El BCE advierte de que la inflación seguirá siendo elevada y pide reducir la deuda pública
El banco central cree que el debilitamiento de la economía global podría ser un lastre adicional para el crecimiento en la zona del euro
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Corresponsal en Berlín
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Iniciar sesiónLa inflación sigue siendo demasiado alta y se mantendrá por encima del objetivo «durante un período prolongado», por lo que cabe esperar más subidas de tipos. Esto es lo que advierte el Boletín Mensual del BCE, publicado este jueves, que insiste en que el ... Consejo de Gobierno basará la trayectoria futura de la política de tasas en la perspectiva evolutiva de la inflación y la economía, siguiendo su enfoque de «reunión por reunión». El Consejo de Gobierno también ha decidido modificar los términos y condiciones de la tercera serie de operaciones de financiación a plazo más largo con objetivo específico (TLTRO III).
Considera que es probable que la actividad económica en la zona del euro se haya desacelerado significativamente en el tercer trimestre de 2022, y espera un mayor debilitamiento en el resto de 2022 y principios de 2023. La institución muestra también preocupación por el empeoramiento de los términos de intercambio, ya que los precios pagados por las importaciones aumentan más rápido que los recibidos por las exportaciones y están lastrando los ingresos en la zona del euro.
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Para limitar el riesgo de impulsar la inflación, las medidas de apoyo fiscal para proteger a la economía del impacto de los altos precios de la energía deben ser «temporales y estar dirigidas a los más vulnerables», señala a los gobiernos del euro, augurando además que los datos entrantes confirman que los riesgos para las perspectivas de crecimiento económico son claramente a la baja, especialmente a corto plazo.
En este sentido, el BCE vuelve a enviar un mensaje claro a los gobiernos de la región: sus políticas deberían proporcionar incentivos para reducir el consumo y fortalecer el suministro de energía. Deben ser medidas que «demuestren su compromiso de reducir progresivamente los elevados niveles de deuda pública». Los pasivos de todos los países que forman la zona euro superaron por primera vez en el segundo trimestre los 12.000 millones de euros, aunque la marcha de la economía permitió que la ratio sobre el PIB descendiera ligeramente hasta el 94,2%. El banco central insiste en que las políticas estructurales deben estar diseñadas para aumentar el potencial de crecimiento y la capacidad de oferta de la región y así incrementar su resiliencia.
El BCE sigue viendo riesgos al alza para la inflación. La subida de precios alcanzó su punto máximo en octubre en el grupo de países que comparten moneda en un 10,7%, su nivel más alto desde que entró en circulación el euro. La entidad que dirige Christine Lagarde explica que, según los indicadores económicos sobre la mesa, los riesgos para las perspectivas de crecimiento económico son claramente a la baja, sobre todo a corto plazo. «Una guerra prolongada en Ucrania sigue siendo un riesgo significativo», sostiene. Esto podría afectar negativamente la confianza y las restricciones del lado de la oferta, por lo que los costos de la energía y los alimentos también podrían permanecer «persistentemente más altos de lo esperado».
El BCE estima que el debilitamiento de la economía global podría ser un lastre adicional para el crecimiento en la zona del euro. En cuanto a las perspectivas de inflación, son mayoritariamente alcistas. A medio plazo, la tasa anual del IPC puede ser superior a la esperada si se producen subidas de los precios de las materias primas energéticas y alimentarias y una mayor transmisión a los precios de consumo, un empeoramiento persistente de la capacidad productiva de la economía o subidas salariales más alto de lo esperado. Por el contrario, una caída en los costes de la energía y un mayor debilitamiento de la demanda reducirían las presiones inflacionarias.
Un euro a la baja
La depreciación del euro se ha sumado a la acumulación de presiones. Si bien hay esperanzas basadas en la mayor relajación de las presiones sobre la cadena de suministro global, persisten los riesgos a la baja, sobre todo por la continua incertidumbre geopolítica de la invasión rusa de Ucrania y un posible empeoramiento de la evolución del coronavirus en otoño e invierno. El impulso del comercio mundial sigue siendo moderado, en medio del deterioro de las perspectivas mundiales.
Al BCE le preocupa que, con la caída de los ingresos reales para las personas y el aumento de los costes para las empresas, la alta inflación continúe frenando el gasto y la producción. Las graves interrupciones en el suministro de gas han empeorado aún más la situación y la confianza, que se ha desplomado para familias y empresas. La demanda de servicios se está desacelerando, después de un sólido desempeño en trimestres anteriores, a medida que las economías volvían a la actividad tras los cierres impuestos por la pandemia. Por estos motivos, a pesar de que el mercado laboral ha seguido mostrando un buen comportamiento en el tercer trimestre (la tasa de paro se ha situado en un mínimo histórico del 6,6% en agosto y aún se han creado puestos de trabajo), el BCE teme que el debilitamiento de la economía podría provocar desempleo algo mayor en el futuro.
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