El capitalismo anglosajón contra el gurú francés Thomas Piketty

El «Financial Times» cuestiona su tesis sobre la desigualdad inherente del sistema y el economista defiende sus cálculos

El capitalismo anglosajón contra el gurú francés Thomas Piketty Reuters/Charles Platiau/Salon

borja bergareche

La crisis devora a sus gurús, y el capitalismo a sus críticos. El economista francés de 43 años Thomas Piketty es el oráculo económico de moda tras la publicación el año pasado de «El capitalismo en el siglo XXI». El lanzamiento inicial en Francia ... de un denso ensayo sobre las contradicciones de la economía liberal pasó sin pena ni gloria. Una denuncia académica más de lo que los franceses llaman «mundialización» no destaca en la sección de «Novedades» por la sencilla razón de que vapulear al capitalismo es un viejo deporte nacional galo. Pero la publicación este año de la edición en inglés por la universidad de Harvard lo ha convertido en un «best-seller» global de aeropuerto.

Su tesis es simple: la «contradicción central del capitalismo» es la creciente desigualdad Las credenciales académicas de Piketty están fuera de duda. Nacido en el conflictivo suburbio parisino de Clichy, se doctoró por la London School of Economics y la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París, y ha pasado por el MIT de Boston y el Centre Nationale de la Recherche Scientifique, el motor intelectual francés. En 2007, trabajó como asesor en la campaña presidencial de la candidata socialista Ségolène Royal y es, desde su derrota, profesor en la Paris School of Economics que ayudó a fundar.

La tesis de su libro es simple, y contundente: la «contradicción central del capitalismo» es una inexorable e inevitable concentración de riqueza entre los más pudientes. En su libro, el economista galo, un desconocido hasta hace bien poco, repasa un ingente volumen de datos de los últimos 200 años. Y concluye -y a las estadísticas se remite- que el mundo vive desde los 70 un aceleramiento de la concentración de riqueza que nos conduce a niveles de desigualdad nunca vistos desde la Belle Époque de 1871-1914.

Amplio eco entre los Demócratas en EE.UU.

Sus conclusiones han resonado con fuerza, como era de esperar, porque suponen, de ser correctas, la validación empírica del pálpito que subyace al movimiento anti-Wall Street y a las amplias corrientes de descontento e «indignación» que han manifestado recientemente los votantes europeos. No hay foro económico donde no se cite su libro . En Washington DC, Piketty se ha reunido con el equipo económico de Barack Obama y con el FMI.

Sus argumentos alimentan las narrativas progresistas del momento, como el «declive de la clase media» que enarbola la izquierda del Partido Demócrata o la «crisis del coste de vida» que denuncian los laboristas británicos. Pero su denuncia del capitalismo no ha gustado en el corazón del sistema económico. Y sus portavoces han pasado al contrataque. Así interpretan muchos la refutación a toda página de sus tesis que el «Financial Times» llevó a su portada el fin de semana anterior.

En una elaborada información, el editor económico del rotativo londinense, Chris Giles, repasaba una serie de errores estadísticos en los que incurriría el economista francés y que, según Giles, invalidan sus tesis. «Una vez que se limpian y se simplifican los datos, los resultados sobre Europa no muestran ninguna tendencia a un crecimiento de la desigualdad en la riqueza después de 1970», concluye. El diario financiero señala una serie de incoherencias y de posibles errores en los datos relativos a Estados Unidos y, sobre todo, a Reino Unido [puedes repasar aquí e análisis del «Financial Times»].

En concreto, frente al dato manejado por Piketty de que el 10% más pudiente de la sociedad británica acumula el 71% de la riqueza, el artículo destaca que las cifras oficiales publicadas por la Oficina Nacional de Estadísticas británica hablan del 44%. Además, le acusan de no explicar ciertos ajustes en sus datos, de interpolar datos sin explicación cuando carece de fuentes e, incluso, de copiar datos de Suecia en 1908 y pegarlos en la tabla relativa a EE.UU. y Europa en 1920. En total, Giles asegura haber encontrado «problemas» en 114 de las 142 líneas de datos que contienen las tablas sobre desigualdad empleadas por Piketty.

Piketty acusa al diario de ser «deshonesto»

El propio artículo incorporaba una primera reacción de Piketty, en la que reconoce con «fair-play» intelectual que «no tengo duda de que mis series de datos históricos pueden ser mejoradas y serán mejoradas en el futuro». De hecho, la edición inglesa de su libro incluye un anexo digital de casi cien páginas con enlaces a todas sus fuentes porque, según explica, quiere promover «un debate abierto y transparente» sobre el tema.

Pero después, publicó el jueves pasado una dura réplica de diez páginas [puedes consultarla aquí ]. Acusa al diario de estar haciendo el «ridículo» y de ser «deshonesto», y reivindica la validez de sus hallazgos estadísticos, aunque admitiendo siempre que son mejorables. Precisamente en su libro propone la creación de una tasa global sobre la riqueza que permitiría, entre otras cosas, poder recopilar datos históricos de un bien históricamente escurridizo: las fortunas.

Piketty defiende que «me sorprendería mucho que cualquiera de mis conclusiones sustantivas sobre la evolución al largo plazo de las distribuciones de riqueza se vean muy afectadas por estas mejoras». Los otros gurús, claro, se han lanzado a lo que más les gusta: hablar de ellos mismos. El veterano economista conservador de Harvard y colaborador de ABC Empresa , Martin Feldstein, denunció desde el primer momento las «inconsistencias» de Piketty. El socialdemócrata Paul Krugman le defiende en su blog .

«Cualquiera que imagine que la noción de creciente desigualdad en la riqueza ha sido refutada sufrirá seguro una decepción», decía. En este «soka-tira» ideológico disfrazado de «ciencia» económica, la otra biblia de la economía liberal, « The Economist », ha dado también su veredicto. Y se sitúa, contra-pronóstico y con la libertad de criterio que les caracteriza, del lado «indignado». «Las pruebas hasta ahora indican que, aunque Piketty podría haber cometido errores y haber sido descuidado en algunos puntos, sus análisis general sigue siendo válido».

El capitalismo anglosajón contra el gurú francés Thomas Piketty

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