Yolanda Díaz no encuentra en Bruselas apoyo a sus planes

La reunión con Gentiloni no debió ser muy sencilla, porque en su nota de prensa la ministra lo ventila en un somero párrafo en el que dice que había tratado «las líneas básicas para la modernización del mercado de trabajo en España, coincidiendo en la necesidad de reducir la alta temporalidad». A la entrada en el edificio de la Comisión, Díaz había ya adelantado esa idea, pero en ningún momento quiso aclarar si los cambios que tenía en mente –apenas mencionó la idea de reducir el número de modelos de contrato laboral- irían en la dirección de lo que ha planteado su partido, p ara revocar la legislación que reformó el PP , o de la que ha venido sugiriendo la Comisión desde hace años para acercarla a los sistemas más flexibles de otros países.

Fuentes europeas calificaron la reunión como un «debate útil» sobre la situación del mercado laboral, que es un término para dejar claro que no hubo coincidencia en muchos aspectos de lo tratado . De hecho, Gentiloni volvió a pedir al Gobierno español cuáles son sus planes «para abordar las prioridades de reforma identificadas en el contexto del Semestre Europeo» y que según la Comisión deberían pasar esencialmente por dar una vuelta más a los cambios que habían introducido gobiernos anteriores y no al revés. Gentiloni le reiteró sobre todo «la necesidad de reducir la dualidad» como dice la ministra, pero «sin socavar la creación de empleo», que significa que no le parece bien que las reformas introduzcan más rigidez en el mercado laboral como medio para eliminar contratos temporales. La ministra le aseguró al comisario que las reformas en España se harán en «estrecha colaboración» con empresarios y sindicatos, lo que fue acogido «con satisfacción», aunque Gentiloni le recordó la eclaración del Eurogrupo adoptada el miércoles en la que se advierte «del vínculo entre las futuras reformas del mercado laboral y la sostenibilidad fiscal». Es decir que España es un país que necesitará volver pronto a un déficit controlado y que tendrá que devolver una deuda formidable, para lo que necesitará más trabajadores cotizantes y menos desempleados dependiendo de los subsidios.