Una ola innovadora para tomarse un respiro frente al calor en las viviendas

La Organización Meteorológica Mundial ha declarado que 2023 fue el año más cálido desde que hay registros, con una temperatura media mundial cerca de la superficie de 1,45º por encima de los niveles preindustriales de referencia. Además, la AEMET (Agencia Estatal de Meteorología) ha presentado recientemente el informe referido a 2023, donde se refleja que España tuvo el segundo año más caluroso, solo por detrás de 2022. Además, las olas de calor cada vez duran más, tienen mayor extensión e intensidad. Recuerda Ramón Ros Castelló, CEO de Ursa Ibérica (compañía que fabrica materiales aislantes para el confort térmico y acústico en los edificios), que «la desertización de la península ibérica avanza y los efectos del cambio climático son cada vez más evidentes». Los materiales que se utilizan para combatir el calor sirven también para luchar contra el frío y el ruido, afirma Ros: «Igual que los productos Ursa impiden el paso del frío del exterior, tienen el mismo comportamiento frente al calor, y de paso nuestras lanas dejan 'fuera' el bullicio y el mayor ruido que se produce en esta época».

Pone Ros el ejemplo de un caso práctico: «Una vivienda sin aislamiento, con doble acristalamiento y sin protección solar, puede llegar a alcanzar en épocas de máximo calor una temperatura de 42º». La misma vivienda, con un correcto aislamiento térmico, protección solar y ventilación nocturna llegará a menos de 33º». El aislamiento favorece también la reducción del consumo de energía y las emisiones contaminantes. Esta compañía ofrece «materiales aislantes para cada necesidad, desde aislamiento de lana mineral de vidrio suave que se puede insuflar en la cámara de aire en tan solo unas horas y casi sin obras, hasta productos para el aislamiento de la envolvente (fachada y cubierta) que abrigan el edificio del frío, pero también del calor».

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Para Sigfrido Herráez, decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), las nuevas tecnologías aplicadas con materiales aislantes «están produciendo resultados muy importantes, porque hemos pasado de no aislar a usar cámaras de aire que multiplican el poder de aislamiento térmico». La estrella, sin duda, es el Sate (Sistema de Aislamiento Térmico por el Exterior): «El Sate será caro o barato, pero está dando un resultado desde el punto de vista energético con unos ahorros del 60 y del 70%. En un edificio ya existente el periodo de amortización son cuatro o cinco años, pero luego lo tienes ahí para siempre». Indica también que se están recuperando materiales tradicionales que se comportan bien frente a temperaturas extremas: «Se vuelve a la madera. Hay que saber que las estructuras de todos los edificios de Madrid de los siglos XVIII y XIX son de madera».

Sostiene el decano del COAM que el factor más importante para no tener que recurrir al aislamiento es «orientar bien y abrir huecos, como aprovechar los vientos dominantes, mucho más efectivo que todos los aislantes que queramos poner sobre fachadas». Según Herráez, «el mejor aislamiento es un árbol». «Un árbol de hoja caduca, que en verano sus hojas no permiten la entrada de radiación solar, y en invierno pierde la hoja y entra el sol», apunta.

Sobre las últimas investigaciones, dice que se están centrando en la generación de energía inmediata: «La Universidad de Stanford está trabajando con la fisión. Ese será el futuro, consumir menos, aunque hay que seguir investigando en materiales, independientemente de que la creación de energía pueda ser fácil y gratuita».

Las pinturas inteligentes funcionan como recubrimientos que incorporan nanotecnología para reflejar la luz solar y reducir la temperatura superficial de las paredes, lo que contribuye a generar ambientes más frescos y evitar el uso del aire acondicionado. Javier Nasarre Escartín, responsable técnico y desarrollo de producto de Arelux Top Chemicals, compañía radicada en Cuarte de Huerva (Zaragoza), detalla las características de la pintura Imperlux Termic: «Este material favorece una rotura de puente térmico (transferencia de calor sobre un material) en aquellas superficies donde se aplica y que la hace de prescripción habitual en interiores, exteriores y cubiertas en el campo de la edificación y rehabilitación residencial».

Su poder radica en la fórmula, según Nasarre: «Son pinturas bajas en Covs (compuestos orgánicos volantes), con base agua que incorporan resinas y ligantes especiales. Pero las propiedades termoaislantes proceden de las microesferas de cerámica de núcleo hueco, imperceptibles a la vista. La nanotecnología genera una serie de microcámaras de aire en aquella superficie donde se aplica». «Aparte de salud, este producto aporta ahorro energético. Porque allí donde hay un puente térmico, estamos perdiendo dinero. Es como un colador», expresa. Los valores de reflexión a la radiación solar están dando el 85,4%. «Del coste se podría decir –argumenta– que vale un poco más que una pintura base agua o una pintura plástica normal, pero con muchísimas más prestaciones».

En el caso del interior, las propiedades de la pintura son permanentes, subraya: «Luego se puede repintar sobre ella con una pintura plástica normal y las propiedades termoaislantes no desaparecen. En cuanto a las fachadas, la media de durabilidad es de siete años; la nuestra, aplicada correctamente, aguanta un mínimo de 12 años en exterior».

Los vidrios de control solar están diseñados para regular la cantidad de radiación solar que ingresa a un espacio interior (puede reducir entre un 40% y un 80% de calor), al tiempo que permiten la entrada de la luz. Alejandro Monfort Moliner, CEO de Control Glass, explica que «estos vidrios utilizan tecnologías avanzadas, como recubrimientos especiales por deposiciones catódicas de capas reflectantes que se fabrican casi a la carta, para controlar la transmisión de luz y calor, reduciendo así la carga térmica en el interior de los edificios».

La tecnología de este producto se ha desarrollado hasta el punto de que permite tener vidrios de altas prestaciones que reducen al máximo el calor y dejan pasar la luz natural al interior. «La fabricación de los vidrios de control solar –expone Monfort– se realiza mediante la deposición de capa sobre vidrio mediante pulverización catódica (proceso de 'sputtering'). Durante este proceso industrial se aplican capas delgadísimas de óxidos metálicos con diferentes propiedades sobre superficies de vidrio u otros sustratos, para lograr una gran precisión en sus propiedades espectrofotométricas y uniformidad del color y tonalidad».

Este tratamiento resulta fundamental en la fabricación de vidrios con propiedades especiales, como los vidrios de control solar, de baja emisividad y otros tipos de vidrios recubiertos que mejoran la eficiencia energética y la estética.

La gama ofrecida es amplia y entran todos los rangos de filtrado de calor. «Actualmente, contamos con capacidad para fabricar dimensiones de 6 metros por 3,21 en todos los modelos así como la capacidad de templar, distribuir e instalar el vidrio en cualquier parte de España», añade.

Son algunos ejemplos de como combatir el calor sin disparar el gasto en energía. Pero la paleta innovadora es mucho más amplia: materiales de cambio de fase, que absorben y liberan calor a medida que cambian de estado, como de sólido a líquido o viceversa; sistemas de fachada bioclimática; aerogeles, tejas cerámicas... Nueva soluciones para plantar cara a otro estío que se anuncia asfixiante.