No es lo mismo que en 2008 pero hay que estar alerta
El BCE optó el jueves por mantener su hoja de ruta para mandar un mensaje de tranquilidad. «Nuestros bancos tienen más liquidez y capital» que hace tres lustros. Es cierto, pero también entonces decíamos que la crisis no cruzaría el charco
El empleo, el gran pagano de la reforma de las pensiones (13/3/2023)
¿Por qué te vas? (5/3/2023)
Las turbulencias en el sector financiero han vuelto a despertar el nerviosismo de los inversores a un lado y otro del Atlántico. Primero fue el Silicon Valley Bank, hace apenas una semana, y parecía algo muy limitado a los nuevos negocios, pero después la ... tormenta cruzó el charco y saltaron los problemas del Credit Suisse, y un par de días después vimos a la gran banca estadounidense inyectando 30.000 millones de dólares para evitar la quiebra del First Repúblic Bank, la décimocuarta entidad financiera más grande del país. Los políticos y los bancos centrales intentan lanzar mensajes de tranquilidad, diciendo que son problemas puntuales y que nada tienen que ver con la crisis financiera que se desató en Europa y Estados Unidos allá por el año 2008 y que comenzó con la quiebra de JP Porgan, y que luego llevó al rescate de decenas de entidades en todo el mundo, empezando por España.
Recuerdo perfectamente, y solo hay que bucear un poco en la hemeroteca, cuando estalló la crisis de las subprime en Estados Unidos que se decía que eso no tenía nada que ver con Europa y desde luego con España, donde esos productos no existían. Y llevaban razón, esos productos no existían pero teníamos otros, como esa burbuja inmobiliaria que estalló y que hizo a la banca –en concreto a las cajas de ahorros– pagar sus excesos y su falta de rigor en la concesión de créditos. «Ahora es distinto que en 2008», me aseguran quienes saben de esto y tienen en sus manos la posibilidad de actuar. «Los bancos tienen más liquidez y capital». Y es cierto. Y en teoría también lo es que los bancos tienen más negocio y rentabilidad en un escenario de tipos altos, que en uno con el precio del dinero negativo. El problema, sin embargo, puede estar en el ritmo de subida de los tipos de interés. Probablemente nunca antes, y desde luego no al menos desde que existe el euro, hemos visto una subida tan acelerada de tipos. Y eso puede provocar un encarecimiento tan rápido de los créditos a tipo variable que puede incrementar la morosidad.
Los tipos actuales siguen sin ser muy elevados, desde luego, para lo que ha sido la media a lo largo de la historia. Y probablemente para alguien que tomó su hipoteca o su crédito empresarial hace una década o más, la subida de tipos no sea un problema, pero sí lo es para quien se ha hipotecado con tipos mínimos o prácticamente gratis y ahora tiene que hacer frente a ese coste financiero creciente.
El BCE el pasado jueves se encontró ante la tesitura de levantar el pie del acelerador en la subida de tipos para aliviar estos problemas que se están viendo en el sector financiero, o mantener su hoja de ruta para frenar la inflación. Optó por la segunda opción, probablemente para intentar mandar un mensaje de normalidad. Si en lugar de subir medio punto los tipos como tenía previsto los hubiera subido solo un cuartillo, hubiéramos interpretado que hay preocupación en el BCE porque el problema se extienda en la banda española. Probablemente haya sido la decisión más acertada, sobre todo teniendo en cuenta que la inflación sigue en cifras inaceptables que están empobreciendo a la población. Pero las autoridades monetarias a uno y otro lado del charco deben estar atentas. Y los inversores también.
En teoría hemos aprendido la lección de crisis anteriores, hemos capitalizado a nuestros bancos, les hemos exigido ser más rigurosos en la concesión de créditos... Pero si algo sabemos es que en este mundo que camina a marchas aceleradas todo puede pasar, «siempre se puede montar» y nunca estamos suficientemente preparados. Haríamos bien en estar alerta.