'Boom' de brókeres de hipotecas: ¿para qué sirven y cuándo me interesa contratar uno?

A la hora de solicitar una hipoteca, cada cual puede hacer una ronda de bancos en busca de la mejor financiación. Pero hay una opción más cómoda y en ocasiones más sencilla para acceder al crédito, aunque siempre pagando una comisión. Estos últimos son los brókeres hipotecarios, que son personas expertas en este mercado que buscan al cliente el mejor préstamo. Y la realidad es que no paran de surgir empresas dedicadas a esta actividad, más ahora con el encarecimiento de las hipotecas.

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«La función del bróker hipotecario consiste en analizar correctamente el perfil financiero del cliente y sus necesidades y negociar la hipoteca que más se ajuste a lo que le conviene; y hacerlo en condiciones más ventajosas que las que un particular podría lograr por su cuenta», apunta Luis Javaloyes, CEO de Agencia Negociadora. En este sentido, esta especie de agente financiero se ocupa de todos los trámites de una hipoteca para el consumidor, pudiendo «obtener condiciones mejores que las que un particular alcanzaría por su cuenta».

Este último recalca que «una clave de su aportación de valor es conocer en detalle los criterios de riesgos de cada una de las entidades del mercado así como su oferta de productos y precios. Con ello se garantiza que el cliente obtenga exactamente lo que necesita, por complicado que pueda parecer». En otras palabras, se trata de conocer al detalle lo que quiere el cliente, a lo que puede acceder con sus condiciones personales y lo que cada entidad financiera oferta a este consumidor.

David Espiago, director de Negocio Bancario en Housfy, recalca que los brókeres hipotecarios son más útiles cuando trabajan con un abanico amplio de bancos. Es decir, que la compañía tenga acuerdos con varias entidades para poder ofrecerle más opciones al consumidor. «Hay algunos que trabajan con muy pocas entidades, dos o tres, y les limita mucho», afirma.

¿Cómo es el proceso de suscribir una hipoteca a través de un bróker? Se acude primero a este agente financiero o empresa especializada en ello; en ese momento, lo que hace el bróker es diseñar un perfil económico del cliente: qué precios de compra puede permitirse, saber qué actividad desarrolla, tipo de contrato, ingresos, si hay matrimonio y en qué régimen... Con todas estas preguntas, como destaca Espiago, se saca el perfil para averiguar ese cliente en qué banco tendría más posibilidades de acceder a un crédito para vivienda.

En ese sentido, se le sacan los puntos débiles y fuertes que tiene el cliente para poder centrar el tiro en los bancos que mejor se adapten a sus necesidades. Un punto débil, por ejemplo, sería no contar con ninguna posibilidad de aval; un punto fuerte, por su parte, podría tratarse de ser funcionario simplemente, por la estabilidad que tiene.

Una vez trazado el perfil, se le comentan al cliente las opciones que tendría y en algunos casos ya se da al consumidor una horquilla de tipos de interés a los que se cree que podría acceder. Si el cliente está de acuerdo, se va para adelante y el bróker empieza a hablar con los diferentes bancos; al mismo tiempo se firma un contrato entre el cliente y el agente financiero en el que

figura el coste de ese asesoramiento. El coste del bróker varía sobremanera entre unos y otros. Por una parte, hay algunos que cobran un porcentaje sobre el total del préstamo; por otra, hay agentes que perciben un montante fijo pactado de antemano.

Aunque desde Housfy recomiendan siempre acudir a un bróker hipotecario en busca de información, la realidad es que hay perfiles de personas para las que estaría más indicado acudir a los mismos. Principalmente, personas que tengan un acceso más difícil al crédito a través de los canales normales. El bróker puede conseguir que el cliente suscriba un préstamo con una determinada entidad que si fuera por su cuenta no se lo permitirían.

Asimismo, desde esta compañía señalan que el valor de su servicio está en la facilidad que aportan. A menudo el consumidor solo se fija en el tipo de interés y no en los productos vinculados que le obligan a contratar, y estos tienen un coste. En este sentido, los brókeres hacen al cliente un estudio del coste del crédito tomando en cuenta el interés y los productos vinculados, porque puede darse el caso de que un usuario se beneficie de un tipo más bajo que otro pero el coste termine siendo mayor porque tiene que hacer frente cada año a productos vinculados.