El tenis se queda sin cabeza: ¿quién quiere ganar Roland Garros?

Ya el año pasado, la ausencia del balear abrió las puertas a los jóvenes, pero tenía el mando del tenis el serbio y nadie se lo discutió, tres de los cuatro Grand Slams fueron para él, 24 'grandes'. Sin embargo, en este 2024, Roland Garros es una incógnita. A doce días para que comience, nadie asoma como favorito. Muchos son los candidatos, pero todavía más las dudas de quienes copaban hasta hace poco las quinielas.

La esperanzadora vuelta de Nadal sigue sin tener poso de realidad como para pensar en grandes hazañas, aunque se trata de Nadal y solo con su presencia de nuevo en la Philippe Chatrier, con todos los pasos que ha dado para construir una trayectoria única, puede ilusionar a propios y extraños, y achicar las ganas de muchos otros. «Ahora mismo no tengo una decisión tomada. Si tengo que decir lo que siento, digo que estoy más cerca de ir a Roland Garros a darlo todo», fueron las últimas palabras del balear sobre este tema, tras caer en segunda ronda del Masters 1.000 de Roma este sábado ante Hubert Hurkacz.

Con todavía molestias físicas como confesó después, en la pista no le dio el nivel ante el polaco. Y deslizaba el balear en Madrid que no puede ir a su París de cualquier forma, que ha sido un idilio magnífico, con 115 partidos, catorce títulos y solo tres derrotas: «Después de todo lo que he vivido allí, no querer sentirme según de qué manera en una pista que para mí es tan importante». Y eso pasa por tener la «posibilidad de competir realmente, no como en Madrid o en Barcelona». No, no irá solo a saludar. Lo ha demostrado en cada ocasión y así lo saben sus rivales.

Esos que tampoco están en su mejor momento. «Tienen que mejorar mucho las cosas para mí para tener una opción de ganar», concedía Djokovic tras perder en tercera ronda en Roma ante Tabilo (6-2 y 6-3). El número 1 defiende una corona que hubiera sido sorpresa mayúscula no haberla logrado: sin Nadal y con los calambres de Alcaraz en semifinales, no le pudo la presión por ser el claro favorito. Pero en este 2024 suma números impropios de su trayectoria. Sin títulos hasta la fecha, lo que ha ocurrido solo en una ocasión en veinte años de profesión, perdió en semifinales en Australia, en segunda ronda en Indian Wells, en semifinales en Montecarlo y en tercera ronda en Roma, ausente en Miami y en Madrid, y sin que las sensaciones sean mucho mejores que las del balear.

Situación que puede hacer peligrar su atalaya de la ATP, pues defiende los 2.000 puntos de campeón y acecha Jannik Sinner, que solo sumó 45 puntos en 2023. De hecho, el italiano será número 1 virtual en cuanto comience el torneo y el serbio está obligado a llegar a semifinales, al menos, para permanecer en el trono.

Pero son, por números, historia y capacidad, los que saben ponerse el traje de campeones cuando llegan las fechas importantes, y pocas más importantes que esta.

Con las leyendas en su otoño, casi 37 años Djokovic, casi 38 Nadal, se esperaría el alivio de los jóvenes, horizonte despejado tras una hegemonía atroz, y con toda la potencia y la ambición que otorga la recién estrenada década de los veinte. Pero ni siquiera ellos llegan firmes a esta primavera.

Desaparecido en Montecarlo y Barcelona, a trompicones por ese músculo pronador que le impide ejecutar la derecha, su derecha, con confianza como para dar un paso más en París tras las semifinales del año pasado, Carlos Alcaraz apenas ha jugado cuatro partidos en tierra batida. Perdió en octavos ante Andrey Rublev en Madrid, pasó por su casa para celebrar su 21 cumpleaños y volvió a los entrenamientos, primero acondicionamiento físico, y solo desde ayer, raqueta en ristre. Vuelven a ser varios días sin peloteos, como ya pasó cuando decidió no jugar en Barcelona, para priorizar el descanso y la recuperación y no complicar más la lesión. Quiere llegar en plena forma, pero hoy no hay garantías.

Tampoco el tenista más en forma de principio de curso ha mantenido el nivel físico en esta gira. Jannik Sinner, 28 triunfos de 30 partidos, ganó en Australia y en Róterdam y en Miami, pero en tierra batida se quedó a las puertas de la final en Montecarlo (Tsitsipas, campeón) y no disputó la ronda de cuartos en Madrid contra Felix Auger-Aliassime para protegerse la cadera, con molestias por la acumulación de partidos. El italiano ni siquiera saltó al Foro Itálico, frente a su público. «Si no está curado al 100%, tendré que parar más tiempo. Intentaré estar al 100% tan pronto como sea posible, ojalá para intentar jugar en París, Wimbledon y el resto de torneos. Nos tomaremos nuestro tiempo, no habrá prisas», admitía el de San Candido.

Este pasado torneo de Madrid vivió una insólita plaga de lesiones que conllevaron la retirada del citado Sinner, de Jakub Mensik, de Jiri Lehecka y de Daniil Medvedev, que sufrió un pinchazo en su encuentro de octavos, aunque el ruso parece recuperado en esta tierra romana.

El cuatro del mundo ya entra en esa categoría de tenistas aspirantes por todo lo que llevan a las espaldas y, sobre todo, todo lo que ven de despejado el frente. Son conscientes de que Nadal, a pesar de llegar con todas las dudas del mundo, se convierte en otro tenista cuando pisa la Philippe Chatrier. Ya lo hizo en 2022, dolorido y abatido tras caer en segunda ronda en Roma con un pie que lo martirizaba, y acabó mordiendo el decimocuarto título en París tres semanas después. Nadal en París es otra cosa. También conocen a Djokovic y la forma que tiene de revolverse ante las adversidades y mostrar su versión más robótica cuando huele trofeos. Pero quieren su oportunidad. También Stefanos Tsitsipas, campeón en Montecarlo, Andrey Rublev, campeón en Madrid, y por qué no una nueva opción para Casper Ruud, finalista en 2021 y 2023.