El consumo de gas se desploma un 32% en la industria por los cierres y parones de la producción

Los últimos indicadores dibujan un panorama sombrío. El consumo de gas se desplomó un 31,8% durante el mes de julio en el sector, lo que refleja un importante deterioro de la actividad manufacturera. Durante los siete primeros meses del año, la caída del consumo se situó en el 14,7% respecto al mismo periodo de 2021. Respecto a la demanda, en julio se situó casi un 20% por debajo de lo previsto en el escenario más bajo, según explican desde la patronal de las pymes, Cepyme.

La organización alerta de que este dato refleja «que el deterioro de la actrividad puede ser mucho más acusado y rápido de lo previsto en los últimos meses». Ante esta situación, las empresas ya han empezado a tomar medidas, como la de ajustar sus horarios ante el aumento del precio de la energía, reestructurar sus planes de producción, incluso con cierres temporales parciales o totales de parte de sus cadenas, y ajustar 'stocks'.

Pero estos remiendos empiezan ya a deshilacharse por la realidad de los costes en los sectores intensivos en el uso de la energía. «Por desgracia, este problema afecta a un número creciente de sectores y empresas y resulta obligado el apoyo de las autoridades para salvaguardar el tejido productivo español», explican desde Cepyme.

La situación es definida por la industria electrointensiva como «crítica». El sector ha visto como el coste de la electricidad se ha quintuplicado en apenas año y medio y los parones de plantas se cuentan por decenas desde el último trimestre de 2021. Un freno a la producción que continuará durante los próximos meses, especialmente en el sector siderúrgico, que emplea a 21.000 personas en España, según Unesid. ArcelorMittal parará a finales de mes un alto horno en Asturias, mientras Ferroatlántica ya ha frenado su actividad por tiempo indefinido en la fábrica de Boo (Cantabria). Fuentes del sector explican que las multinacionales del sector deciden realizar los parones en función del grado de competitividad de cada horno a nivel europeo y reparten las cargas de trabajo entre aquellas donde puedan obtener más rentabilidad.

No son las únicas medidas rocambolescas que han tenido que tomar empresas siderúrgicas y metalúrgicas para adaptarse al contexto de altos precios energéticos. Muchas fábricas habían adaptado su producción al horario nocturno para aprovechar las horas más baratas del día. Pero el caos tarifario está provocando ahora que la actividad de los hornos se desempeñe en las horas centrales de la jornada, entre las 12 y las seis de la tarde. Esto obliga a las compañías a tener que llegar a nuevos acuerdos con los sindicatos «porque con estos precios tienes que trabajar en las horas más rentables», señala a este periódico, Fernando Soto, director de la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE). La patronal que engloba a los sectores metalúrgico, químico, siderúrgico y de gases industriales, aquellos a los que el precio de la electricidad les supone hasta la mitad de sus costes.

Pero para Soto, los precios de la luz no son ni mucho menos la única amenaza para el futuro de las empresas electrointensivas. El directivo pone el foco en la incertidumbre que existe en estos momentos con la demanda por la evolución de la inflación . «Muchas empresas están reposicionando sus pedidos y ahora se lo piensan dos veces para hacer un contrato a medio y largo plazo». Especialmente ocurre en la automoción, donde además acusan la falta de seminconductores que también provoca parones de producción en algunas fábricas del sector. Lo que se traduce en menos fabricación y por tanto menos pedidos para empresas de la siderurgia y el metal. Y como añadido, «tenemos importaciones de acero extracomunitario que muchas de ellas no cumplen normativas medioambientales que aquí no exigen», denuncia Soto. Un factor que debilita a las industrias y que provoca un exceso de oferta en los mercados.

Para encontrar soluciones que eviten el desastre en invierno, el sector siderúrgico junto al resto de asociaciones que componen la Alianza por la Competitividad de la Industria Española se reunieron ayer con las ministras Ribera y Maroto para acordar medidas que sirvan de pomada al conjunto del sector y sean incluidas en el Plan de Contingencia que el Ejecutivo debe remitir a la Comisión Europea este mes.

Los representantes de los sectores de la automoción, el papel, la alimentación o el cemento presentaron a las titulares de Transición Ecológica e Industria un décalogo de medidas urgentes entre las que se incluyen la modificación del funcionamiento del mercado eléctrico europeo; la adopción de medidas para garantizar que todos los contratos suscritos por consumidores industriales antes del 26 de abril de este año dispongan de energía contratada a plazo con precios fijos estén exentos del coste del mecanismo ibérico; la activación inmediata de las líneas de ayudas a la demanda energética, dotando hasta 2, 25 o 50 millones de euros por industria, o la necesidad de asegurar la continuidad de la actividad industrial que tenga suministro de gas firme, entre otras.

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Tras la reunión, la ministra de Industria, Reyes Maroto, calificó estas peticiones como «útiles» para la elaboración del plan de contingencia tras reconocer el papel clave de la industria electrointensiva, el comercio y el turismo «en el impulso al uso más inteligente posible de la energía y el incremento del ahorro y la eficiencia».

Mientras, el resto del mundo económico contiene el aliento ante este frenazo. Desde Cepyme explican que la crisis de la industria es una «buena guía» de lo que puede ocurrir en otros sectores, ya que el las alzas de costes son generalizadas y ahora un buen número de empresas empiezan a renovar sus contratos energéticos a precios muy superiores a los que tenían pactados. A ello se une que la ola inflacionista presiona la capacidad de compra de los consumidores, que ya está experimentando un descenso de la cartera de pedidos.