica sobre lo que me han dicho y aprendo».

«A mí no me suma que una persona tenga carrera, sino su experiencia y su espíritu inquieto»
Juan Antonio Tejada
Kaikoo
Desde su constitución, en diciembre de 2020, la empresa ha levantado más de 700.000 euros. Tejada nunca ha percibido que su carencia de título universitario sea un factor penalizador para los inversores. «Al menos en fases iniciales, se fijan en la visión del fundador y en que mate por conseguir su propósito», asegura el también presidente de Málaga Tech, una asociación sin ánimo de lucro que promueve el ecosistema emprendedor tecnológico de la ciudad de la Costa del Sol.
Para Carlos de Otto, emprendedor en serie y mentor de SeedRocket, aceleradora de startups TIC en España, los estudios son importantes pero no determinantes: «Hay que mirar las cosas en su conjunto: puede ser una persona sin estudios superiores con una experiencia importante a sus espaldas y otros logros profesionales, con buen ojo para saber rodearse de gente que le complemente.... Hay personas sin estudios que han aprendido a programar por su cuenta y que son muy buenas en su campo; gente que comenzó una carrera, pero montó un proyecto y terminó dejándola para continuar con él, etc.». En la era de la información accesible, en la que internet ha revolucionado la forma de aprender, son legión los autodidactas que lanzan sus propias empresas sin haber pisado la facultad.
Sergio Conejo se instruyó en programación cuando era un niño gracias a tutoriales de YouTube. Con 12 años montó un estudio de videojuegos que llegó a sumar una treintena de colaboradores y él mismo se encargó de diseñar la página para aumentar la presencia online. «Descubrí que me gustaba y con 14 años lancé una agencia de desarrollo web», cuenta con naturalidad. Mientras ponía las primeras piedras de una brillante trayectoria como emprendedor, continuaba en el instituto, aunque reconoce que «hacía lo mínimo para pasar de curso e invertía el tiempo que me sobraba en realizar nuevos proyectos». Su siguiente aventura fue Worksible, un 'marketplace' que conecta 'freelance' con empresas para que encuentren empleo… Méritos más que suficientes para que Conejo fuese reconocido como 'Top Talent Under 25' de 2020 en la categoría de innovación.

«En el instituto hacía lo mínimo para pasar de curso e invertía el tiempo que me sobraba en realizar nuevos proyectos»
Sergio Conejo
Worksible
Recién terminado el Bachillerato, el joven se mudó de Madrid a Valencia porque su startup fue seleccionada para entrar en Lanzadera. Tras una primera ronda de financiación de 200.000 euros, ya piensa en levantar la siguiente. «Somos diez en el equipo y en el último año hemos crecido la facturación un 400%. Contamos ya con 20.000 'freelance' en la plataforma y con más de 300 empresas», indica el joven, que por el momento descarta matricularse en la universidad. «Me formo día tras día en las nuevas tecnologías que van saliendo, como la inteligencia artificial, porque es importante estar actualizado, pero no está en mis planes hacer una carrera. El sector educativo español debería innovar mucho para que tome esa decisión, ya que creo que no está preparado para los retos del futuro», justifica.
Como resalta Armando Salvador Pérez, director de la Incubadora de EAE Business School, las características que definen a los nuevos líderes del mañana se pueden acotar a tres grandes aspectos. «Capacidad de transformar su pensamiento y de desaprenderse todo lo aprendido previamente, ya que cuestionarse es fundamental; cualidades relacionadas con el liderazgo dado que la capacidad de influir en los equipos permite guiarlos tomando mejores decisiones; y capacidad creativa e innovadora». Por último, el experto habla de las técnicas de 'No Code', que permiten tener proyectos mínimos viables sin conocimientos de programación y que son una tendencia actualmente. «Eso sí, es importante destacar que aunque este enfoque puede ayudar a superar algunas barreras técnicas, no reemplazan completamente los conocimientos teóricos y técnicos más profundos que se obtienen a través de una educación formal».
Por su parte, Carlos de Otto, de Seedrocket, entiende que la principal aportación de la carrera es la adquisición de una base de conocimientos general útil para todo, aunque matiza que esta se puede suplir con el tiempo. A su juicio, las cualidades que nunca pueden faltar son capacidad de liderazgo, gestión y curiosidad por aprender.
Bien lo saben Salvador Esteve y Víctor P. Amarnani, que sin haber pisado las aulas de la universidad han alumbrado un gigante empresarial, BigBuy, cuyos números son impactantes: en 2022 facturaron más de 100 millones de euros, cuentan con 350 trabajadores y venden a más de 100 países. «Nuestro caso es excepcional. Los inversores se sorprenden de cómo hemos llegado tan lejos sin estudios universitarios, pero nuestra experiencia y profesionalidad lo compensa», señalan los fundadores de esta 'ecommerce tech' con dos líneas de negocio: son una plataforma mayorista especializada en abastecer de productos minoristas que venden en el canal online y, por otro lado, tienen una solución 360º para ayudar a marcas a expandir sus ventas cross en marketplaces europeos.

«Mi padre tenía una empresa de importación de productos desde Asia, lo que me ayudó a entender las bases de cualquier negocio de comprar y vender. A los 20 años ya tenía mi propio proyecto basado en importación de productos de regalo, y proyectos paralelos siempre enfocados a la distribución y retail. Fue una gran base para culminar en la sociedad que tuve la oportunidad de crear junto a mi socio», repasa Víctor P. Amarnani, para quien la capacidad de resolver problemas y adaptarse a los cambios del mercado son dos cualidades que no vienen explicadas en ningún libro. «La perseverancia, sumada a la experiencia que adquieres con los años, son claves para emprender sin carrera universitaria», añade.
Su socio, Salvador Esteve, cree que hay una cualidad innata y es que «desde pequeño te llama la atención ganar dinero más allá de un salario. También es clave ser muy curioso, querer saber lo máximo posible, aprender de todos los trabajos donde hayas estado, tratar de dar lo máximo y, sobre todo, ser autodidacta, es decir, lo que no sabes lo puedes aprender gratis en internet filtrando bien las fuentes». Con todas estas virtudes, defiende, ser emprendedor de éxito es solo cuestión de tiempo y constancia.
Su opinión sobre los estudios universitarios es que son muy buena base, aunque augura un futuro diferente a la formación universitaria, más ligado a las prácticas en empresas «porque cuando realmente se aprende es con la experiencia». Esteve considera, además, que ahora se pueden hacer cursos y másters que nutren de un contenido muy útil y más focalizado a lo que realmente se necesitará trabajando.
Opciones alternativas
Vicente Montón, fundador y CEO de Supernieto, es otro convencido de los programas alternativos a los grados universitarios. Dentro de toda la oferta formativa, se decanta por los 'bootcamps' y los cursos en línea frente a la universidad. Tras una adolescencia dedicada al tenis profesional, se sacó el Bachillerato a distancia y, al no obtener la nota para el Grado de Lenguas Modernas, optó por instruirse en los idiomas por su cuenta. «A partir del chino mandarín, me surgió una idea de negocio y creé un método nuevo para aprender más fácilmente los caracteres chinos. Aprendí herramientas digitales y venta por internet con vídeos de YouTube, comprando algunos cursos en escuelas digitales, asistiendo a webinars, etc.», recuerda de su primera experiencia emprendedora.

«Aprendí herramientas digitales y venta por internet con vídeos de YouTube, cursos en escuelas digitales, webinars, etc.»
Vicente Montón
Supernieto
La iniciativa fracasó y se apuntó a la incubadora Star Startup, donde nació su actual empresa, centrada en educación tecnológica a séniors. «Ayudamos a los bancos a comprender las necesidades de los usuarios analógicos y les enseñamos a moverse en un contexto digital a través de vídeos y charlas», explica. A lo largo de su trayectoria, la startup ha acogido a recién graduados con los que Montón ha ejercido de tutor de prácticas. «¿Cómo es posible que yo hable mejor los idiomas que gente que se ha formado en ello en la universidad y que se aprenda más rápido fuera de la misma que dentro?», se cuestiona el emprendedor, crítico con la rigidez del modelo educativo tradicional. «El no estar atado a las temáticas y los contenidos que exige la universidad para entregarte el diploma ha hecho que pueda moverme de manera más horizontal y respondiendo siempre a necesidades prácticas», resalta como la mayor ventaja de su formación.
Montar un negocio sin estudios universitarios es un examen difícil, pero estos y otros muchos emprendedores han demostrado que se puede superar con nota gracias al esfuerzo y espíritu autodidacta.
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