Iñaki Berenguer: «Cuando creas algo de la nada, tienes que estar obsesionado con ello»
Pixable, Klink, CoverWallet... el emprendedor acumula startups de éxito con una receta sencilla: identificar una necesidad y buscar respuestas innovadoras sin tregua
Madrid
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Iniciar sesiónIñaki Berenguer (Muro de Alcoy, Alicante, 1976) conoce a la perfección las dos caras del emprendimiento innovador, tanto la más dura, el sacrificio de sacar adelante un proyecto anticipándose a las tendencias del mercado, como la más reconfortarte, la satisfacción de comprobar que la compañía ... funciona hasta el punto de que es adquirida por otra. Ha vivido el proceso tres veces y está convencido de que su pasión por lo que hacía, unida a su aprendizaje en prestigiosas universidades internacionales, han sido claves en su camino al éxito.
Nacido en un pueblo que apenas supera los 9.000 habitantes, en una familia sin gran tradición académica, se graduó en Ingeniería de Telecomunicaciones en Valencia y obtuvo una beca de La Caixa para cursar el máster y doctorado en la Universidad de Cambridge. Siempre había pensado que lo suyo era la docencia y que el emprendimiento estaba reservado a los graduados en carreras como Económicas o Derecho, pero su estancia en Reino Unido le ayudó a romper esos clichés. «El director de mi grupo de investigación había montado en los años 90 muchas empresas tecnológicas y me di cuenta de que si tienes una buena idea que resuelve un problema, con el dinero de los fondos de capital puedes contratar a profesionales que hagan lo que tú no sabes», recuerda. Así surgió el germen de una trayectoria brillante que le ha consagrado como uno de los emprendedores tecnológicos en serie más importantes de nuestro país.
Tras pasar por la Universidad de Columbia, la Fundación Rafael del Pino le concedió una beca para realizar el MBA en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), la meca de la innovación mundial. Corría el año 2008, las redes sociales empezaban a ser un fenómeno de masas y Berenguer fundó, junto a un compañero del MIT, la startup Pixable, un agregador de fotos online. En plena crisis y sin una red de contactos fuerte en Estados Unidos, les costó lograr financiación, por lo que arrancaron con 400.000 dólares de fondos propios, de conocidos y amigos. «Le debo mucho a todas esas personas que apostaron por mí», dice con humildad. En 2010 llegó la inversión de varios fondos de capital riesgo y dos años después la firma fue adquirida por 30 millones de dólares por el gigante de las telecomunicaciones Singtel.
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Berenguer podía haberse tomado un descanso, pero enseguida pensó en el próximo proyecto. «Si te ha ido bien, le coges el gusanillo y olvidas lo duro que ha sido. Además, crees que evitarás errores del pasado y crecerás más rápido», justifica. Así fue. Puso en marcha Klink, que recopilaba información de múltiples fuentes para identificar las llamadas desconocidas antes de que se descolgara el teléfono, y la vendió en tiempo récord a ThinkingPhones. Su tercer proyecto fue CoverWallet, una plataforma tecnológica de seguros a medida para pymes, comprada por Aon. «Cuando creas algo de la nada y lo haces muy rápido, tienes que estar obsesionado con que el mundo solo gira alrededor de lo que estás montando», comenta.
Aparte de la dedicación, sin la cual Berenguer no concibe el emprendimiento, apunta algunos factores decisivos para que las ideas lleguen a buen puerto. «Tienes que estar seguro de que encuentras una necesidad que no está cubierta, es lo que llaman atacar un gran mercado. Normalmente existe una oportunidad porque hay un cambio de paradigma gracias a la tecnología, que hace que ese sector se pueda atacar de forma diferente. O bien que sea un sector que no existía antes y se va a volver muy relevante. Hay un montón de invenciones que hacen que se creen oportunidades donde no había porque hay nuevas formas más eficientes de resolver una necesidad», ahonda el emprendedor.
Líder visionario
El equipo es otro ingrediente esencial, en el que no puede faltar un líder capaz de atraer capital y talento, pero también que sea visionario. La innovación es el tercer pilar sobre el que, a su juicio, se sustentan los proyectos exitosos. «Hay quien cree que la idea es lo más importante, pero no lo es porque puede evolucionar. En un sector donde hay una oportunidad muy grande, aunque vayas con una idea mala, puedes testearla rápidamente e incorporar el 'feedback' de los clientes hasta dar con la tecla», considera.
Preguntado por el estado del ecosistema de emprendimiento innovador nacional, su diagnóstico es favorable. «Desde la crisis de 2008 han salido emprendedores que piensan en global desde el primer día y no tienen el complejo de inferioridad que había en España hace veinte años. Por otro lado, los inversores se han profesionalizado mucho y están dispuestos a asumir riesgos de verdad», asegura Berenguer, que ahora es managing partner en Life Extension Ventures, un fondo que invierte en startups tecnológicas en los sectores de la biología y el cambio climático.
Aunque deja la puerta abierta a la posibilidad de fundar otra compañía en el futuro, se siente cómodo en su actual rol de inversor, ya que le permite ejercer un efecto multiplicador: «En vez de dedicarme seis años de mi vida a una empresa, puedo ayudar a muchos emprendedores que trabajan en los dos sectores que van a tener un impacto más grande en la sociedad y, además, gracias a la inteligencia artificial y el software».
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