Sara Sorribes: «Llevo muy mal que pueda ser el último año de Nadal, es el tenista que más me emociona ver jugar»

-¿Cómo está viviendo este 2024?

-Día a día, porque me hubiese gustado que hubiese empezado un poquito mejor en cuanto a resultados.

-¿Es así como se marca también los objetivos? ¿O por mes o por año?

-Sí, día a día. Muy poquito a poco, porque creo que en este deporte las cosas cambian muy rápido y necesitas tener esa tranquilidad para poder llevarlo de la mejor manera.

-Ahora llega el Mutua Madrid Open, ¿qué le supone este torneo?

-Es un torneo especial para mí. Al final hay muy poquitos torneos en casa. A mí me encanta competir delante de mi gente, de mi familia en el público, que seguro que me apoya un montón. Hay una emoción muy bonita. También lo quieres hacer bien, quieres poder competir muchos días y eso siempre genera un poquito más de presión.

-¿Cuál es su objetivo principal en el día a día?

-Ser capaz de hacer las cosas que tenemos planificadas para cada jornada, ser capaz de entrar a la pista y entrenar al cien por ciento de lo que tenga ese día; que salga un buen trabajo. Y en cuanto a los partidos, ser competitiva. Y creo que eso es lo que en un momento u otro hace que los partidos caigan de tu lado.

-¿Qué es lo que la anima a seguir cuando algo no sale como espera?

-Tengo un muy buen equipo y me ayudan un montón, pero eso forma parte del jugador. Uno necesita autoconvencerse y pedirse tranquilidad. Decirse que no pasa nada, darse todas las oportunidades. Si no piensas si eres bueno o tan bueno es más fácil llevarlo. El fallar es normal, y que no siempre te puede salir todo lo bien que te gustaría.

-¿Pueden llegar las dudas de si una es buena o no si se entra en una mala racha?

-Lógicamente entran dudas, pero creo que son dudas bastante pasajeras. Porque al día siguiente vuelves a ir a entrenar, vuelves a hablar con tu equipo, vuelves a seguir viendo el plan que estaba trazado. Entiendes que en este deporte no salen las cosas como a ti te gustaría todos los días, porque si no siempre saldrían para ti y no saldrían para el otro. Hay que ir con calma. Hay poco tiempo también para tanto para lo bueno como para lo malo.

-Cada semana un torneo, para bien y para mal, ¿cómo se gestiona eso?

-Es un deporte complicado en esa parte. No tienes tiempo para celebrar y tampoco para lamentarte, porque necesitas ponerte a entrenar y si te lamentas más tiempo de la cuenta también lo pagas. Por eso intento llevarlo día a día, no marcarte unas metas supergrandes y unos objetivos difíciles. Así lo puedes llevar con más calma, que es necesaria para trabajar bien.

-¿Con qué se siente satisfecha en cada entrenamiento?

-Lo sientes. No sé cómo lo podría explicar, pero lo sientes cuando sabes que has estado concentrado al cien por cien, o que lo has intentado aunque no haya salido, o que vas en el camino. Eso el tenista lo siente.

-Ha habido algunas situaciones raras para el circuito femenino. ¿Se sienten desatendidas?

-Yo por Nara Seguros (su patrocinador) me siento muy respaldada, pero el circuito necesita seguir evolucionando en un montón de cosas. Y cada uno tira para su lado: el jugador por un lado, la WTA por el otro. Creo que se necesita encontrar un término medio.

-¿Sigue mucho el circuito?

-Sí y está muy igualado, muy bonito y a mí me encanta. Yo soy una fiel seguidora, aunque juegue, pero me encanta. Aunque intento no ver tanto tenis porque en muchos momentos no soy capaz de ver tenis normal. Lo estoy viendo, pero lo estoy analizando, fijándome, pensando en lo mío y creo que la cabeza también necesita desconectar.

-¿Cómo está viviendo el probablemente último año de Nadal?

-Mal, muy mal. Porque me gusta mucho verlo jugar. El otro día mi hermano me decía: «Es la persona que más te emociona ver jugar». Y estoy totalmente de acuerdo. Lo que transmite, cómo lo vive, cómo te lo hace sentir, es algo muy bonito, muy especial. Se le va a echar mucho mucho de menos, así que ojalá pueda acabar el año y ojalá pueda jugar un poquito más.

-¿Cuál es su primer recuerdo de él?

-Ganando Roland Garros ya muy pequeñita. Verlo subido al podio que ponen en París con la copa, ahí, escuchando el himno. Es imposible no aprender de él: la forma de afrontar las cosas, la manera de vivir los partidos, el esfuerzo, el trabajo, la dedicación. Es algo espectacular, unido a todo lo que hace dentro de la pista, que es una maravilla.

-Está habiendo polémica últimamente por el cambio de pelotas, ¿afecta tanto como para lesionar?

-Sí, yo creo que sin duda provoca más lesiones. Yo no he tenido problema de articulaciones, pero, por ejemplo, Pablo Carreño que lleva tanto tiempo parado, entiendo perfectamente que lo lleve mal. Creo que las pelotas deberían ser más parecidas. Hay mucha diferencia entre unas y otras y el cuerpo con tanta repetición y con tanto desgaste lo nota mucho.

-Lesiones ha pasado unas cuantas. ¿Se aprende o es una faena?

-Se aprende mucho, mucho, mucho de las lesiones. Mi lesión del pie del año pasado fue un aprendizaje tremendo. Todavía sigo con esas enseñanzas.

-¿Qué le diría a la Sara que empezó?

-Que disfrute, que pasa muy rápido. Me acuerdo perfectamente del primer año de circuito y ahora llevo un montón. Que es una privilegiada, que viva todas las experiencias, que se las guarde para ella; que lo disfrute muchísimo.

-Si le llegara un supermegacontrato de Arabia...

-No. Porque... no.

-Con un circuito tan hecho, ¿qué son los Juegos Olímpicos para usted?

-Lo máximo. Es incomparable a todo lo demás. Ojalá pueda estar ahí.