El Sepla desconvoca la huelga de pilotos de Iberia tras la mediación del Gobierno
Sepla y la compañía aérea acuerdan nombrar un mediador para «iniciar un proceso de consenso»
LUIS M. ONTOSO
Cuando el conflicto entre los pilotos e Iberia parecía haber alcanzado su punto de ebullición, con una convocatoria de 24 días de huelga en apenas tres meses que amenazaba con echar por tierra la campaña de Semana Santa y los puentes de mayo y ... San José , las partes han llegado a un acuerdo para nombrar a un mediador e «iniciar un proceso de consenso».
Los cruces de declaraciones, cada vez más vehementes, no permitían atisbar el final inmediato del pulso que comenzó tras el anuncio de la creación de la futura filial de bajo coste, Iberia Express. Pero la intervención de los ministerios de Fomento y de Empleo y Seguridad Social, que mediaron ayer ante los representantes de Sepla y la compañía aérea, ha dado sus frutos, después de numerosos acercamientos. En estas reuniones, los departamentos de Ana Pastor y Fátima Báñez apelaban a la difícil situación de la economía española y el impacto de las convocatorias sobre un sector vital, como el turismo.
Fue el propio Ejecutivo el encargado de dar la noticia. Los pilotos y el sindicato de tripulantes de cabina que se había sumado a las protestas en las últimas semanas, Stavla, decidían suspender las movilizaciones. Y, como un castillo de naipes, se disolvía el rosario de huelgas con el que los trabajadores habían decidido recrudecer el litigio.
Los sindicatos minoritarios de tierra, la Confederación Nacional de Trabajo (CNT) y la Comisión de Trabajadores Asamblearios (CTA), «a la vista de la mediación», también se desmarcaron de los paros.
Pocas horas antes, Iberia había publicado el listado de vuelos cancelados, 245 para las primeras jornadas, programadas para los días 16 y 19 de marzo. Iba a comenzar, así, una nueva «maratón» dentro de esa espiral en la que se había introducido la compañía desde que el jefe de la sección sindical de Sepla, Justo Peral, anunciase las dos primeras fechas de huelga: el 18 y el 29 de diciembre.
Un enfrentamiento «in crescendo» que se materializó en una decena de paros más durante los dos meses siguientes (9 y 11, 25, 27 y 30 de enero, 13, 17, 20, 24 y 29 de febrero) y que llevó a la dirección de la aerolínea a plantear la posibilidad de presentar un Expediente de Regulación de Empleo si la situación se hacía «insostenible».
Las recolocaciones de los clientes en otros vuelos por parte de la compañía presidida por Antonio Vázquez, que llegó a alcanzar en algunos casos una cobertura del 100% de los afectados, amortiguó la incidencia de las convocatorias. La parte visible, la de los pasajeros. Pero no impidió que la aerolínea española, que atraviesa un arduo proceso de transición tras fusionarse con British Airways, viera cómo se desgastaba su cuenta de resultados : cada jornada de protestas tenía un coste medio de tres millones de euros. Es decir, en esos 12 días de huelga Iberia había perdido 36 millones, importe que podía quedarse corto ante la oleada que se disponía a anegar en marzo, abril y mayo los periodos de vacaciones.
No sin Iberia Express
En el comunicado enviado por el Ministerio de Fomento no se facilitó, aún, el nombre del nuevo mediador que ayudará a «articular las soluciones». Lo que parece seguro es que la constitución de Iberia Express, que a partir del próximo 25 de marzo reemplazará a la matriz en algunas rutas de corto y medio radio hasta ahora no rentables, quedará fuera de toda mesa negociadora. Las reuniones se centrará en la siempre espinosa tarea de suscribir el nuevo convenio colectivo de los pilotos.
Iberia y Sepla ya habían estudiado la posibilidad de nombrar un árbitro, a petición de la compañía aérea, en noviembre, y de los propios pilotos, en febrero. Pero las ofertas no llegaron a buen puerto, puesto que no se ponían de acuerdo a la hora de designar el candidato.
Los pilotos y una pequeña parte de los tripulantes de cabina y del personal de tierra encontraron en la creación de Iberia Express su manzana de la discordia. Pese a las garantías presentadas por la empresa de que esta nueva sociedad paralela a Iberia no supondría un menoscabo a sus puestos de trabajo, Sepla denunció en varias ocasiones que la transmisión de 40 aviones a la filial daría pie a la eliminación de 8.000 empleos. Sepla, reclamaba, por el contrario, un proyecto en el seno de la compañía, con el que prometía un ahorro de 300 millones. Cifras que ahora han quedado fuera del terreno de juego.
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