El escudo a medio forjar frente a la amenaza del fuego en las empresas

La actualidad también ha incluido, el pasado viernes, la presentación, en la Fundación Mapfre, del documento 'Libro Blanco de la prevención de Incendios y sus consecuencias. 112 recomendaciones. Objetivo Cero Víctimas. Fallecidos y heridos graves'. Desde el ámbito general, señala que «se producen más de 120.000 incendios anuales. El pago realizado por las aseguradoras ascendió a 379 millones con una media por incendio de 8.221 euros. Estos datos no contemplan el impacto de esos incendios en el medio ambiente ni la pérdida de numerosos puestos de trabajo, muchos de manera definitiva. Puede afirmarse que «nada hay más insostenible que un incendio».

En este contexto, la Alianza S2E (Alianza para la Seguridad y Sostenibilidad en la Edificación) ha pedido el consenso de la industria para la revisión del CTE (Código Técnico de la Edificación) sobre Seguridad en caso de Incendio, con especial foco en las fachadas «en función del uso del edificio, para limitar la propagación exterior en caso de incendio». José Manuel Fernández, portavoz Alianza S2E, resume algunas pautas a tener en cuenta: «Si queremos reducir las víctimas y daños por incendios, debemos priorizar medidas eficaces: detección temprana con alarmas de humo, control del riesgo en edificios cada vez más electrificados y normas que limiten la propagación exterior del fuego en las fachadas. La seguridad debe basarse en el conocimiento técnico».

Desde URSA, empresa fabricante de materiales aislantes sobre barreras de fuego, su Marketing Manager, Marina Alonso destaca «la relevancia de las barreras de sectorización intumescentes en fachada para limitar la propagación del fuego, con el uso de materiales incombustibles como lanas minerales». Y en el caso de Hispalyt (Asociación de fabricantes de ladrillos y tejas), Elena Santiago, su secretaria general, reflexiona sobre pautas de prevención en edificios (al fin y al cabo, oficinas e industria son edificios): «Habría que asegurar que se utilicen materiales que tengan la mejor categoría en reacción al fuego, como por ejemplo el ladrillo cerámico, que no es combustible y en caso de incendio no contribuye al mismo y no produce llamas, humos, ni gases tóxicos. El problema está en que la normativa no se ha cambiado desde hace 20 años y ha quedado obsoleta por lo que habría que actualizarla para seguir garantizando la máxima resistencia al fuego de las paredes interiores».

En cuanto a la tecnología, aplicable a incendios y a los riesgos en general (fugas, aumentos de temperatura, etc.), la tecnología se pone al día en aspectos como la digitalización y la sensórica, en tiempos del 'Internet de las Cosas'. Como señala Juan Luis Gómez, investigador de la cátedra de Catástrofes de la Universidad Pontificia Comillas: «La prevención de sucesos ambientales extremos (como incendios o inundaciones) requiere un monitoreo detallado del entorno. Esto optimiza tanto la gestión de emergencias como la mejor precisión de las predicciones, al disponer de parámetros ambientales con mayor resolución. Para ello, es fundamental contar con mediciones remotas y recurrentes; en este sentido, las imágenes satelitales y los sensores resultan muy prometedores, con ejemplos como las plataformas HAPS, que operan a grandes altitudes y ofrecen una mayor cobertura y operatividad durante períodos prolongados».

En todo caso, Gómez subraya la importancia de los sensores desplegados en terreno, que ofrecen información local e inmediata con un mantenimiento relativamente económico. «Su implementación (añade) puede optimizarse mediante datos satelitales y modelos que identifiquen las zonas críticas, permitiendo no sólo la detección temprana de incendios, sino también el monitoreo de las condiciones meteorológicas asociadas al fuego y la comunicación oportuna a las comunidades para facilitar la supresión y evacuación en situaciones de emergencia».

Desde Siemens, a ambos lados del asunto (al ser fabricante y desarrollador y contar con grandes centros empresariales), cuentan con la importancia del dato, de la correlación de registros sobre humo, gases de combustión, viento humedad, etc. Valentí Sintes, responsable de portfolio de Buildings en Siemens, incide en la importancia de «digitalizar todo lo instalado, conectar el mundo físico con el digital, a la nube, con revisiones remotas que eviten desplazamientos innecesarios y que mejoren el nivel de ciclo de vida de los elementos, gracias al mantenimiento predictivo».

Un entorno en el que gana enteros, como señala el especialista, una tecnología usada en el universo de la arquitectura, de la construcción, el BIM (Building Management System), que permite una visión integral, continua de los espacios que incluye la programación del control de la iluminación de emergencia.

El escenario alojado en la nube al que se refiere Sintes incluye aplicaciones de la compañía como la solución específica Building X Fire, que proporciona acceso remoto y supervisión en tiempo real de los sistemas de seguridad contra incendios con una conectividad segura y cifrada. Aspectos de implementación mejorada, como en los casos de la geolocalización o la codificación por colores, contribuyen a una mejor prevención ante todo tipo de accidentes, y a una mejor reacción en caso de problemas.

También sobre el terreno, Grupo Fire, empresa dedicada al suministro, instalación y mantenimiento de cualquier tipo de solución contra incendios, recurre a BIM para evaluar las posibilidades de planificación, gestión de sistemas y evacuación (sobre todo en proyectos de gran envergadura). Como apunta Ángel Duque, responsable de Desarrollo de Negocio de Grupo FIRE, todo este desarrollo tecnológico debe ir acompañado de «la formación y mentalización de personal», con la evidente necesidad de la actualización y adecuación normativa: «Vamos por delante de la legislación, por ejemplo, en el caso de los sistema de rociadores. La normativa se centra en lo básico y hay que ir más allá». Más allá de las meras (y muy necesarias) acciones de abastecimiento de aguas e hidrantes, de las pruebas hidráulicas de baja presión, de la tradicional señalización luminiscente, etc.

Vázquez comenta cómo, en el caso de los avances en extintores «se ha aumentado la eficacia, para ser capaces de apagar más fuego, de actuar contra líquidos inflamables, de progresar en la encapsulación del fuego y del humo». Progresos como en los casos de «cámaras termográficas, detectores combinados de humo y aumento de temperatura, en un entorno de mayor y mejor programación de datos y conectividad».

Quedan deberes, en todo caso, «para equipararnos a países como Estados Unidos o como algunos europeos. Considero que las empresas invierten en climatización e iluminación, pero no son tan conscientes de la importancia de la seguridad (muchas veces, se reacciona porque obliga la normativa, o porque ha sucedido un percance otra compañía). Es una asignatura aún por aprobar».