Roland Garros
Sabalenka derroca a Swiatek y estrenará final en París ante Coco Gauff
La bielorrusa se hace más fuerte que la cuatro veces campeona, que continúa envuelta en una racha negativa, (7-6 (1), 4-6 y 6-0 en dos horas y 19 minutos) y se jugará el título con la estadounidense, que acaba con el cuento de Boisson (6-1 y 6-2)
Alcaraz y un partido con recado: «Saben que si quieren ganarme tendrán que dar el cien por cien»
Enviada especial a París
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Iniciar sesiónUn partido entre Iga Swiatek y Aryna Sabalenka siempre crea afición y expectativas altísimas de espectáculo. Han rivalizado mucho en los últimos tiempos, primero la polaca como referencia para la bielorrusa, y ahora al revés, después de este año en el que se intercambiaron ... las plazas en el ranking. Y la primera semifinal en Roland Garros no defraudó. Chispas, palomitas y un triunfo final para Sabalenka, que supo aprovechar mejor sus golpes planos y su agresividad, a pesar de los errores, y estrenará final en París. Derroca en dos horas y 19 minutos a la actual campeona, una Swiatek que no acaba de despertar de esta mala racha, sin títulos desde el logrado en esta pista en 2024.
Roland Garros
Semifinal
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«Se siente increíble, pero sé que el trabajo no está hecho», advierte Sabalenka. La bielorrusa llegaba con mucha confianza, y con mucho tenis para intentar alcanzar su primera final en París. Con tres títulos en el curso (Brisbane, Miami y Madrid), y otras tres finales, y un camino hasta esta segunda semifinal de su carrera en la Chatrier estupendo: un 6-1 y 6-0 a Rakhimova; 6-3 y 6-1 a Teichmann; 6-2 y 6-3 a Danilovic; 7-5 y 6-3 a Anisimova y un 7-6 (6) y 6-3 a Zheng. Además, sabía que esta Swiatek no era la poderosa que había sumado cuatro títulos de Roland Garros en los últimos cinco años. Que la polaca no suma un trofeo desde, precisamente, París 2024 y ha tenido que sortear marejadas personales y una sanción por dopaje que también le dejó huella.
Aun así, Sabalenka no se fio, porque Swiatek se transforma en esta pista y así lo demostró cuando empezaron a importar los partidos. Venció 6-3 y 6-3 a Sramkova, apagó a Raducanu por 6-1 y 6-2 y fue ligera en su triunfo ante Cristian (6-2 y 7-5), pero sufrió contra Rybakina (1-6, 6-3 y 7-5) y también con Svitolina (6-1 y 7-6). Aun así, Sabalenka no se fio, y salió como un tropel al inicio del partido para dejar claro a la rival cuántas ganas tenía de triunfar. Y para plantar en la cabeza de Swiatek unas cuantas dudas sobre su propio tenis.
Las dos entraron con respeto, que se conocen mucho y casi todos los partidos han tenido rachas de viento hacia un lado y hacia el otro. Aquí, penúltima ronda de Roland Garros, no fue la excepción, continuos 'breaks' porque era más fácil controlar los nervios al resto que al servicio.
El tenis potentísimo de la bielorrusa, que atiende poco a las especificaciones de la tierra, entró de lleno para desequilibrar la concentración de Swiatek, que se encontró con un 0-3 muy rápido antes de que su cabeza y su mano supieran templar el juego.
Empezó a despertar la polaca y sumó el primer juego con bolas rasas y directas a las esquinas, que desequilibraron durante unos momentos a Sabalenka. A pesar del 1-4, Swiatek se mantuvo firme, respirando profundamente tras cada punto, ojos fijos en la rival y en la pelota, que hay mucho tenis en su mano y esta pista la puede considerar como su casa. Peleó la polaca, se defendió de los atroces ataques de Sabalenka y encontró otro 'break' que le permitió seguir metiendo presión en la número 1.
A la bielorrusa le hizo daño desaprovechar dos bolas para el 5-1 y comenzó a acumular errores por pura potencia, ganas y prisas. Descontrolada porque todo parecía demasiado fácil y ante Swiatek nunca lo es. Ladrillo a ladrillo, la polaca construyó un muro atrás y agrietó la fortaleza de la bielorrusa, desesperada y a gritos consigo misma y su palco cuando cometió la doble falta que permitió a la rival empatar el partido a cuatro.
Sus golpes duros habían perdido efectividad ante una Swiatek que se armó de paciencia y piernas para cambiar de la defensa al ataque con más mordiente y dirección que potencia. Y del 1-4 al 5-4 y la tensión en la mano de Sabalenka, que decidió cambiar el paso y lanzar al centro y al fondo para quitarle tiempo de reacción a Swiatek.
El empeño de la polaca y los errores de la bielorrusa permitieron que ese primer set fuera lo que se presagiaba: una pelea constante entre el querer y el saber hacer y la tensión de una y otra, que derivó en el 'tie break' para alegría de la Chatrier que ya estaba temiendo un partido corto y sin historia. La hubo, y la puso Sabalenka en ese primer parcial porque ajustó la mirilla y la muñeca para volver a imponer su juego directo y plano. En unas sacudidas, un 7-1 para dejar la remontada de Swiatek en un intento fallido.
Sin embargo, pocos encuentros entre ambas han sido de fácil resolución. Swiatek, campeona en 2020, 2022, 2023 y 2024, volvió a envolverse en esa capa de superioridad que la había llevado a ser intratable no hace tanto tiempo y no se le ha olvidado cómo dirigir la pelota hacia donde quiere. Se puso nerviosa Sabalenka ante la subida de nivel de la polaca, que se inspiró en ella misma en esta pista en otros años para sacudir de forma certera y ampliar las distancias para que se hiciera enorme para la bielorrusa.
Afinó con el servicio y enlazó ganadores que despertaron su gen competitivo y con ellos se permitió maniatar a Sabalenka, llena de nervios y fantasmas porque nada salía como quería. Un set para Swiatek y para la grada, más madera en una semifinal que tantas veces ha sido final.
A Swiatek, no obstante, no le aguantó el nivel. La atacó el exceso de perfeccionismo que tanto la han afectado en esta última campaña y comenzó a descentrarse con sus propios miedos. Enfadada con el palco, con la raqueta, consigo misma, descubrió demasiado pronto sus debilidades en el tercer set: inseguridad con el saque y con la derecha, que había hecho lo más difícil pero se vio con los recursos estropeados una vez el partido se puso de cara para ella.
La confianza que tenía cuando lideró el circuito sin inmutarse se volvió en su contra, y aprovechó Sabalenka para ahondar en esas ideas erradas y esas ejecuciones temblorosas para poner un pie y medio más dentro de la pista. En esa posición, sus golpes directos, planos, a puro fuego, todavía hacían más daño a una Swiatek que perdió enseguida la brújula de su propio tenis (42 errores no forzados, por 25 de la rival).
Sin saque, sin restos, sin concentración, sumó y sumó errores mientras Sabalenka volaba y martirizaba con su derecha. Palo hacia un lado, palo hacia el otro, la polaca, líder de los sets ganados por 6-0, se quedó sin respuestas ni energías para sacudirse los fantasmas y a una bielorrusa cada vez más crecida que le dio a probar su propio castigo. Sumó la número 1 un juego tras otro como si no hubiera rival enfrente (empate a 29 ganadores). Tras dos horas y 19 minutos de mirada desafiante, Sabalenka abrió los ojos, los brazos y la sonrisa. El tigre ruge con más fuerza que nunca en la Philippe Chatrier, donde derroca con contundencia a la actual campeona y donde ella se postula como sucesora. Por el momento, primera final en París.
«Gracias por el ambiente porque me habéis hecho sentir increíble. Es la rival más dura, sobre todo en tierra y aquí. Ha sido un partido complejo así que solo puedo sentir orgullo. He podido encontrar mi saque y así ha sido más fácil. No podía ser mucho más perfecto que esto», comentó la bielorrusa a pie de pista, encantada.
Gauff acaba con el cuento de Boisson
Quien no ha tenido ningún temblor ha sido Coco Gauff. La campeona del US Open 2023 no atendió a una Philippe Chatrier convertida en una olla de presión que defendió con cánticos, aplausos, ovaciones y olas a su tenista, una Lois Boisson que firmaba en este Roland Garros un cuento de hadas, y se planta con holgura en la final tras una victoria contundente por 6-1 y 6-2 en 69 minutos.
Roland Garros
Semifinales
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La francesa, 22 años, pulula por el puesto 361 del mundo, y recibió una invitación del torneo para participar en el cuadro principal. Era su primer Grand Slam, su primera vez sin pasar por una ronda de clasificación, y se plantaba en semifinales con una imperturbabilidad pasmosa.
Ya había tenido su oportunidad de debutar en el gran torneo de casa en 2024, pero dos semanas antes se rompió el cruzado y el menisco y pasó por una rehabilitación complicada, ayudada por un entrenamiento de visualización y mucha paciencia.
Para este curso, la revolución, pues suma en París más triunfos en un grande que en cualquier otro torneo profesional de su carrera, pues solo había conseguido una victoria hace unas semanas en Rouen.
Despachó en cuartos a Jessica Pegula y París se encendió en su honor. Mañana de orgullo con banderas y camisetas con la tricolor porque hacía mucho tiempo que no se celebraba una tenista local en la penúltima ronda. Desde Marion Bartoli en 2011.
Pero Coco Gauff termina con el cuento de Boisson con una lección de contundencia y saber estar. Sin inmutarse por el jolgorio y la presión de la grada, la estadounidense ejerce de maestra, de líder, de número 2 del mundo con un tenis certero, agresivo y sin errores. Una puesta en escena impecable camino de la final.
Sin apenas errores (15), ni tampoco excederse en los ganadores (12), el triunfo pasó por la consistencia y la mesura, dejando que los nervios volaran al otro lado de la red, donde Boisson, que se había mostrado infranqueable en las emociones en su camino hasta aquí, se deshizo en mil fallos (33) con toda la Chatrier a sus espaldas.
Fue una roca mental la estadounidense, que confesó después: «Es mi primera vez jugando contra una jugadora francesa. Estaba preparada mentalmente porque sabía que el 99 % estaría con ella. Cuando estabais gritando su nombre, por dentro escuchaba el mío. Tienes que hacer eso para mantenerte en tu burbuja. Pero la energía es increíble y os quiero mucho, de verdad».
Gauff no es novata en la última ronda en París, como sí lo es su rival, Sabalenka. Fue finalista en 2022 y solo pudo frenarla la excelsa por aquel momento Iga Swiatek. Esta vez tendrá a una contrincante que golpea agresiva como ella, y espera derribar por fin ese muro y suceder a Serena Williams como campeona estadounidense en París.
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