La prometedora segunda vida de las baterías del coche eléctrico
A la espera de que Bruselas concluya el reglamento sobre su reciclaje, la carrera empresarial por posicionarse en este incipiente nicho ya ha comenzado
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Iniciar sesiónLa industria automotriz se encuentra inmersa en un profundo proceso de transformación para avanzar hacia una movilidad menos dependiente de los combustibles fósiles. La transición avanza lenta debido, entre otros factores, a la escasa autonomía de estos coches o a la falta de ... una infraestructura adecuada de recarga, pero pocos dudan ya de que es una apuesta irreversible . A pesar de que España está lejos de alcanzar a sus vecinos europeos, las estadísticas reflejan que el vehículo eléctrico pisa el acelerador.
Las matriculaciones de vehículos eléctricos puros de todo tipo en nuestro país cerraron 2020 con un total de 35.045 unidades, lo que representa un 44,4% más respecto al ejercicio anterior . Y los planes del Ejecutivo contemplan que dentro de solo tres años circulen 250.000 vehículos ‘a pilas’ (incluyendo turismos, comerciales, autobuses, camiones y motocicletas) con el objetivo de alcanzar los cinco millones de unidades para 2030.
Con su proliferación comienza a aflorar un problema: la reutilización o reciclaje de las baterías una vez termine su vida útil en el coche. A medida que pasa el tiempo y aumentan los kilómetros recorridos, este elemento va envejeciendo, con la consiguiente pérdida de su capacidad de almacenamiento. Sin embargo, el hecho de que una batería se degrade no implica que haya que deshacerse de ella , ya que puede tener nuevos usos como sistema de almacenamiento de electricidad.
La startup navarra BeePlanet Factory se dedica a ello desde 2018 gracias a un acuerdo con el fabricante japonés Nissan. «Recibimos los módulos y packs de la batería del vehículo, les realizamos un diagnóstico para conocer su estado y ver si pueden reutilizarse o no. En caso afirmativo, analizamos para qué aplicación son más interesantes y fabricamos los equipos para almacenamiento de energía estacionario preparado para instalaciones fotovoltaicas de autoconsumo. Así conseguimos que la batería, una vez que sale del automóvil, vaya a un ámbito menos exigente », explica Alfonso Urrizburu , responsable de desarrollo de negocio de la empresa. En unos meses, además, sacarán al mercado un sistema enfocado al sector comercial y pequeña industria , así como otro a gran escala que se integrará en plantas eólicas y fotovoltaicas para servicios a red. «Estamos en un estadio incipiente, pero queremos ser líderes en la gestión de las baterías de segunda vida», comenta.
Oportunidades
Y es que, aunque a día de hoy se trate de un negocio embrionario, las oportunidades de futuro son enormes . «La gestión de residuos en general viene marcada por cuatro normas, la primera de las cuales es reutilizar . Que la batería de un coche eléctrico pueda emplearse para otro fin es algo completamente puntero, alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y que, sin duda, va a tener mucho recorrido», señala Carlos Morales , investigador del Instituto de Investigación Tecnológica (IIT) de Comillas ICAI y coordinador del Máster en Medioambiente del mismo centro.
Bien lo sabe Little Electric Cars , fabricante gallego de vehículos eléctricos especiales, que ha sido una de las dos compañías nacionales participantes en el segundo Proyecto Importante de Interés Común Europeo (IPCEI) , aprobado por la Comisión Europea a finales de enero, donde también están presentes gigantes como Fiat Chrysler, BMW o Tesla. La empresa española, fundada en 2010, ha sido seleccionada gracias a su propuesta basada en dar una segunda vida a las baterías de los coches eléctricos creando, a partir de las celdas recuperables, nuevos sistemas de almacenamiento de energía destinados a viviendas autoabastecidas y pymes. «Vamos de la mano de centros tecnológicos para aprender y desarrollar nuevos procesos porque no están inventados», dice Rubén Blanco , CEO de la compañía.
Estos negocios tienen un horizonte muy prometedor, tal y como indica Blanco: « Se abren campos que hoy ni siquiera nos damos cuenta de que existen , por eso estratégicamente es muy interesante lo que estamos haciendo». En este sentido, cuenta que en la actualidad les llegan consultas variopintas: «Por ejemplo, hay ganaderías sin acceso a la red eléctrica que están empleando generadores de energía diésel para dar luz a las cuadras. Con fotovoltaica o generadores de eólica, gracias a las baterías, podemos almacenar la energía y dispensarla para este tipo de aplicaciones ahorrándoles muchísimo dinero en gasoil».
Enigmas del reciclaje
Pero no siempre es posible dar una segunda vida a las baterías. Si las celdas presentan daños y no son aptas para estos fines, queda la opción de reciclarlas recuperando las materias primas que se utilizan en su fabricación , como el litio, el níquel o el cobalto. Y este es un aspecto que lleva aparejadas ciertas dificultades. «El problema realmente está en los materiales y el proceso en sí. Reciclar y recuperar el litio es mucho más complicado que el plomo utilizado para las baterías de los vehículos convencionales porque pesa muy poco», apunta Morales.
En cualquier caso, hablamos de una actividad todavía en desarrollo. «No hay demasiadas plantas de reciclaje a nivel europeo porque el volumen no daría para nada. Las baterías que llegan al final de su vida útil son escasísimas y, además, suelen ser recuperables . Ahora mismo en Europa hay capacidad como para reciclar unas 40.000 toneladas, más de lo que posiblemente se esté generando», asegura Manuel Kindelan , director general de la Asociación Española para el Tratamiento Medioambiental de los Vehículos Fuera de Uso (Sigrauto) y vocal de la Junta Directiva de la Asociación Española de Profesionales de Automoción (Asepa).
En el futuro la situación cambiará: «Cuando haya un volumen enorme, seguramente casi todos los países contarán con plantas de reciclaje». Cabe recordar que el Gobierno español está en trámites de crear un consorcio público-privado junto con Seat-Volkswagen e Iberdrola para erigir la primera fábrica de baterías para coches eléctricos en España . «Si se materializan proyectos de fabricación, muchas veces tendrán interés en tirar de materiales recuperados, lo cual es posible que ayude a que contemos con una infraestructura de reciclado propia», añade Kindelan.
El aumento de la demanda de los componentes de las baterías ante la eclosión definitiva del coche eléctrico estimulará, sin duda, la vía del reciclaje cuando sea imposible optar por una segunda vida. «Hablamos de un tema de agotamiento de recursos : necesitamos litio y cobalto, en la naturaleza hay muy poco y se va a agotar, de modo que tenemos que ir hacia el reciclaje, por eso están apostando todos por ahí», subraya Carlos Morales.
Negocio de futuro
Grandes fabricantes, como Volkswagen, ya trabajan en ello. La división de componentes del grupo alemán inauguró a comienzos de año su primera planta de reciclaje de baterías de automóviles eléctricos , ubicada en Salzgitter (Alemania), que pretende reciclar unas 3.600 baterías por año durante la fase piloto, el equivalente a cerca de 1.500 toneladas.
Pero no solo los gigantes del sector están moviendo ficha. Existen también iniciativas a menor escala ‘made in Spain’, como la encabezada por la Fundación Inatec , la unidad de investigación y desarrollo del Grupo Otua, con sede en Álava. «El año pasado lanzamos el proyecto Baco, que consistirá en la recuperación de baterías de ion litio del coche eléctrico y de RAEEs (residuos de aparatos eléctricos y electrónicos) a través de un proceso hidrometalúrgico», indica Jon Barrenetxea-Arando , gerente de Fundación Inatec. Una vez recuperados, los metales mencionados se podrán utilizar para fabricar nuevas baterías o como aleantes de metales secundarios , como el aluminio. Según estimaciones de la Fundación, el proyecto se implantará en 2023.
Consciente de que es cuestión de tiempo que los estados del Viejo Continente hagan frente a una creciente montaña de baterías provenientes de los coches eléctricos, Bruselas ultima un nuevo reglamento para fijar requisitos obligatorios sobre la sostenibilidad, seguridad y ciclo de vida de todas las baterías que sean comercializadas en la UE.
«Ahora está en vigor la Directiva 2006/66 , que no recoge 100% las especificidades que tiene la batería de tracción de un vehículo eléctrico porque en esa época apenas había. Esta directiva pasará a ser un reglamento, del que la Comisión Europea ya tiene hecho el borrador, aunque quedará mínimo un año para su publicación , y que sí incluye aspectos muy específicos para las baterías de los vehículos eléctricos», señala Kindelan. Las baterías de los coches eléctricos que llegan a su fin de vida están en el centro de la diana y ni grandes fabricantes ni pymes quieren quedarse descolgadas de un negocio que se anticipa colosal.
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