El fondo de rescate para grandes empresas del Gobierno termina con 6.700 millones sin repartir y 39 firmas rechazadas
El mecanismo que dirige la SEPI acaba con el apoyo público a 30 empresas, pero deja en la estocada a Abengoa, Ezentis o Room Mate
Uno de los hoteles de Room Mate, empresa rechazada por el fondo de la SEPI que ha entrado en concurso de acreedores
Con 6.744 millones de los 10.000 disponibles sin repartir y más solicitudes de ayudas rechazadas que aprobadas. Así concluyó ayer el fondo de rescate para empresas estratégicas del Gobierno, que dirige la SEPI , tras dos años de actividad. El mecanismo estrella del Ejecutivo de Sánchez para salvar a grandes firmas y empleos en el marco de la crisis sanitaria ... da carpetazo dejando sensación de fracaso entre el tejido empresarial español. No son pocos los motivos. El más notable vino con la judicialización del caso Plus Ultra, que provocó una paralización en la actividad del fondo durante meses, entre críticas de las compañías solicitantes que necesitaban recibir el dinero a mayor inmediatez, con la tesorería agotándose en plena cuarentena de la economía.
Pero la polémica tampoco ha cesado en los últimos coletazos del Fondo de Apoyo a la Solvencia para Empresas Estratégicas (Fasee) . El Consejo de Ministros adelantado al pasado lunes por la cumbre de la OTAN en Madrid sirvió para cerrar la lista de empresas apoyadas por el Estado. Un elenco en el que no entró finalmente Abengoa después de más de un año esperando las ayudas, a pesar de contar con los informes favorables de los asesores independientes contratados por la SEPI.
La empresa ha quedado abocada así al que se espera que sea el mayor concurso de acreedores de la historia de España, superando al de la constructora Martinsa Fadesa en 2008, que acumulaba más de 5.000 millones en su pasivo en el momento de declarar su quiebra. El de la firma sevillana podría alcanzar los 9.000 millones de euros y dejar en la estocada a 5.000 empleados, tras la consideración del holding público de que ya era una empresa en crisis antes de la pandemia.
No es la única empresa que ha quedado en el alambre, tras la negativa de la SEPI. La hotelera todavía propiedad al 60% de Kike Sarasola , Room Mate , presentó la semana pasada ante el Decanato de los Juzgados de lo Mercantil de Madrid la solicitud de concurso de acreedores, que además acompañó de la oferta de un inversor para agilizar la liquidación. La cadena había pedido 50 millones al fondo de rescate del Gobierno el año pasado, pero nunca obtuvo respuesta, según aseguraron fuentes de la compañía a este periódico, aunque este extremo es negado por la empresa dependiente de Hacienda.
La última en ser rechazada fue Ezentis, tras su petición fugaz anunciada hace dos semanas. La compañía de renovables cuyo accionista más relevante es el dueño de Audax, José Elías, pidió al holding público 70 millones de manera urgente, pero su solocitud llegó sin apenas tiempo para su análisis. Tras la negativa de la SEPI, el valor de sus acciones sigue desplomándose en Bolsa y deja su futuro lleno de incertidumbre.
A esta lista de rechazadas se suman otros casos relevantes como el de Naviera Armas. La compañía, clave para la Operación Paso del Estrecho, ya busca nuevas vías de financiación tras la negativa del Gobierno.
Más rechazadas
Y así, hasta 39 empresas que han terminado buscando otros caminos para sobrevivir sin el apoyo del Estado. Es decir, el fondo ha rechazado a más empresas de las 30 a las que ha concedido préstamos. Según el holding público , esto es debido a que la mayoría de ellas o bien no requerían el apoyo mínimo de 25 millones de euros, o vieron mejorada su situación financiera y decidieron prescindir de la ayuda pública. La SEPI defiende que ha repartido el 60,3% del total de los 5.392,7 millones solicitados.
Con todo, una vez cerrado el periodo de concesiones tras no ser prorrogado por Bruselas , el fondo de rescate no será desmembrado. Ahora, su misión pasa por fiscalizar el uso y devolución de las ayudas ya concedidas. El holding público estará presente en los consejos de administración de las empresas apoyadas, aunque en la mayoría de ellas con voz y sin voto.