En la trastienda de las casas de apuestas: las mentes que reparten el juego

En España, la apuesta deportiva es relativamente reciente y aún no tenemos la afición que existe en países como Reino Unido. Sin embargo, los españoles nos gastamos 3.026 millones de euros al año en apuestas online, según recoge el último anuario de CeJuego. Pero ¿qué pasa al otro lado?, ¿qué funciones desempeñan las mentes que 'reparten suerte'?

Para empezar, dice Javier Pumar, especializado en el área de Tecnología y colaborador de CeJuego, hay que tener en cuenta que la «gestión del riesgo» varía enormemente según el evento deportivo del que estemos hablando. Es decir, en una semifinal de tercera regional, con un público minoritario, una desviación mínima en las cuotas nunca supondrá -ni para el jugador ni para el operador- una gran pérdida de dinero. En las grandes citas del deporte, la cosa cambia.

Ahí interviene la figura del 'scouter', algo así como un enviado especial a los estadios que «captura los eventos en vivo». Ese es parte del truco para fijar las cuotas: tener lo antes posible la información más precisa para poder proceder a la estimación de probabilidades.

«Las milésimas de segundo que transcurren desde que se mete un gol hasta que el satélite emite la señal pueden suponer pérdidas millonarias». Lo primero es conocer la realidad antes que nadie y, después, llega el momento de aplicar las fórmulas y los algoritmos. Un 'ingrediente secreto' que los profesionales de las casas de apuestas prefieren no desvelar. «Nuestros proveedores nos hacen llegar a través de una consola los precios predefinidos y nuestros 'traders' pueden variar la orientación», cuenta Pumar, que también expresa que aún no utilizan herramientas de inteligencia artificial.

Por supuesto, el modo en el que se cambia la orientación en las cuotas está monitorizado por el regulador estatal (la Dirección General de Ordenación del Juego), que puede hacer saltar las alarmas cuando se detecta alguna incidencia. Por eso en estas salas llenas de monitores dobles también existe un equipo que se dedica a controlar el fraude.

Entre los más comunes está el denominado arbitraje, que consiste en que un jugador «utilizando defectos del mercado de las cuotas en distintos operadores logra hacer una apuesta sin riesgo en la que obtiene un beneficio seguro», cuenta uno de los 'traders' a ABC.

Pero la 'alerta roja' también puede saltar si ha habido un amaño previo del encuentro o si se da un abuso de promociones, que es bastante común: «Por ejemplo, si un mismo jugador abre 57 cuentas a nombre de seis personas buscando aprovechar 57 veces la misma promoción». Sin olvidar la habitual apuesta tardía, en la que el jugador se aprovecha de los posibles retrasos en los resultados.

Una versión 2.0 de lo que los cinéfilos seguro recuerdan de 'El Golpe' (George Roy Hill, 1973), cuando se ganaban apuestas de carreras de caballos sabiendo el ganador.

Son precisamente las carreras de caballos uno de esos deportes que se mantienen todo el año. «Aquí, en las casas de apuestas, trabajamos los 365 días del año, pero el verano es uno de los momentos de mayor bajada del negocio. Los caballos te pueden salvar meses de 'vacas flacas'», relata Luis Miguel Cabeza de Vaca, vicepresidente de CeJuego.

Pumá puntualiza, en cualquier caso, que «la paleta de deportes a los que se puede apostar es cada vez más amplia, aunque el fútbol sigue siendo el que más interés suscita». Aún así, reconoce que las casas de apuestas tratan de adaptarse a las preferencias de los usuarios, incluso a las regionales.

En País Vasco, por ejemplo, se pueden encontrar a pelota o traineras. También explican que en países como México, por contagio con Estados Unidos, triunfan las apuestas de baloncesto.

Allí, en Hispanoamérica, el negocio online está en plena expansión, aunque la mayor parte de los ingresos provienen del juego presencial. Un mundo en auge que ya hace tiempo dejó atrás la pizarra y la tiza para apuntar las cuotas.