«Me quejo porque ya llevo alguna que otra cagada, por decirlo así, de los jueces. Hace dos años en Madrid me borraron un salto. Es algo que mina la moral porque es un trabajo de toda la temporada que llevamos haciendo y es difícil de afrontar, pero no está en mi mano cambiar nada de lo que ha sucedido», explicó la catalana.
Todo sucedió el pasado sábado, cuando Vicente alcanzó la distancia de 7,02 metros y fue seguida por dos grandes marcas de sus competidoras. Fátima Diame hizo un 6,85, que le daba el billete para los Mundiales de Budapest, y Tessy Ebosele se fue hasta los 6,93, que es la mínima para los Juegos Olímpicos de París 2024.
Euforia enfriada cuando, unas horas después, la Federación informó que alguien había movido «involuntariamente» el instrumento de medición, lo que invalidaba las marcas conseguidas.
«Las que más tenían que perder eran ellas porque mi salto fue con viento ilegal y no suponía nada. Yo sumaba un montón de puntos para Budapest pero ellas habían hecho mínima olímpica para el año que viene y mínima para el Mundial. Entonces creo que es un chasco mucho mayor, pero puedo ser la más indignada porque no es la primera vez que me pasa. No es plato de buen gusto», aseguró Vicente.
«La verdad es que nos exigen la excelencia a nosotros cuando estás en el equipo nacional. Nos exigen la excelencia, que solo quieren llevar al mejor equipo posible cuando ellos no hacen lo mismo. Espero que para las próximas competiciones lo tengan todo en cuenta. No voy a decir que trabajen mejor porque es un error humano, dicen, pero que lo tengan en cuenta».
También en 2021
Vicente ya sufrió un error arbitral en 2021 en Madrid. También en la final de salto de longitud, un juez pasó el rastrillo tras un salto de la atleta al pensar que había sido nulo cuando luego se demostró que era válido. La actuación de Vicente pareció superar los 6,50 metros, pero fue imposible de demostrar y finalmente tuvo que quedarse con el bronce.
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