El Banco de España exige reformas estructurales ya en pleno pulso del Gobierno con Bruselas

De cara más a futuro, el supervisor exige también «el diseño de un plan de consolidación fiscal para su ejecución gradual cuando la recuperación sea sólida». Relacionado con ello, la institución dirigida por Pablo Hernández de Cos insiste una vez más en que la política económica ha de «mantener un tono suficientemente expansivo» hasta que el rebote del país esté consolidado. «Para evitar un agravamiento de las vulnerabilidades que afectan a la estabilidad financiera, parece fundamental que la política económica se adapte adecuadamente a la evolución de la situación sanitaria y económica, y a la desigual persistencia de los daños al tejido productivo en los distintos sectores y grupos poblacionales», añade.

El Banco de España destaca que una retirada temprana de los apoyos públicos podría «agravar las vulnerabilidades de la economía y los riesgos para la estabilidad financiera» . Dichos riesgos y vulnerabilidades son una persistencia mayor de la pandemia que ahonde en la crisis, perturbaciones en la oferta de crédito, la débil situación financiera de ciertos hogares y empresas golpeadas por la crisis y la delicada situación de las Administraciones Públicas (déficit y deuda), entre otros.

Asimismo, de cara a esas reformas y el plan de consolidación fiscal, la institución señala que los fondos europeos podrían jugar un papel importante para lograr esos objetivos y «para mitigar los riesgos identificados en este informe, siempre que se diseñen priorizando los proyectos con capacidad de incrementar el crecimiento potencial de la economía».

El pasado mes de marzo el Gobierno dio luz verde a las tan esperadas ayudas directas -junto a otras medidas de apoyo- que pedían las empresas y autónomos. Sin embargo, todavía no están en funcionamiento un mes después y su entrada en rodaje aún podría demorarse algunas semanas.

Relacionado con esto, el supervisor tiene claro qué compañías han de recibir los apoyos públicos: «La política económica tiene que poner un foco especial en apoyar aquellas empresas viables, pero que se enfrentan a dificultades financieras, y a los grupos poblacionales más afectados» . Y añade: «La efectividad de estos programas dependerá de una ejecución rápida y homogénea, y de que los mecanismos de reparto permitan focalizar selectivamente las ayudas precisamente en las empresas viables pero con problemas de solvencia».

Incluso, el Banco de España va más allá en su petición y solicita al Gobierno «flexibilidad» en el volumen y uso de las ayudas públicas , lo cual se traduce en capacidad para adaptarlas a la «evolución de la pandemia y a la eventual materialización de los riesgos». Si la crisis se recrudece, que el Ejecutivo esté preparado para actuar.

Más allá de las alarmas sobre la economía española, el informe de estabilidad financiera recuerda a los bancos que todavía la crisis no ha terminado y que deben estar vigilantes ante el previsible aumento de la morosidad.

«Dada la incertidumbre que todavía persiste, que el impacto de la pandemia no se ha manifestado plenamente en los balances de las entidades y que estas siguen beneficiándose de diversas medidas de respaldo público, les hemos recomendado que actúen con extrema prudencia en las políticas de distribución de dividendos . Asimismo, las entidades deben mantener una política de anticipación del reconocimiento de deterioros, garantizando que este sea adecuado y oportuno, como establecen las guías supervisoras», afirma el documento, justo en los días en que las entidades presentan sus resultados del primer trimestre de 2021.

El Banco de España insiste en la necesidad de mantener la prudencia con los dividendos que reparte la banca. Este es uno de los principales atractivos del sector en un momento como el actual, pero la remuneración al accionista se encuentra ahora limitada por el Banco Central Europeo (BCE) . «La limitación del reparto de dividendos estaría teniendo un impacto significativo sobre la evolución del capital de las entidades de crédito y cabe plantearse en el medio plazo un marco reglado de estas intervenciones en la normativa prudencial», dice. Y añade, además, que la recomendación (prácticamente prohibición) de 2020 del supervisor comunitario de no dar dividendo redundó en positivo sobre la concesión de créditos: «El análisis empírico realizado con información granular de los préstamos bancarios revela que las entidades españolas que no repartieron dividendos el pasado año fueron más activas concediendo préstamos y, por tanto, ayudando a mitigar el impacto de la crisis en la economía real».

Sobre el negocio en el extranjero de los bancos españoles, en clara referencia a Santander y BBVA , el supervisor constata que «se vio afectado negativamente por la pandemia del Covid-19, condicionado por la depreciación de las divisas distintas del euro, en particular de los países emergentes». Un mensaje que supone una reiteración sobre algo de lo que ha venido advirtiendo en los últimos meses.