Los españoles sucumben a los precios récord de los hoteles y las estancias de nacionales se desploman en la Costa del Sol y Menorca

Pero sobre todo se hizo notar en los destinos favoritos de sol y playa de los españoles. El efecto de los altos precios sobre el bolsillo nacional se extendió a la Costa Brava (-13% de pernoctaciones), además de en la Costa Dorada y la Costa del Sol, dos de los enclaves de sol y playa más concurridos por el turista patrio donde los españoles alojados descendieron un 13%, y un 11,4%, respectivamente.

Otros destinos de importancia para el turismo doméstico como la Costa Blanca, que reúne a localidades como Torrevieja, Denia o Benidorm, también han visto caer el número de visitantes españoles en sus hoteles durante el mes pasado (-6,4%). La misma consecuencia se ha sentido en la Costa de Almería, donde el descenso de noches de hotel realizadas por españoles ha caído un 6% o las islas de Mallorca (-5,47%) y Tenerife (-3,5%), lugares también importantes para el huésped doméstico, aunque estén casi monopolizados por el visitante foráneo.

  

El turista nacional se había convertido en los últimos años en uno de los baluartes de la recuperación hotelera, llegando a hacer récord histórico de pernoctaciones en 2022, pero todo se ha difuminado conforme los empresarios han disparado los precios para exprimir el 'boom' turístico que se vive a nivel mundial y que durante el verano tiene al visitante del Norte de Europa como el más codiciado por su mayor poder adquisitivo. En julio, el precio medio diario que se pagó por habitación alcanzó los 140 euros, según el Índice de Precios Hoteleros del INE, un 36% más que en 2021 y que en 2019, años en los que la tarifa media fue de 103 euros.

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En el sector turístico aún no preocupa la coyuntura porque la demanda extranjera sigue respondiendo a los hoteles a pesar de los precios imposibles y, más allá de las tarifas récord, atañe la disminución de pernoctaciones de españoles a un trasvase de los flujos turísticos a otros meses del año. «Los españoles muestran mayor preferencia que nunca por salir de vacaciones en septiembre y nuestras previsiones son que este mes que estamos a punto de comenzar será extraordinario, superando también a junio», apunta Carlos Abella, secretario general de la Mesa del Turismo de España. Aunque Abella admite que esta tendencia atiende a la búsqueda de mejores condiciones económicas que las que se ofrecen en verano, cuando el turista nacional compite con los pujantes bolsillos de los ciudadanos británicos, alemanes, neerlandeses, belgas o nórdicos.

El debate de los altos precios hoteleros, que no han dejado de subir desde el final de la pandemia, también venía preocupando en el sector ante una posible fuga de viajeros domésticos a otros países competidores en el Mediterráneo como Grecia, Turquía o Albanía, destinos a los que las aerolíneas han incrementado su oferta desde España para la temporada estival. Abella cree que son «elecciones magníficas pero entre muchísimas otras», y apunta a que este hecho no infiere en que puedan ser «un rival de nuestros destinos turísticos en la mente e intención de viaje de los españoles».

«Como es lógico, la sociedad evoluciona y el emisor español cada vez se muestra más interesado en explorar destinos internacionales y conocer otras culturas», razona el representante de la patronal turística española.

Abella tampoco espera que esos destinos hagan especial daño a la llegada de foráneos a España, especialmente desde Reino Unido, nuestro principal mercado emisor, cuyos ciudadanos se están refugiando de la inflación cambiando sus vacaciones a otros destinos más baratos. «España continúa siendo el destino preferido de los mercados emisores europeos más significativos por volumen y gasto y, además, estamos incrementando nuestra cuota en otros emisores de menor tamaño pero que también contribuyen a dinamizar las llegadas turísticas, como ocurre con holandeses y polacos», relata el experto, que defiende los grandes avances que está dando España en desestacionalizar y deslocalizar los flujos turísticos. «Por ejemplo, en Madrid, se ha registrado una notable subida del turismo este verano acumulando en lo que va de año un alza de entre 10 y 12 puntos», explica.

Durante el mes de julio, la balanza de los hoteleros la equilibró el turista extranjero, aunque apenas registró un ligero aumento del 2% respecto al mes de julio del año pasado. Una subida que ni siquiera sirvió para salvar los muebles en algunos destinos. En regiones como Andalucía se acusó el mayor descenso de turistas nacionales (-5%) durante un mes de julio en dos décadas (sin contar la pandemia). Respecto al año anterior, los viajeros residentes en España disminuyeron un 11,5% y los extranjeros aumentaron un 4,5% en la región.

El número total de viajeros también descendió ligeramente en una comunidad tan dependiente del turismo como es Canarias (-1,4%), y del mismo modo lo hizo en Cataluña (-1,2%).