La Unión Ciclista Internacional arremete contra Pedro Sánchez por los incidentes políticos durante la Vuelta

Los disturbios registrados en Madrid, donde se vivieron momentos de tensión entre manifestantes y cuerpos policiales, motivaron la reacción del máximo ente del ciclismo mundial. La UCI manifestó su profunda preocupación por los actos ocurridos, entre ellos la irrupción de activistas en plena carretera, agresiones simbólicas como el lanzamiento de orina a los corredores, y caídas provocadas que afectaron el normal desarrollo de la carrera, incluso obligando a abandonar a ciclistas como Javier Romo.

Pero lo que más ha encendido las alarmas del organismo fue el aparente respaldo del Gobierno español a los manifestantes. En su declaración, la UCI lamenta que «el presidente del Gobierno español y su equipo hayan respaldado acciones realizadas en el marco de una competición deportiva que pueden obstaculizar su buen desarrollo», haciendo hincapié en que algunos miembros del Ejecutivo llegaron incluso a «expresar su admiración» hacia los manifestantes.

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«La instrumentalización del deporte con fines políticos es inaceptable», aseveró el organismo. En ese sentido, la UCI recordó que el deporte debe mantenerse al margen de conflictos ideológicos y ser «una herramienta al servicio de la paz», en línea con los principios de la Carta Olímpica.

La gravedad de los hechos ha llevado a la institución a plantearse si España está en condiciones de albergar eventos internacionales de gran envergadura. «Este tipo de incidentes pone en tela de juicio la capacidad del país para garantizar la seguridad y el desarrollo de competiciones en un entorno de respeto y neutralidad», advierte el comunicado.

Frente a esta situación, la UCI también aprovechó para felicitar tanto a la organización de La Vuelta como a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado por su actuación ante un escenario complejo. No obstante, insiste en que el compromiso institucional debe ser claro y firme en la defensa de los valores deportivos.

Desde la UCI sostienen, «no puede convertirse en campo de batalla para debates políticos». Instan a que los desacuerdos entre Estados y ciudadanos se tramiten por las vías adecuadas, respetando los espacios de convivencia que ofrece el deporte.